Corfo potencia sus ejes de acción en 2020 a pesar de la pandemia y proyecta un 2021 con nuevos desafíos
En un año marcado por la expansión mundial del covid, la Unidad de Innovación Sostenible de Corfo logró aumentar el apoyo a proyectos de carácter sostenible y particularmente inspirados en economía circular. En otros ejes, esta área de la institución logró consolidar la formación de capacidades y la activación de ecosistemas. Pensando en 2021, Corfo pretende robustecer un diagrama para alinear los proyectos respaldados al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU, e incrementar el porcentaje de iniciativas lideradas por mujeres en el conteo total. A 2022, al menos, la Gerencia de Innovación de Corfo pretende que la mitad de los proyectos adjudicados sean sostenibles.
“En medio del caos también hay oportunidad”, es una expresión publicada en el texto “El arte de la guerra” del estratega militar, pensador y filósofo chino Sun Tzu. Es la frase que escogió la directora de Innovación Sostenible de Corfo, Carolina González, para cerrar su presentación en el seminario “Emprendimiento y resiliencia en tiempos de pandemia”, organizado por País Circular.
Según González, estas palabras sintetizan lo que implicó la pandemia para muchos emprendedores apoyados por Corfo. Es decir, ser capaces de adecuarse al contexto adverso que les tocó afrontar y planificar nuevas soluciones para reinventarse para salir adelante. En el seno de Corfo también se truncó la planificación, pero aun así logró cumplir buena parte de los objetivos trazados en este complejo año marcado por el coronavirus.
“Estamos en una situación bastante difícil, los emprendedores estuvieron muy afectados, no me cabe duda. Para nosotros también fue muy duro, pero logramos hacer bastantes cosas”, dijo Carolina González, directora de la Unidad de Innovación Sostenible de Corfo, perteneciente a la Gerencia de Innovación, cuya meta es fomentar proyectos con innovación, valor agregado y con la sostenibilidad como parte constitutiva de sus lineamientos.
Desde su creación en 2018, expuso González, la Unidad de Innovación Sostenible adjudicó 1.703 proyectos, de los cuales el 45% son sostenibles. En tanto, el 18 por ciento del portafolio de iniciativas respaldadas por la Unidad tienen que ver específicamente con economía circular (134 proyectos), por un monto de 4.629 millones de pesos. En particular, en el año pandémico 2020, fueron adjudicados alrededor de 23 proyectos de economía circular, particularmente en ecodiseño. “Todavía estamos bajitos, pero estamos contentos porque son proyectos de alto impacto”, sostuvo la autoridad.
En conjunto con esa temática de subsidios con foco en sostenibilidad implementado por la Unidad, los otros ejes sobre los cuales trabajó este 2020 fueron: formación de capacidades y activación de ecosistema. Gran parte de las actividades vinculadas a ambos ejes habían sido planificadas de forma presencial, desde luego, pero la pandemia obviamente cambió el rumbo de la historia.
Sin embargo, el eje de formación de capacidades logró funcionar y los números fueron más que óptimos: 2.235 asistentes, 180 empresas certificadas y 490 empresas capacitadas en temáticas de economía circular. “Esto fue muy importante porque hay muchos emprendedores que aún no entienden que la economía circular no es economía del reciclaje”, especificó González.
Del mismo modo, el eje sobre activación de ecosistema puso énfasis en las rondas de negocios organizadas por Corfo. Durante el 2020 se realizaron tres rondas de negocios (mayo, junio y septiembre), realizadas de forma telemática, lo que les permitió tener mayor cobertura a nivel nacional: participaron 2.133 empresas, 2.545 citas concertadas y 27 webinars de contenido. En enero habrá una cuarta ronda de negocios dirigida a mujeres emprendedoras.
“Muchas postulaciones se caen porque las empresas no saben medir sus impactos ambientales y sociales. Vamos a poner mucho hincapié ahí. Y seguiremos con la formación de capacidades y buscando nuevas fuentes de financiamiento, porque Corfo no es solo un banco, sino apoyo a través de la vinculación”.
Los desafíos: 50% de proyectos sostenibles
En lo que respecta a datos de la Gerencia de Innovación, González dio a conocer que entre 2010 y 2020 un 35,2 por ciento de los proyectos fueron sostenibles (2.512 iniciativas, cuyo monto es equivalente a 173.017 millones de pesos. Esta cifra es un parámetro que se busca superar de aquí al año 2022: la meta es que el 50 por ciento de los proyectos aprobados por la Gerencia sean sostenibles.
El otro desafío para Corfo en los años venideros es aumentar significativamente la participación de proyectos liderados por mujeres. En ese mismo período de tiempo 2010-2020, la cifra de participación de iniciativas conducidas por emprendedoras fue de un 27,9 por ciento, equivalente a 210 millones de pesos otorgados. “Hacemos un llamado a todas las mujeres a seguir innovando e incrementar el porcentaje”, invitó Carolina González.
Otro elemento disruptivo, según la directora de la Unidad de Innovación Sostenible de Corfo, es la creación de un diagrama en que se verifica cómo los proyectos adjudicados responden a cada uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. “En esta maqueta buscamos incorporar no solo la sostenibilidad desde la perspectiva del triple impacto social, ambiental y económico, sino de conocer cómo nuestros proyectos, por ejemplo, aportan al ODS 9 relativo a innovación”, explicó la funcionaria.
Asimismo, el año 2021 esta área de Corfo lanzará dos llamados más de proyectos con foco sostenible, en los que se enfatiarán aquellas iniciativas inspiradas en economía circular, pues “creemos que es un tema súper relevante para el país, es el modelo de negocios que tienen que adaptar las empresas, porque es un modelo resiliente”. Ahí habrá un cambio importante en la medición de métrica de impactos de las empresas. “Muchas postulaciones se caen porque las empresas no saben medir sus impactos ambientales y sociales. Vamos a poner mucho hincapié ahí. Y seguiremos con la formación de capacidades y buscando nuevas fuentes de financiamiento, porque Corfo no es solo un banco, sino apoyo a través de la vinculación”, agrega.
La colaboración salvará a los emprendimientos
En el seminario organizado por País Circular también hubo espacio para panelistas emprendedores y emprendedoras, dos de los cuales han sido apoyados por Corfo y coincidentemente provienen del norte de Chile: Franklin Zepeda (mentor de EcoFibra Chile y Bio-Pedic) y Daniela Vergara (creadora de Recybatt). Los otros emprendedores invitados fueron Jordi Constans (PolyNatural) y Sebastián Godoy (Don Pallets).
Todos, sin embargo, tienen un denominador común: han debido adecuarse al contexto de la pandemia y reinventarse. Por eso la frase expuesta por Carolina González, acerca de la oportunidad detrás del caos, les hizo tanto sentido.
Por el lado de Franklin Zepeda, emprendedor iquiqueño, al menos pudo visualizar, “gracias” a la pandemia, la posibilidad de hacer paneles SIP para su emprendimiento EcoFibra, consistente en hacer reciclaje textil para construir paneles. Al margen de vincularlo con la resiliencia -en tanto capacidad para transformarse, innovar y adaptarse al contexto adverso-, también lo asoció al concepto “serendipia”, es decir, un hallazgo afortunado cuando se persigue otra cosa.
En lo que respecta a datos de la Gerencia de Innovación, González dio a conocer que entre 2010 y 2020 un 35,2 por ciento de los proyectos fueron sostenibles (2.512 iniciativas, cuyo monto es equivalente a 173.017 millones de pesos. Esta cifra es un parámetro que se busca superar de aquí al año 2022: la meta es que el 50 por ciento de los proyectos aprobados por la Gerencia sean sostenibles.
“Es la habilidad para encontrar nuevas alternativas al azar. Sin querer, tuvimos que descubrir otros proyectos, otras innovaciones. Se nos cayeron muchos negocios. En EcoFibra se nos cayó la compra de una máquina que hacía los paneles por sí solos, pero no ha llegado. Tuvimos que innovar. Nos surgió la idea de hacer paneles SIP, con la fibra reciclada con la ropa usada. De un problema vimos una oportunidad. En el caso de Bio-Pedic, recuperamos las bolsas reutilizables del supermercado para hacer prótesis y órtesis, pero nos dimos cuenta de que esas bolsas podían venir contaminadas con el coronavirus. Eso nos dio la posibilidad de, sin querer, hacer prótesis y órtesis de telas con nanopartículas de cobre”, contó Franklin Zepeda.
En el caso de Daniela Vergara, si bien reconoce el 2020 como un año extraño en circunstancias de la pandemia, también le sirvió para innovar en Recybatt, su emprendimiento de reciclaje de pilas alcalinas, a través del cual recupera el manganeso y el zinc presente en esos artefactos.
Con la suspensión de clases producto de la pandemia, Vergara se quedó sin una de sus principales fuentes de abastecimiento de pilas: los colegios. A esto se sumó el cierre de los puntos limpios y verdes de Copiapó, la ciudad donde se concentra su emprendimiento. De manera que, en el entendido de que debía darle un vuelco a la situación, comenzó a hacer talleres de educación ambiental online dirigidos a las comunidades.
“La educación ambiental es la piedra angular de nuestro trabajo. No puedo pensar en habilitar puntos verdes para que dejen pilas si no he sido capaz de generar cultura ambiental en la comunidad. Esto es previo a la instalación de la infraestructura”, comentó Daniela Vergara. En esa misma línea, Recybatt loró consolidar algunas alianzas con municipios, además de fortalecer los acuerdos que ya tenía con Conaf para ocupar las pilas que se usan en las cámaras trampa en los parques nacionales de la Región de Atacama administrados por el organismo, con la vista en el futuro de la totalidad de los parques. Para ella, “lo que ha enseñado la pandemia es la colaboración”.
Por su parte, Jordi Constans, de PolyNatural, indicó que la gran moraleja que ha dejado instalada la pandemia del coronavirus es que el impacto que tienen las organizaciones dejó de ser algo opcional o declarativo y, en cambio, es obligatorio. CEO de esta empresa que procura extender la vida útil de las frutas a través de un recubrimiento natural, la economía circular “tiene que ser algo que forme parte de las conductas de las personas que trabajan en la organización. Si no, pasa a ser un tema panfletario. No es solo la declaración para poder ganarte el fondo: si la organización no funciona con esta mirada, va a hacer agua y morirán más temprano que tarde”.
Al mismo tiempo, Constans preguntó si la propuesta circular sobre los emprendimientos obliga a mirar fuera de la interna para ver quiénes son las empresas que los subsidian. “Es bueno preguntarse si un proyecto circular necesita ser subsidiado por economías extractivas. Al final las grandes empresas están comprando nuestras ideas”, sugirió.
Por último, Sebastián Godoy, de Don Pallets, señaló que el pandémico 2020 “cambió las prioridades de todos”. Pero, del mismo modo, dice él, “es necesario morir para volver a nacer”. En particular él -cuyo negocio principal era la reutilización y reciclaje de pallets para eventos- vivió un terremoto particular cuando, de pronto, se suspendió la COP y luego Lollapalooza y toda clase de eventos masivos. De manera que tuvo que reinventarse y así llegó a focalizarse en los puntos limpios con pallets reciclados orientados a grandes empresas.
“Yo siempre pensé que iban a venir unas termitas marcianas y se iban a comer todos los pallets. No llegaron las termitas, pero sí el covid”, dijo entre risas Godoy, para quien la colaboración es clave para que los emprendimientos puedan sobrevivir a los efectos de la pandemia: “La economía circular es algo que siempre existió, solo que no lo habíamos visto. Lo vemos en los animales donde existe una simbiosis total. Yo veo a los peces, a los pájaros, y es un concepto natural. Cada uno depende del otro, se complementan. Nadie se puede preciar de ser el primero en economía circular”.