Sin la experiencia de tener a su hija en la Teletón durante seis años, probablemente Franklin Zepeda jamás se hubiera planteado la idea de emprender en el tema de la rehabilitación. Paralelamente este microempresario iquiqueño acumulaba en su casa muchas bolsas reutilizables, típicas de supermercado, y se preguntaba qué hacer con ellas.
Al atar esos dos cabos sueltos, Zepeda barajó la posibilidad de fabricar prótesis y órtesis a partir del descarte de bolsas de polipropileno o TNT que se apiñan en las casas. “Me di cuenta de que las bolsas eran del mismo material que los sacos harineros. Cuando supe cómo fabricaban las órtesis y las prótesis me di cuenta de que eran de fibra de vidrio. Ésta tenía la misma textura que las bolsas. Así, empecé a trabajar en un piloto desde el año pasado”, dice Zepeda, ingeniero comercial con diplomado en Economía Circular en la Universidad de Cataluña y especialización en Moda Sustentable en la Universidad de Copenhague.
El paso por la Teletón de su hija le dejó muchas enseñanzas a Franklin, quien pudo conocer a los ortesistas de la institución y les planteó su proyecto. Allí advirtió que sus prototipos eran funcionales por la dureza del material entregada por la resina, lo que puede reemplazar a la fibra de vidrio que además genera impacto medioambiental.
Así nació Bio-Pedic Recycling, empresa que desde 2019 cuenta con una planta en Iquique y, tan pronto como se pueda, implementará un taller y una consulta en Antofagasta, gracias a la obtención del primer lugar en el concurso AntofaEmprende, financiado por Fundación Minera Escondida y articulado por Socialab. “Ese galardón nos permitió traccionar el emprendimiento en Antofagasta. Estamos empezando a reclutar a los trabajadores y buscar el espacio. La Fundación nos ofreció el espacio que tienen allá, nosotros tenemos algunos talleres a la vista. Nos falta viajar a Antofagasta y abrir ese taller”, añade Zepeda, cuyo proyecto está dirigido a niños/as y adultos/as, pero con foco especial en los/as primeros/as.