Reciclaje de botellas PET impulsa desarrollo de productos más complejos y actúa como catalizador de la Ley REP y economía circular
Aunque hoy el reciclaje de este tipo de plástico en Chile aún es bajo pese a que se trata del producto más común y fácil de reciclar, la proximidad de la Ley REP empieza a mostrar sus frutos: el primer semestre las importaciones de PET reciclado para la industria nacional cayeron un 79%, lo que según la industria comienza a mostrar mejoras en la recolección local. Usado principalmente para la fabricación de nuevos envases, hoy se empieza a aplicar en productos más complejos y de mayor duración, como poleras y alfombras, impulsando innovadoras soluciones de economía circular.
Cada año, se consumen en Chile poco más de un millón de toneladas de plásticos, gran parte de ellos como materia prima para la fabricación de distintos tipos de productos, pero una parte importante de esa cifra (340 mil toneladas) ingresa al país a través de productos ya manufacturados. Se trata de un material que está presente en prácticamente cualquier cosa que usamos o compramos, desde la ropa hasta los autos o los lentes de contacto, principalmente por sus características únicas de versatilidad, bajo costo y propiedades sanitarias y mecánicas. Si hoy eliminarlo parece irreal, ¿por qué se convirtió en un problema? Principalmente, porque lo usamos de manera irresponsable.
En el último siglo el plástico se convirtió en algo tan fundamental en nuestras vidas, que dejamos de notar que está ahí. Hasta que su impacto en el ambiente se hizo evidente. E insostenible. Hoy una de las principales soluciones a este problema pasa por incrementar sus tasas de reciclaje para incorporarlo nuevamente a la cadena de producción en reemplazo de nuevo material virgen.
Sin embargo, no todos los plásticos son iguales, aunque a simple vista se parezcan. En materia de reciclaje, uno de los mejores aliados es el plástico PET (Tereftalato de Polietileno), un polímero ligero, maniobrable, barato y se utilizan en la mayoría de los envases de aguas y bebidas por su bajo consumo de energía, agua y menor huella de carbono. Y son completamente reciclables.
“El PET es el plástico con mayor facilidad de ser reconocido es cien por ciento reciclable en procesos que pueden convertirlo en el mismo componente, o incluso en uno de calidad superior”, dice Gonzalo Muñoz, Champion de Chile para la COP25 y fundador de TriCiclos.
A nivel Latinoamericano, el país con mayor avance en el reciclaje de PET es México, donde el 73% de los hogares de ese país se abastece de agua para beber de garrafones o botellas. Allí se reciclan más de 3 mil millones de botellas cada año, en una industria que genera cerca de 2.900 empleos directos más de 35.000 indirectos, según datos de ECOCE, organización que administra el Plan Nacional Privado Colectivo de Manejo de Residuos de Envases Post-Consumo bajo el esquema de la Ley REP en ese país.
Plástico PET es clave para Ley de Reciclaje
El plástico PET es hoy uno de los más reciclados en Chile, principalmente porque es amigable, fácil de compactar en fardos, no se quiebra, no corta y es más económico comparado con otros plásticos. Además, es el principal impulsor de la industria de reciclaje y valorización de plásticos en Chile, donde ya existen varias empresas con la tecnología para procesarlo y convertirlo en nuevos productos.
“Cuando nosotros establecemos una meta para plásticos de un 45%, gran parte de esa meta se va a cumplir con aquello que en verdad se puede reciclar con mucha facilidad, que es precisamente el PET. Nosotros debiéramos tener tasas de reciclaje de botellas PET muy cercanas al 100% el día de mañana”
“Cuando nosotros establecemos una meta para plásticos de un 45%, gran parte de esa meta se va a cumplir con aquello que en verdad se puede reciclar con mucha facilidad, que es precisamente el PET. Nosotros debiéramos tener tasas de reciclaje de botellas PET muy cercanas al 100% el día de mañana”, dijo recientemente el jefe de la Oficina de Economía Circular, Guillermo González, en un seminario organizado por País Circular.
Para Isidro Pereda, gerente del Sistema de Gestión de Residuos de la Asociación de Alimentos y Bebidas (AB Chile), “el PET es el envase liviano que más separa la gente en sus hogares, por lo que lo perciben como uno de los tres productos más fáciles de recuperar, junto con cartones y vidrios”.
Sin embargo, las tasas de recolección en Chile aún son bajas para sostener esa industria, lo que obliga a importar cerca de 10 mil toneladas anuales de PET reciclado desde otros países para que puedan obtener la materia prima necesaria para sus productos.
Lo cierto es que en nuestro país aún estamos lejos de las cifras de reciclaje de México. De acuerdo a un estudio presentado en marzo por la Asociación de Industriales del Plástico (Asipla), en Chile se reciclan solo 14.281 toneladas de plástico de origen domiciliario, es decir, que proviene del consumo de los chilenos. Y de ello, el 52% corresponden a plástico PET.
Sin embargo, el último informe estadístico de Asipla entrega cifras más alentadoras, ya que muestra una caída de un 79% en la importación de PET reciclado, pasando de 5.056 toneladas en el primer semestre de 2018 a 1.068 toneladas en el mismo período de 2019. A juicio de la industria, esto obedece a mejoras en la recolección local, empujadas por el alto precio de importación de dichas resinas.
Poleras hechas de PET reciclado
Hoy existen una serie de empresas en Chile que reciclan PET para transformarlo en nuevos productos, desde zunchos -huinchas para embalar cajas y mercaderías- hasta cestos, bandejas y clamshells (cajas tipo ostra) que aprovechan las múltiples ventajas mecánicas y propiedades de este producto. Pero también hay soluciones más complejas y duraderas.
Una de las más innovadoras es Botela, que fabrica ropa, bolsos y mochilas con telas hechas a partir de botellas recicladas. Su creador, el diseñador industrial Arturo Vial, explica que la constante búsqueda de avanzar hacia la economía circular y de nuevas soluciones para su emprendimiento textil, encontró estas telas en Estados Unidos y decidió importarlas para fabricar con ellas sus productos en Chile, y fomentar así la industria nacional.
La investigación y desarrollo que ya existe en al industria textil, dice Vial, permitió que se llegara a desarrollar hilos hechos en su mayor porcentaje con botellas plásticas recicladas. La decisión de pasar de las telas convencionales a esta nueva alternativa fue un paso natural tras realizar pruebas exitosas con el producto.
“Esto tiene que ver con las alternativas de economía circular que tenemos para materiales que usamos todos los días. Así como hay una salida fácil y rápida con el clamshell, hay salidas un poco más complejas como la elaboración de telas. No tengo ninguna duda que eso es lo que se busca a futuro, salidas industriales a los hilos u otro tipo de usos, que tiene que ver con nuevas alternativas para materiales como el PET que usamos a diario”.
“Llegó un momento que dije ‘esto es efectivamente una realidad, lancémonos con este proyecto, hagamos la ropa acá en Chile, no tenemos ningún impedimento’. Si ya importamos ropa, bueno, importemos la tela, sigamos haciendo ropa acá. Yo se que es más difícil, competir con la industria China es más complejo, pero yo creo que se puede. A veces los márgenes son más chicos, pero todavía se puede fomentar una industria nacional que además tiene un valor increíble, que es reciclar PET. Más allá de que no sea de Chile, lo estamos sacando del mundo; hoy no es un problema del país, es un problema global, entonces de donde lo saquemos va a ser bueno igual”, dice Vial.
“Esto tiene que ver con las alternativas de economía circular que tenemos para materiales que usamos todos los días. Así como hay una salida fácil y rápida con el clamshell, hay salidas un poco más complejas como la elaboración de telas. No tengo ninguna duda que eso es lo que se busca a futuro, salidas industriales a los hilos u otro tipo de usos, que tiene que ver con nuevas alternativas para materiales como el PET -u otros- que usamos a diario”, explica Vial.
A su juicio, la Ley REP y la nueva cultura que se está generando en el país abrirá nuevos espacios para el desarrollo de este tipo de productos. “Creo que Chile está haciendo las cosas bien, va por buen camino. Hay que felicitar a la industria del mundo del reciclaje que está comprometida con esto, porque sí se están haciendo grandes esfuerzos y sí se están viendo grandes resultados”.
“Hay que aprovechar eso -agrega- y tratar de generar nuevas salidas, más investigación, para reinventar este tipo de residuos. Esa es la gran importancia del reciclaje, no tiene sentido hacerlo si va a terminar acopiado en una bodega. El tema es cómo agregarle valor a los residuos y generar economía circular”.
70 botellas por metro cuadrado de alfombras
Foss Chile es una empresa que importa desde Estados Unidos alfombras fabricadas en un 99% con material de botellas PET recicladas. De hecho, cada metro cuadrado de alfombras está hecho con 70 botellas de plástico PET.
“El PET tiene una durabilidad muy superior a otros tipos de plásticos o polietilenos: es un material súper noble y versátil porque la humedad y el agua no lo afectan, y abundante además, porque tiene un uso masivo en las grandes embotelladoras”, dice Rodrigo Bejarano, gerente general de Foss en Chile y quien decidió emprender con la importación de este producto.
“En las constructoras hemos ido creando conceptos para que la gente sepa que su departamento está alfombrado por dos mil o cuatro mil botellas plásticas (…) Chile es un mercado muy conservador para ciertas cosas, pero si hoy el mercado está de cierta manera forzando este cambio es porque para las nuevas generaciones es importante, la gente quiere ser participe de esta transformación”
Hoy las alfombras de PET reciclado se usan tanto para departamentos como para empresas, e incluso para las alfombras interiores de vehículos. Y su demanda es creciente. “En las constructoras hemos ido creando conceptos para que la gente sepa que su departamento está alfombrado por dos mil o cuatro mil botellas plásticas. Es un plus en las ventas, aún cuando es difícil romper paradigmas, las constructoras están recién haciendo este cambio. Chile es un mercado muy conservador para ciertas cosas, pero si hoy el mercado está de cierta manera forzando este cambio es porque para las nuevas generaciones es importante, la gente quiere ser participe de esta transformación y una de las formas es aportando a que las construcciones incorporen material reciclado”, dice Bejarano.
El próximo paso, afirma, es la importación de fibras y telas hechas con el mismo material, que se pueden mezclar con otras fibras para crear nuevos productos. Y a futuro, pensando en los grandes volúmenes de materia prima que debieran surgir al alero de la Ley REP, están evaluando la posibilidad de instalar una fábrica pequeña en Chile.
Mientras, están buscando nuevas soluciones de economía circular para sus productos, y una de ellas es la reutilización de las alfombras de PET reciclado una vez que terminan su vida útil en una empresa.
“Normalmente cuando una alfombra común termina su vida útil va a un vertedero o un relleno sanitario. Pero las alfombras de PET, como tienen una gran vida útil, podrían tener nuevos usos. Estamos viendo con algunos clientes -sobre todo institucionales- la posibilidad de que cuando cambien sus alfombras después de dos o tres años, la donen a otra institución como una junta de vecinos, u hogar de menores o de ancianos para que mejoren su habitabilidad. Así le damos un segundo uso, porque sigue siendo un producto de perfecta calidad y con sus propiedades intactas”, dice Marcelo Vergara, gerente comercial de Foss Chile.