Tras la entrada en plena vigencia de la ley que prohíbe la entrega de bolsas plásticas en el comercio, la que desde el pasado 3 de agosto comenzó a regir para las pequeñas y medianas empresas del país, hoy los ojos están puestos en la tramitación del proyecto de ley que regula los envases y productos desechables -o de un solo uso-, que ya fue aprobado en marzo por el Senado y que esta semana debiera iniciar su trámite en la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados, ya que su discusión está puesta en tabla para mañana.
De hecho, ya hay voces que en los últimos días han pedido acelerar su tramitación. “Debemos dejar de producir plásticos de un solo uso cuya lenta degradación provoca un tremendo daño al medioambiente. Le pedimos al gobierno, a la ministra Schmidt y al presidente de la comisión de Medio Ambiente de la Cámara seguir avanzando y darle prioridad al proyecto de ley que elimina los plásticos de un solo uso. El planeta no puede seguir esperando”, planteó la semana pasada la diputada RD Catalina Pérez.
Actualmente existe consenso en diversos actores del sector en que en el Senado se logró avanzar en un “buen proyecto” desde el punto de vista técnico, que se lograron superar indicaciones que se consideraban erróneas -como la prohibición de botellas plásticas PET, ya reguladas en la Ley REP y un plástico fundamental para dar tracción a toda la cadena de reciclaje –, y que la idea no es introducirle mayores cambios de fondo. Lo que no implica que no existan iniciativas de mejora, o de alguna mayor claridad.
Desde el Ejecutivo, afirman que hay coincidencia en el mundo parlamentario sobre la urgencia de avanzar en materia de plásticos de un solo uso, sin perjuicio de que habrá espacio para estudiar perfeccionamientos a la iniciativa en la comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados. “Creemos que la estructura del proyecto aprobado por unanimidad en el Senado es sólido y esperamos una recepción positiva por parte de los diputados. De todas formas, tenemos la disposición de hacer ajustes que permitan mejorar el proyecto de ley”, afirman por ahora desde el Ministerio del Medio Ambiente, sin profundizar aún en eventuales indicaciones de gobierno.
Hasta ahora, la titular de dicha cartera, Carolina Schmidt, solo ha adelantado que, en el actual escenario de pandemia por Covid-19, “estamos conversando con los parlamentarios para añadir una cláusula de excepción temporal que permita establecer excepciones especificas en periodos de cuarentena sanitaria o un estado de excepción constitucional por calamidad pública, que signifique grave riesgo para la salud o vida de los habitantes”, según señaló en abril tras una serie de acciones que comenzaron a frenar el avance de la regulación de plásticos a nivel global frente al avance de la pandemia.
Hoy distintos actores del sistema están preparando documentos con posibles indicaciones para ser enviadas tanto al Ejecutivo como a la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara, con el objeto de exponer sus propuestas a los parlamentarios para que sus planteamientos sean incorporados en las futuras indicaciones. Y, en general, lo que buscan es generar mejoras y aclarar aquellos espacios donde hoy se considera que existen vacíos o inconsistencias.
Afinar definición de plástico y de “plástico certificado”
En términos generales, el proyecto aprobado por el Senado establece la obligación de incorporar un 25% de material reciclado en las botellas plásticas en 2025, y un 50% para el año 2030, una exigencia mayor incluso a la fijada por la Unión Europea el año pasado. De hecho, apunta a llegar a un 70% en 2050. Además, obliga al gran comercio a tener entre sus productos envases retornables, lo que regirá incluso al comercio electrónico como Cornershop y aplicaciones de delivery. Prohíbe la entrega de todo tipo de envases de un solo uso que no sean reciclables en los establecimientos que vendan alimentos, y establece además la figura de “acción popular” en su fiscalización. Es decir, cualquier ciudadano podrá denunciar una infracción a la ley para ayudar a exigir su cumplimiento.
Pero aún existen algunas dudas respecto de definiciones más específicas. Una de ellas tiene que ver con la definición de plástico. Según el proyecto de ley aprobado, “se entenderá que un producto es de plástico cuando esté compuesto, en forma total o parcial, por este material”. ¿Cuál es el alcance de esta definición? ¿Si un envase de vidrio tiene una tapa plástica, o una etiqueta de plástico, entonces se considera un producto de plástico?, se preguntan algunos actores.