El impacto que el coronavirus está causando a nivel global, con un pronóstico aún incierto mientras todos los esfuerzos de los países se vuelcan al control de la pandemia, tuvo un efecto colateral: la acción climática pareció, de pronto, tambalearse ante el cambio de escenario y la necesidad de redestinar financiamiento a la emergencia más inmediata. Pero la semana pasada, el Diálogo Climático de Petersberg, la tradicional cumbre que se realiza en Alemania para fijar las directrices de la próxima COP -y la primera cumbre climática de cada año- volvió a marcar la ruta de la ambición.
Liderados por el secretario general de la ONU António Guterres y la canciller alemana Ángela Merkel, 30 ministros de Medio Ambiente se reunieron en una conferencia virtual de dos días para impulsar la agenda climática, entre ellos la ministra del Medio Ambiente de Chile y presidenta de la COP25, Carolina Schmidt. El mensaje fue claro: no se puede permitir dejar la lucha contra el cambio climático. La creencia común fue que este no se detiene por la crisis del Covid-19, que la caída actual de las emisiones no es sostenible y que las futuras vías de emisiones se verán influenciadas en gran medida por las decisiones que se tomen ahora.
En ese sentido, los lineamientos que surgieron de esta cumbre fueron claros. En primer lugar, los planes de recuperación económica post crisis del coronavirus deben alinearse con el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Las inversiones realizadas ahora deben allanar el camino hacia economías climáticas neutrales y resilientes, afirmaron, y al mismo tiempo abordar la dimensión social de la crisis mediante la promoción de empleos verdes de calidad. El apoyo a las empresas debería permitirles hacer una transición justa hacia la neutralidad climática.
En segundo término, se planteó que el multilateralismo, la cooperación internacional y el apoyo a los países en desarrollo son más necesarios que nunca. Para que la recuperación sea exitosa, debe suceder en todo el mundo.
Finalmente, se determinó que la presentación de NDC mejoradas por parte de los países, así como las estrategias de largo plazo bajo las metas del Acuerdo de París, no deben posponerse pese a que la próxima COP26 fue postergada para 2021 ante la emergencia sanitaria global. “Será una tarea central de los ministros del clima conectar efectivamente los procesos para permitir una recuperación limpia, resiliente y justa con el desarrollo de NDC mejorados y estrategias de largo plazo ambiciosas”, plantearon los participantes.
“Los llamados de la comunidad climática internacional han sido claros en las últimas semanas: a pesar de la crisis de salud, la acción climática debe continuar a todos los niveles”, dijo la ministra Schmidt, y llamó a los países a presentar NDCs más ambiciosas asegurando que estas “no deben verse como una distracción innecesaria de la crisis de salud. De hecho, pueden ser parte de la solución: las NDC y las estrategias a largo plazo pueden ser el plan para diseñar estrategias de recuperación que estén alineadas con las altas reducciones de emisiones”.