Ley “chao bolsas plásticas”: aciertos, vacíos y desafíos a dos años de su implementación total
Desde que el 3 de agosto de 2020 entró en vigor para todo el comercio, la ley N° 21.100 que prohíbe las bolsas plásticas de un solo uso ha tenido un efecto positivo en la población, sin redundar todavía en un cambio cultural. Eso al menos creen en la empresa de bolsas reutilizables Unibag, para quienes aún hay un déficit en la fiscalización del cumplimiento de la normativa, así como también extrañan un cuerpo normativo para poder recuperar las bolsas reutilizables post consumo, y darles un cierre de ciclo de vida adecuado.
El pasado 3 de agosto, la ley N° 21.100 que prohíbe las bolsas plásticas de un solo uso en el comercio cumplió dos años desde su implementación total. Si bien la normativa fue promulgada en febrero de 2019, recién un año y medio después involucró a todos los locales y centros comerciales: retail, almacenes, ferias libres, entre otros.
En la ley -llamada coloquialmente “chao bolsas plásticas”- quedó establecido que las únicas bolsas permitidas en el comercio son aquellas fabricadas con biopolímeros y fibras naturales, tales como las bolsas reutilizables vegetales hechas a base de ácido poliláctico (PLA), un polímero procedente del almidón de maíz; las de algodón y las de papel. En contraste con otras legislaciones respecto de la regulación de las bolsas, la ley chilena prohíbe todo tipo de bolsa cuyo origen sea plástico derivado del petróleo.
“La ley chilena es más estricta que en cualquier otro país que reguló las bolsas plásticas. Que prohibieran las bolsas plásticas dio origen a la fabricación de origen vegetal compostable y biodegradable, lo que nos benefició a nosotros”, dice Eliana Moreno, gerenta de innovación y sostenibilidad de Unibag, empresa de bolsas reutilizables que celebra el impacto que ha tenido la normativa en la población, aunque con ciertos reparos.
“Hacemos un buen balance, es una de las leyes que la ciudadanía tomó con más énfasis en ver lo nocivo que eran las bolsas plásticas y cómo poder reemplazarlas”, analiza Moreno, para quien, sin embargo, “hay gente que aún está al debe en el sentido de que aún no lleva la bolsa a los locales comerciales y que no adquiere el hábito”.
Otro punto en déficit, según Moreno, es la poca capacidad de fiscalización que involucra la ley, puesto que aún se observa cómo en el comercio se siguen ofreciendo bolsas plásticas de un solo uso: “Sigue el mismo problema o peor, el punto es que hoy los temas de sustentabilidad han dejado de ser relevantes, en comparación con otros temas del país. No se ha puesto el foco en fiscalizar el cumplimiento de la ley, que recae en funcionarios municipales. Y los comerciantes siguen usando bolsas plásticas ya que el riesgo de que te vayan a controlar es bajo, por lo tanto, les sale más caro pagar una bolsa sustentable. Se requiere reforzar la fiscalización de parte de los municipios”.
Volviendo a los efectos positivos, Unibag dice, de acuerdo a datos del Ministerio del Medio Ambiente, que la ley ha evitado fabricar 11.500 millones de bolsas plásticas, lo que es un éxito para el país y para el ecosistema, mas, arguyen, “el impacto no ha sido radical”. Uno de los problemas que cita Eliana Moreno fue la duplicación de las demandas de bolsas de papel, las cuales, según ella, se humedecen al transportar productos congelados y no resisten mucho peso, lo cual no favorece la reutilización ni un tratamiento alternativo.
“Las bolsas de papel tienen una huella de carbono muy superior a las bolsas reutilizables, tienen un consumo de agua y energía mucho mayor. Son bolsas de un solo uso, tienen buena tasa de reciclaje, pero generan la necesidad de hacernos cargo de ellas de forma permanente”, comenta Eliana Moreno, quien valida la opción de que el 95 por ciento de la oferta de bolsas de Unibag son de almidón de maíz (tela vegetal compostable y biodegradable), ya que “están pensadas desde su origen desde el ecodiseño, tiene múltiples usos, resistencia de hasta 20 kilos de peso y transporte de productos congelados”.
“La ley no exige que las bolsas sean compostables o biodegradables, por lo que hay bolsas en el mercado que tienen en su composición un 75 por ciento de material vegetal, y un 25% de plástico derivado del petróleo. Son bolsas que no son compostables ni biodegradables, y tienen un peso siete veces mayor que las antiguas bolsas plásticas”.
Cómo cerrar el ciclo
El principal vacío en la ley que percibe Eliana Moreno es que no exige regular el fin de vida útil de las bolsas reutilizables. Cita un caso que invita a la reflexión: “La ley no exige que las bolsas sean compostables o biodegradables, por lo que hay bolsas en el mercado que tienen en su composición un 75 por ciento de material vegetal, y un 25% de plástico derivado del petróleo. Son bolsas que no son compostables ni biodegradables, y tienen un peso siete veces mayor que las antiguas bolsas plásticas. Estas bolsas quedaron permitidas en la ley, ya que tenían una mayor cantidad de componente de origen vegetal, pero son muy nocivas: son, en efecto, siete veces más contaminantes que las antiguas bolsas plásticas”.
A cambio, comenta Moreno, las bolsas reutilizables de Unibag son 100 por ciento monomaterial, lo que permite generar una política de recuperación voluntaria para facilitar una buena disposición final del producto: “Hace años impulsamos una iniciativa de recuperación de todas nuestras bolsas post consumo y/o dañadas (el 95 por ciento de la oferta son de almidón de maíz, y el 5% restante de algodón y TNT) junto al retail y comercios de barrio adheridos”.
En virtud de ello, Unibag ha emprendido dos alternativas para recuperar sus bolsas. En primer lugar, cuenta con contenedores de acopio gracias a un piloto con el supermercado Líder, en las comunas de Puente Alto, La Reina y Viña del Mar, además de otro punto en Olmué junto a Plaza Agustina. En segundo término, existe una alianza con las empresas CIRCULAR y Elige Verde para hacer retiro domiciliario gratuito de las bolsas post consumo. Cada una de ellas cuenta con la identificación de su materialidad y un código QR que le informa al usuario tanto los puntos de acopio disponibles como las alianzas para la recuperación domiciliaria de las bolsas.
“Las bolsas que se recuperan se clasifican según materialidad: las vegetales van a compostaje industrial, las de algodón a recuperación textil y las de polipropileno a otra empresa que las procesa. Ninguna termina en un relleno sanitario”, aclara Eliana Moreno, para quien la nueva ley marco de cambio climático va a acelerar este tipo de iniciativas a nivel país, con motivo de contribuir a la economía circular y favorecer el buen término del ciclo de vida de las bolsas. Por de pronto, cita Moreno, Unibag disminuirá su consumo de energía gracias a un proyecto fotovoltaico que la empresa está diseñando para 2023. Actualmente el consumo de energía de Unibag es de 106,5 toneladas de CO2 equivalente, cifra que será evitada con la nueva tecnología.