A cuatro años de la promulgación de la Ley de Reciclaje, conocida como Ley REP, la que aún se encuentra en plena implementación para incrementar las tasas de reciclaje de un 4% actual a cerca de un 60% -en el caso de productos de consumo masivo, como envases y embalajes- la discusión, y la regulación, no se han detenido ahí. Hoy el foco no es el reciclaje, sino la economía circular y, en lo específico, la regulación de los plásticos, que en los últimos años se posicionó con fuerza en la discusión ambiental a nivel global principalmente por la extendida contaminación de los océanos por este material.
Según un estudio de la Fundación Ellen MacArthur, a nivel mundial se producen cada año 78 millones de toneladas de plástico, de las cuales sólo un 2% se vuelve a incorporar en los mismos productos, y otro 8% se recicla en un producto diferente. Esto implica que el 90% restante del material se pierde, ya sea porque llega al medio ambiente, a un relleno sanitario o a una planta de incineración.
En Chile, según las últimas cifras entregadas este año por la Asociación de Industriales del Plástico (Asipla), cada año se consumen en Chile 990 mil toneladas de resinas plásticas, pero sólo se reciclan 83.679 toneladas. Es decir, solo el 8,5% del consumo anual del país, y gran parte de ello corresponde a la industria, ya que a nivel domiciliario solo se recicla un 1,4% de los plásticos que se consumen.
El problema es: ¿cómo regular un material que es imprescindible para la vida moderna? El principal problema, dicen los expertos, no es el plástico en sí mismo, sino el mal uso que le damos. Y en esa línea, según la misma Fundación Ellen MacArthur, hoy la solución pasa por reciclar el 50% de este material, reusar otro 20%, y el 30% restante debe -definitivamente- repensarse ya que se trata de plásticos que no son reciclables ni reutilizables.
Allí es donde se centra la discusión global, y que en Chile ya empieza a concertar algunas iniciativas como la ley que prohíbe la entrega de bolsas plásticas en el comercio, el Pacto Chileno de los Plásticos, o la Hoja de Ruta para la Economía Circular, entre otros. Pero el principal aspecto normativo está centrado hoy en la regulación de los plásticos de un solo uso, tanto en Chile como en el mundo. ¿Cómo se está enfrentando este desafío?
La materialidad no es determinante
Hoy es la Unión Europea la que está llevando la delantera en esta materia, y que al mismo tiempo está marcando una ruta para el resto de los países. Y una de las primeras definiciones es que la regulación no está determinada por la materialidad en sí -no se trata de qué o cuánto plástico tiene un producto- sino que por el impacto que estos tienen en la naturaleza. Es decir, no se busca prohibir todos los plásticos de un solo uso, sino regular los más problemáticos.
Para ello, la base es un estudio realizado por la Unión Europea que muestra cuáles son los diez principales productos encontrados en 276 playas de 17 estados europeos, y 4 mares regionales, durante 2016, que representan un 86% de todos los artículos plásticos de un solo uso encontrados en las costas, y cerca de la mitad de la basura marina.