Plásticos desechables certificados e inclusión de botellas PET: las dudas sobre el proyecto de ley que prohíbe los plásticos de un solo uso
Hoy se termina el período de indicaciones para ingresar modificaciones al proyecto de ley en trámite en el Senado, que busca prohibir los plásticos desechables. En el caso de las botellas, la industria, el gobierno y expertos coinciden en que es inconveniente incorporar allí un tipo de plástico que está bien abordado por la Ley REP y que es un componente fundamental de las cadenas de reciclaje. Respecto de la creación de una normativa para “plásticos desechables certificados”, afirman que no es una categoría hoy existente en el mundo, y es mejor avanzar por la alternativa ya probada de lo compostable. El presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Senado, Guido Girardi, afirma que el objetivo es presentar la ley para la COP25, y propone que un comité científico aborde los temas donde no hay consenso.
Periodista
La regulación de los plásticos ha sido una de las principales discusiones ambientales de los últimos años en Chile, impulsada por el impacto que el uso irresponsable de este material genera en el medio ambiente, las metas de reciclaje establecidas en una Ley REP que comienza a tomar forma en el país, el auge de la economía circular y el catalizador de estas temáticas en que se ha transformado la COP25. A la regulación de las bolsas plásticas se suma ahora un proyecto de ley que busca prohibir los plásticos de un solo uso, actualmente en trámite en la Comisión de Medio Ambiente del Senado.
Para el senador Guido Girardi, quien preside la Comisión de Medio Ambiente, si bien Chile ya tiene avances en la regulación de los plásticos, el objetivo de este proyecto es “Ir más allá”, con la idea de ir progresivamente eliminando todos los plásticos que se considera que tienen efectos negativos sobre los ecosistemas.
“Por lo tanto -agrega- en esta iniciativa se busca eliminar los plásticos que se usan para bombillas, para platos, envases de algunos alimentos, que tienen alternativas y opciones y que incluso pueden ser reemplazados por fibras vegetales o símiles de plásticos que se hacen con desechos vegetales, y colaborar a disminuir uno de los problemas que tenemos, que es el uso del plástico y su impacto en los ecosistemas, principalmente marinos”.
El proyecto actualmente en trámite recoge seis mociones parlamentarias previas que avanzaban en la misma línea en el Congreso, y que fueron refundidos en un solo texto que tiene como base principal una propuesta presentada por las ong’s Oceana y Plastics Ocean -junto a un grupo de parlamentarios de distintas bancadas- en mayo pasado, respecto del cual hoy vence el plazo para formular indicaciones.
Tras esto, el objetivo del senador Girardi, afirma, es ponerlo en tabla la próxima semana para iniciar su tramitación, y que se transforme en ley antes de fin de año. “La idea es que haya indicaciones, justamente para que se puedan ir perfeccionando las iniciativas que se están proponiendo, y la idea que tengo es que ojalá pudiéramos tener este año -en el contexto de la COP25- una nueva ley que sea un avance y una profundización de la anterior en términos de regulación de plásticos”, señala.
De acuerdo a lo señalado por la industria y por el gobierno, estas indicaciones irán enfocadas en dos aspectos principales contenidos en el proyecto en trámite, y que ya han levantado algunas críticas. Una de ellas es la incorporación de las botellas plásticas de 500 cc (medio litro) o menos en la prohibición, y la incorporación de una figura nueva denominada “certificación de plásticos desechables”.
El proyecto de ley establece que “la entrega de productos regulados de plástico desechable estará permitida cuando éstos cuenten con un certificado otorgado por la autoridad competente, el que deberá ser exhibido en el producto regulado”. Entre las características que debiera cumplir para esta certificación, agrega el proyecto, es que sea de origen renovable, que pueda degradarse en condiciones naturales, y que no tenga residuos tóxicos. El problema, dicen expertos, la industria y el Ministerio del Medio Ambiente, es que esta certificación de “plásticos desechables” no existe en otra parte del mundo.
“A juicio nuestro, las botellas tienen ya un camino muy pavimentado por el lado de la REP, y por lo tanto no tiene mucho sentido ir por un camino paralelo que la complica (…) No vemos como positivo que estemos metiéndonos en uno de los productos que tiene mayor nivel de éxito a nivel internacional en los esquemas REP”
Apoyo, pero con reparos
Guillermo González, jefe de la Oficina de Economía Circular del MInisterio del Medio Ambiente, reconoce que al gobierno el proyecto de ley le genera ruido. “Nos genera ruido no el proyecto en sí, sino específicamente por cómo interactúa con la Ley REP. El proyecto lo vemos con buenos ojos, en el sentido de que hay algunos materiales ahí incorporados que no están en la REP, porque no son envases. E incluso hay algunos materiales que, siendo envases, la REP es poco lo que va a poder apretar en los primeros años, porque cuando estemos regulando plásticos vamos a ir a recolectar los que estén más limpios, y en estos materiales hay muchos que por el uso se contaminan con residuos orgánicos, con aceites, y por lo tanto su reciclabilidad disminuye de forma importante”, dice González.
Lo que sí genera complicaciones, agrega, es que incluye en la prohibición envases que sí van a tener una muy buena solución en el marco de la Ley REP, como las botellas desechables, “y ahí, cuando entra a colisionar con la ley, creemos que es bien complejo”.
Por ello, adelanta que esta será una de las indicaciones que va a presentar el gobierno, ya que “a juicio nuestro, las botellas tienen ya un camino muy pavimentado por el lado de la REP, y por lo tanto no tiene mucho sentido ir por un camino paralelo que la complica. Necesitamos hacer esto lo más simple posible, así como le estamos haciendo simple el reciclaje a las personas a través de la recolección puerta a puerta, tenemos que dar señales muy simples de que la botella va acá y tiene esta lógica. En ese sentido, no vemos como positivo que estemos metiéndonos en uno de los productos que tiene mayor nivel de éxito a nivel internacional en los esquemas REP”, dice González.
Una visión que es apoyada por Verónica De La Cerda, gerenta general de TriCiclos. “Desde nuestra visión, que es bastante técnica pero acompañada de la realidad no solo en Chile sino también en otros países, siempre abrazamos iniciativas que vayan a efectivamente incentivar una economía circular, pero es sumamente importante entender la coherencia de estas políticas en un contexto donde también hay otras iniciativas”, afirma.
En esa línea, comparte que las botellas desechables PET ya están siendo reguladas por otras normas, por lo que es mejor dejar actuar una nueva ley que regule los plásticos de un solo uso allí donde efectivamente puede generar un impacto, entre ello lo que no está siendo abordado por la REP. “Pero una botella de un tipo de plástico que hoy tiene las más altas tasas de reciclaje, la verdad es que no me parece que sea el camino correcto, sobre todo porque se puede crear un incentivo perverso al uso de otros materiales menos sustentables. Ahí es donde es súper relevante hacer la reflexión”, afirma.
Además, agrega, “siempre hay que considerar lo efectos colaterales que tienen algunas políticas que pueden estar regulando ciertas cosas con una causa ambiental atrás, pero pueden terminar generando incentivos a otro tipo de materiales o productos que pueden ser peores en el medio ambiente”.
“Vemos que incluir elementos como vasos y botellas PET (y sus tapas de polietileno y polipropileno) en este proyecto de ley perjudica enormemente la promoción del reciclaje, su consolidación como mercado y la correcta transición a una economía circular en el país”
Para la industria del plástico, las cifras avalan esta posición. Según cifras de la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (Asipla), en Chile el PET reciclado -rPET- es ampliamente utilizado en la fabricación de nuevos envases, pero sin embargo las cerca de 8.000 toneladas que se reciclan anualmente en el país de este material no alcanzan para abastecer el consumo interno. Debido a ello, en 2018 se importaron al país más de 4.000 toneladas de botellas usadas y 6.000 toneladas de flakes de rPET, por lo que el campo para un mayor impulso del reciclaje de este material en Chile es amplio.
“Vemos que incluir elementos como vasos y botellas PET (y sus tapas de polietileno y polipropileno) en este proyecto de ley perjudica enormemente la promoción del reciclaje, su consolidación como mercado y la correcta transición a una economía circular en el país, ya que, de acuerdo con el Estudio de Reciclaje de los Plásticos en Chile, este producto constituye el 55% del plástico que se recicla en los hogares en nuestro país”, dice Magdalena Balcells, gerenta general de Asipla.
Las dudas con el “plástico desechable certificado”
Esta definición, contenida en el proyecto de ley, es otro de los aspectos que ha encendido las alarmas. “Ese es el otro reparo más sustantivo que tenemos”, dice Guillermo González, jefe de la Oficina de Economía Circular del Ministerio del Medio Ambiente. “Esos plásticos, con las definiciones que están planteadas en el proyecto actual, no existen en ninguna parte del mundo. Entonces, nosotros planteamos que si vamos a ir a una esquema de certificación tenemos que hacerlo por un camino un poco más transitado, que tiene que ver con lo compostable”.
“El tipo de características planteadas en el proyecto, que dice que se tiene que desintegrar en agua fría, de lo que nosotros conocemos no existe en ninguna parte del mundo y sería muy complejo avanzar en una dirección donde técnicamente hay muchas dudas respecto de soluciones que se han presentado, y por lo tanto tenemos que ir a soluciones mucho más probadas. En lo compostable ya hay una norma”, agrega.
Al respecto, Verónica De La Cerda, de TriCiclos, plantea que si bien desconoce los detalles de esa potencial certificación, “es verdad que a nivel internacional se está caminando a una certificación de lo que efectivamente es compostable o degradable en condiciones apropiadas y en un tiempo razonable, y por lo tanto deberíamos incorporar ese tipo de experiencias. Por un lado tienes la reciclabilidad, por otro la compostabilidad, y después va a haber un sinnúmero de otros envases que no van a quedar en ninguno de esos dos. A lo mejor no hace falta crear una tercera certificación”.
“A partir de que hay o puede haber puntos de vista que no son consensuales y donde hay distintas visiones, mi idea es constituir un pequeño comité científico con las universidades para resolver con un criterio más bien técnico que político estos temas que se están planteando”
Desde Asipla explican que existen diversas fuentes a partir de las cuales se pueden producir las resinas plásticas, como petróleo, gas y caña de azúcar, entre otras. Cuando se produce a partir de alguna materia prima renovable, como la caña de azúcar o almidón de maíz, se le llama bioplástico, pero algunos de ellos también pueden tardar cientos de años en degradarse en condiciones naturales.
Otra alternativa que ya existe, agregan, son los plásticos compostables, que independiente de su origen -fósil o renovable-, el producto final es un plástico que efectivamente puede ser compostado en condiciones industriales, y son una alternativa coherente con la política de Desechos Orgánicos del Ministerio de Medio Ambiente, que apunta a reducir a un 10% la basura que va a los rellenos sanitarios para el año 2040.
“Los plásticos compostables ya existen- dice Magdalena Balcells-, tienen una creciente demanda a nivel mundial y cuentan con certificaciones europeas y norteamericanas homologadas en Chile, por lo que nuestra recomendación es referirse en este proyecto de ley a plásticos compostables certificados, en lugar de plásticos desechables certificados que no responde a una definición precisa conocida”.
Lo principal respecto del proyecto de ley, dice la gerenta general de Asipla, es que se requiere hacer un análisis profundo y técnico respecto de las prohibiciones, y resguardar que una solución aislada no vaya a generar un problema ambiental mayor.
“En este sentido -agrega-, es relevante considerar que una migración a otras materialidades puede solucionar el problema de la contaminación por residuos plásticos en el corto plazo, pero en el mediano y largo plazo estamos generando más gases de efecto invernadero y acelerando aún más el problema del calentamiento global”.
Respecto de estas preocupaciones, el senador Girardi afirma que ese es el objetivo de las indicaciones, y que “la idea es, a partir de que hay o puede haber puntos de vista que no son consensuales y donde hay distintas visiones, como presidente de la Comisión del Futuro -que está vinculada a la ciencia- mi idea es constituir un pequeño comité científico con las universidades para resolver con un criterio más bien técnico que político estos temas que se están planteando”.
La creación de este comité, agrega, la propondrá la próxima semana cuando el proyecto se ponga en tabla en la Comisión de Medio Ambiente, siempre con el objetivo de que el proyecto de ley salga este año. Y para ello, no descarta solicitarle al gobierno que le ponga urgencia. “El gobierno y el Presidente Piñera han señalado que tienen interés en estos proyectos, así que lo importante es construir un acuerdo con el mundo científico respecto de estas definiciones que necesitamos tomar”, afirma.