Nutrición personalizada y un futuro sostenible
El origen de algunos compuestos bioactivos pueden ser residuos, subproductos o frutos que no cumplen ciertas características de tamaño o forma y que la agroindustria a menudo ve como “desechos”. Un ejemplo, son los berries, cuyos residuos son ricos en antioxidantes y que al extraerlos pueden añadirse a alimentos, bebidas o suplementos, rescatando su componente funcional.
En la era de la información y la hiperconectividad, la búsqueda de una vida más sana y plena nos ha llevado a explorar nuevas fronteras en el ámbito de la salud y en el efecto que tienen los alimentos que consumimos. Actualmente, la personalización en todos los aspectos de la vida se ha convertido en una tendencia y la nutrición no es la excepción.
La nutrición personalizada, que adapta la dieta a nuestras necesidades individuales, revolucionará la forma en que comemos y entendemos la comida, transformándose en una herramienta poderosa para optimizar el bienestar y prevenir enfermedades.
En esta ecuación los ingredientes funcionales cumplen un rol clave. Los componentes, subproductos e, incluso, los residuos de los alimentos que hoy conocemos ofrecen beneficios más allá de la nutrición básica, pues tienen un potencial extraordinario para modular nuestra salud desde adentro.
Paradójicamente, el origen de esos compuestos bioactivos -sustancias naturales con efectos beneficiosos para la salud- pueden ser residuos, subproductos o frutos que no cumplen ciertas características de tamaño o forma y que la agroindustria a menudo ve como “desechos”. Un ejemplo, son los berries, cuyos residuos son ricos en antioxidantes y que al extraerlos pueden añadirse a alimentos, bebidas o suplementos, rescatando su componente funcional.
Para lograrlo existen tecnologías como la microencapsulación mediante secado por atomización, lo que permite liberar estos compuestos bioactivos en forma controlada o gradual al incorporarse como ingrediente a un alimento o nutracéutico. Esto no solo mejora la bioaccesibilidad y biodisponibilidad de los compuestos beneficiosos, sino que también puede mejorar el sabor y la textura de alimentos y bebidas.
Por ejemplo, en la Feria Vitafoods Europe, realizada en mayo en Ginebra, Suiza, se presentó un producto para ser consumido antes de dormir, con un contenido de cafeína que empieza a liberarse a la hora de despertar, entregando un impulso de energía al momento justo, sin tener que esperar las dos horas que normalmente le toma a una taza de café alcanzar el peak máximo de liberación.
La nutrición personalizada no se trata de suplementos mágicos, sino de un enfoque holístico y científico que considera las características biológicas de cada persona. A través de evaluaciones exhaustivas, análisis genéticos y herramientas tecnológicas avanzadas, se pueden crear planes nutricionales personalizados que reflejen las características únicas de cada individuo. En el futuro, podríamos estar hablando de alimentos que se adaptan a nuestro microbioma o bebidas que pueden ajustarse a nuestro metabolismo en tiempo real.
La clave para desbloquear el potencial de la nutrición personalizada radica en la colaboración entre científicos, tecnólogos, nutricionistas y consumidores. Juntos, podemos construir un futuro donde la alimentación se convierta en una experiencia única y personalizada, diseñada a la medida de cada individuo para alcanzar un estado de salud óptimo y una vida más plena y, al mismo tiempo, aprovechar al máximo los recursos disponibles, minimizando el desperdicio y contribuyendo a construir un futuro más responsable.
La nutrición personalizada promete cambiar nuestra relación con la comida, con el cuidado de la salud y del planeta de formas que apenas estamos comenzando a entender.