¿Cómo frenar la marea del plástico? Oportunidades para un acuerdo mundial
Enfrentar la contaminación por plásticos es un tema de relevancia nacional y también global. La crisis climática cuenta con la Convención Marco de Cambio Climático, una Conferencia de las Partes, un Comité científico y con una Secretaría; la Convención de Diversidad Biológica cuenta con esa gobernanza también, pero la tercera crisis -la de contaminación, especialmente la contaminación por plásticos- no cuenta con ella.
¿Creería si le contara que en la playa de Anakena, en Rapa Nui, los residuos de plástico están tan presentes que a simple vista pueden ser confundidos por piedras o conchitas? Pues así es. La Isla de Pascua, en medio del océano Pacífico, con una biodiversidad marina única, cada día recibe en sus costas una cantidad indeterminada de estos componentes, provenientes de todo el resto de países del Pacífico.
La contaminación por plásticos es un problema tan grave que afecta los ecosistemas, desde ríos hasta los océanos, incluso las células de animales y humanos, que terminan comiendo estas micropartículas. Cada año, millones de toneladas de plástico acaban en nuestros entornos naturales, contaminando el agua, dañando la vida marina y amenazando nuestra salud.
En Chile se recicla cada vez más plástico. Así lo demuestran las conclusiones del tercer Estudio de Reciclaje de los Plásticos en Chile, elaborado por la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (ASIPLA), que estableció que la tasa de reciclaje de plásticos creció un 15% entre 2020 y 2022, es decir, de 96.716 toneladas pasamos a las 106.870 toneladas recicladas al año.
Estamos hablando de un avance en economía circular, sin embargo, estos números solo dan cuenta de un 10% del consumo total de plásticos de nuestro país. ¿Dónde va el resto? En el mejor de los casos, termina en rellenos sanitarios.
En la Tercera Evaluación de Desempeño Ambiental a nuestro país, que se dio a conocer en marzo de este este año, la OCDE resaltó los progresos de Chile con la puesta en marcha de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (Ley REP) y con la Ley de Plásticos de un Solo Uso (Ley PUSU), pero recalcó que persisten importantes desafíos para avanzar hacia una economía circular. Algunas recomendaciones que entregó la OCDE apuntan a modernizar las instalaciones de los vertederos con estándares más exigentes, invertir a largo plazo en infraestructuras de separación de residuos y tratamiento, y adoptar medidas contundentes para desincentivar el vertido de residuos, motivando la prevención.
Pese a que como país estamos haciendo todos los esfuerzos para avanzar, la gestión sostenible de los residuos plásticos es muy dispar en el mundo. Es por ello que en el marco de las Naciones Unidas se está actualmente negociando un instrumento jurídicamente vinculante para poner fin a la contaminación por plásticos, incluido en el medio marino. La cuarta sesión de este proceso de negociación del nuevo tratado se está llevando a cabo en Canadá y concluye el 29 de abril.
Hoy como país tenemos el gran desafío de implementar estos instrumentos regulatorios. Aunque hemos dado importantes pasos en la protección ambiental, enfrentamos desafíos urgentes para contrarrestar esta situación. Semana a semana, toda la comunidad Rapa Nui se vuelca a sus playas para limpiarlas de plásticos y microplásticos que llegan de todo el mundo. Envases, cajas o bolsas de rincones impensados llegan a esta área protegida provenientes de nuestro país, así como otros países del Pacífico, transformándose en un verdadero problema para la comunidad, que poca o ninguna responsabilidad tiene frente a este problema.
Enfrentar la contaminación por plásticos es un tema de relevancia nacional y también global. La crisis climática cuenta con la Convención Marco de Cambio Climático, una Conferencia de las Partes, un Comité científico y con una Secretaría; la Convención de Diversidad Biológica cuenta con esa gobernanza también, pero la tercera crisis -la de contaminación, especialmente la contaminación por plásticos- no cuenta con ella.
Chile lleva una postura clara a esta negociación, construida en conjunto por el sector público y con la participación incidente de otros actores interesados, a través de sesiones de discusión con la academia, el sector privado y las organizaciones no gubernamentales. Todos ellos son imprescindibles para la exitosa negociación y posterior implementación de este texto que se vislumbra ambicioso.
En abril de 2022, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas declaró el acceso a un medioambiente limpio, saludable y sostenible como un Derecho Humano universal. El futuro tratado debe regular los aditivos químicos y polímeros peligrosos para la salud humana y el medioambiente, tomando un enfoque precautorio y asegurando la salud de todos nosotros como consumidores de productos plásticos y del medioambiente donde los residuos son depositados. Por otro lado, el tratado debe basarse en la mejor y más actualizada información científica independiente para la definición de químicos y polímeros de preocupación y peligrosos.
Este debe ser además un proceso de revisión continuo, porque tanto la ciencia como los químicos y polímeros están en constante desarrollo. La ciencia debe también apoyar y guiar la implementación del futuro acuerdo internacional, particularmente respecto de los procesos de revisión y cumplimiento.
Un tercer aspecto que promovemos desde Chile es la inclusión de disposiciones ambiciosas respecto de la responsabilidad extendida del productor, incorporando incentivos para la reducción del plástico en los envases y promoviendo el ecodiseño. La Ley REP chilena es valorada por otros países como un ejemplo de que es posible asociar empresas privadas, municipalidades y la institucionalidad ambiental con el objetivo común de reducir nuestra huella plástica en el país y globalmente.
Apoyaremos un ambicioso texto del futuro Tratado de Plásticos para hacer que los plásticos que utilizamos a diario sean inocuos para la salud y el medioambiente y para reducir los depósitos de plásticos en nuestro medioambiente. Estamos en la línea de tomar acciones concretas para mejorar la gobernanza de nuestros océanos y promover la participación de todas y todos en la toma de decisiones y como gobierno nos hemos propuesto jugar un rol de liderazgo frene a este desafío global.