Emprendedor iquiqueño se alista para entrar al mercado de las prótesis para animales en Estados Unidos
Franklin Zepeda, fundador de Bio-Pedic Recycling, recibió un llamado de un inversionista chileno residente en California para adaptar sus conocidas protésis para adultos y niños a mascotas. La idea, en un futuro cercano, es montar una planta en el país del norte para empezar a fabricar masivamente estos implementos, cuya materialidad será a partir de bolsas reutilizables de comida de animales. “También estarían a la venta a un valor mucho menor que una prótesis tradicional”, explica Zepeda.
Sin la experiencia de tener a su hija en la Teletón durante seis años, probablemente Franklin Zepeda jamás se hubiera planteado la idea de emprender en el tema de la rehabilitación. Paralelamente este microempresario iquiqueño acumulaba en su casa muchas bolsas reutilizables, típicas de supermercado, y se preguntaba qué hacer con ellas.
Al atar esos dos cabos sueltos, Zepeda barajó la posibilidad de fabricar prótesis y órtesis a partir del descarte de bolsas de polipropileno o TNT que se apiñan en las casas. “Me di cuenta de que las bolsas eran del mismo material que los sacos harineros. Cuando supe cómo fabricaban las órtesis y las prótesis me di cuenta de que eran de fibra de vidrio. Ésta tenía la misma textura que las bolsas. Así, empecé a trabajar en un piloto desde el año pasado”, dice Zepeda, ingeniero comercial con diplomado en Economía Circular en la Universidad de Cataluña y especialización en Moda Sustentable en la Universidad de Copenhague.
El paso por la Teletón de su hija le dejó muchas enseñanzas a Franklin, quien pudo conocer a los ortesistas de la institución y les planteó su proyecto. Allí advirtió que sus prototipos eran funcionales por la dureza del material entregada por la resina, lo que puede reemplazar a la fibra de vidrio que además genera impacto medioambiental.
Así nació Bio-Pedic Recycling, empresa que desde 2019 cuenta con una planta en Iquique y, tan pronto como se pueda, implementará un taller y una consulta en Antofagasta, gracias a la obtención del primer lugar en el concurso AntofaEmprende, financiado por Fundación Minera Escondida y articulado por Socialab. “Ese galardón nos permitió traccionar el emprendimiento en Antofagasta. Estamos empezando a reclutar a los trabajadores y buscar el espacio. La Fundación nos ofreció el espacio que tienen allá, nosotros tenemos algunos talleres a la vista. Nos falta viajar a Antofagasta y abrir ese taller”, añade Zepeda, cuyo proyecto está dirigido a niños/as y adultos/as, pero con foco especial en los/as primeros/as.
“La fabricación del material es rápido. Se tiene que trabajar con el paciente haciéndole el negativo de yeso. Ahí ponemos las capas y le aplicamos resina. Lo que más ralentiza es el secado”.
La confección de las prótesis y órtesis se hacen a la medida de cada solicitante mediante un molde hecho con el material de las bolsas recicladas, al que se le agregan algunas piezas mediante impresión 3D. Bio-Pedic tiene una capacidad de hacer 100 órtesis o prótesis mensuales, lo cual, a juicio de Franklin, aún es un volumen bajo.
“La fabricación del material es rápido. Se tiene que trabajar con el paciente haciéndole el negativo de yeso. Ahí ponemos las capas y le aplicamos resina. Lo que más ralentiza es el secado. En Iquique estamos recibiendo bolsas: llevamos 70 kilos. Antes no teníamos tanta masificación; hoy, en cambio, hay mucha gente en todo Chile que nos quiere mandar bolsas a Iquique”, explica el emprendedor nortino, quien se apronta para firmar un convenio con un fabricante de bolsas reutilizables de descarte, que tienen, por ejemplo, costuras mal hechas.
Entre el triple impacto que genera el emprendimiento es insoslayable el tema del costo económico de estas prótesis u órtesis. Zepeda dice que el precio normal de una órtesis fabricada completamente en 3D fluctúa entre 1.800.000 y 2.000.000 de pesos. A la inversa, Bio-Pedic puede fabricar órtesis a partir de bolsas recicladas en un valor que va desde los 85.000 hasta los 100.000 pesos, por lo que “el ahorro es sustancial”, expresa.
Además, dice Zepeda, quienes fabrican las piezas son ortesistas de la Teletón que le brindan servicios externos a Bio-Pedic. En este caso, Franklin les provee de los insumos suficientes para que los profesionales especialistas construyan el material. Esto es clave por cuanto en Chile no hay muchos ortesistas disponibles y, sin ir más lejos, uno de los trabajadores de Bio-Pedic es Santiago Pérez, un ciudadano costarricense graduado en la universidad como ortesista.
“Estos trabajadores están dentro de nuestra sociedad. Yo les entrego las bolsas y ellos trabajan como si fuera con fibra de vidrio. Es muy difícil conseguir ortesistas y protesistas acá en Chile, no es una profesión tan desarrollada. Por eso tenemos el apoyo de Santiago que es de Costa Rica, uno de los países con mayores nociones respecto de tema. Acá en Chile son las y los terapeutas ocupacionales quienes se dedican a esta labor”, agrega el emprendedor iquiqueño.
“Nosotros estamos hablando con veterinarios expertos en el tema de prótesis de animales. No es lo mismo que hacer prótesis para humanos. Allá los animales están sufriendo de las extremidades por la gordura, los perros y gatos están quedando cojos y necesitan aparatos para sostener su sistema músculo-esquelético y poder caminar”.
El salto hacia las prótesis para animales
Hace un mes Zepeda recibió un mensaje por Facebook de un inversionista chileno radicado en Estados Unidos: Christian Sporl. Éste había visto una nota en un medio nacional en la que Franklin hablaba de su proyecto, y el mensajero vio una oportunidad de oro para constituir una alianza e intentar promover las prótesis para humanos en el país del norte.
Sporl se dedica a distribuir insumos médicos y cuando se comunicó con Zepeda le explicó que la idea era no solo fomentar el uso de prótesis para niños y adultos, sino también para mascotas: perros y gatos principalmente.
“Me dijo que le interesa implementar esta solución en Estados Unidos. Hemos tenido tres reuniones con él y su socio estadounidense. En estos momentos están haciendo un análisis de mercado para poder instalar una planta en California”, explica el dueño de Bio-Pedic Recycling.
Los materiales empleados para fabricar las prótesis para animales serán las bolsas reutilizables de la comida de mascota, que también tienen la suficiente rigidez para convertirlas en estos nuevos implementos.
“Nosotros estamos hablando con veterinarios expertos en el tema de prótesis de animales. No es lo mismo que hacer prótesis para humanos. Allá los animales están sufriendo de las extremidades por la gordura, los perros y gatos están quedando cojos y necesitan aparatos para sostener su sistema músculo-esquelético y poder caminar”, cierra el ingeniero iquiqueño.
Del mismo modo que con las bolsas de supermercados, estas prótesis “también estarían a la venta a un valor mucho menor que una prótesis tradicional. En EE.UU. no hay mucha gente que las haga y hay mucha demanda. Como lo hacemos de material reciclado, los insumos son los profesionales. Si lo haces con impresión 3D y fibra de carbono, los precios se elevan. Nosotros lo dejamos a un precio muy bajo, lo que lo convierte en un producto altamente apetecido”, describe Zepeda, quien pretende a futuro trabajar con otros animales más allá de los domésticos.
Con respecto a que este emprendimiento tenga como base una de las regiones del país, Zepeda dice que “en provincias hay ideas espectaculares, falta masividad en comunicaciones. Nuestros proyectos pueden ser muy buenos, pero si no hubiera salido en un diario masivo, este inversionista chileno en EE.UU. no nos hubiera contactado. A los concursos públicos le falta un plan de medios, aparte de obtener recursos. Es un tirón de orejas”.