Un total de 92 observaciones recibió la Hoja de Ruta para la Economía Circular, documento que propone 32 iniciativas concretas para implementar esta tendencia en Chile repartidas en cuatro líneas de acción: regulación circular, innovación circular, cultura circular y territorios circulares, con escenarios de implementación de corto, mediano y largo plazo. Estas contienen, a su vez, 92 acciones específicas identificando a quienes se han comprometido a impulsarla, así como a otros actores claves paras su realización.
Entre las metas propuestas para el año 2040 por dicho documento está la creación de 180 mil empleos, bajar 25% generación de residuos y aumentar el reciclaje a 75%, e incrementar productividad material del país. También se plantea que uno de los aspectos más críticos que se requiere abordar para acelerar la transición es la actual estructura de costos de sistema de gestión de residuos del país, para que el principio de “el que contamina paga” se exprese con equilibrio en todas las áreas de la regulación. El objetivo es que, en 20 años, “la economía circular regenerativa impulse a Chile hacia un desarrollo más sostenible, justo y participativo que ponga el bienestar de las personas en el centro”.
En el proceso, una serie de gremios plantearon mejoras y modificaciones al documento, entre ellos la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), que entre sus consideraciones plantea la necesidad de avanzar en diferenciaciones por sector productivo en su implementación. En términos generales, la hoja de ruta sigue el modelo aplicado en Francia, esto es, abordar las materias en base a áreas y objetivos transversales (producir mejor, consumir mejor, movilizar a todos los agentes, etc.), a diferencia de otros instrumentos de este tipo, como el de Finlandia, que tienen un énfasis en determinados sectores clave.
Para la Sofofa, esto no impide que se efectúen algunas diferenciaciones sectoriales, considerando sus diversas realidades y particularidades, por lo que, señalan, “consideramos relevante incorporar una aproximación sectorial que al menos permita establecer órdenes de magnitud e importancia que releven algunas particularidades de los distintos sectores productivos”.
En cuanto a las metas y acciones propuestas en la hoja de ruta, cuyas fechas de cumplimiento se establecieron a corto plazo (2022), mediano (2026) y largo plazo (2030), plantean que no se contemplan de manera expresa iniciativas que permitan apalancar su cumplimiento al año 2040, y que es necesario establecer una metodología para la cuantificación de cada una de ellas.
Junto con ello, señalan las observaciones presentadas por el gremio, dichas metas quedaron centradas principalmente en la gestión de residuos, omitiendo otros desafíos de la economía circular como la eficiencia en el uso del agua o de la energía.
“Igualmente -agregan-, los indicadores y metas propuestas tienen un carácter general que no permite establecer diferencias entre sectores productivos ni detalles del tipo de residuos que registran, salvo si se trata de residuos municipales, pudiéndose haber establecido indicadores y metas asociados al reciclaje de residuos industriales que puedan servir de incentivo para promover su valorización”.
Para la Cámara Chilena Norteamericana de Comercio (AmCham), que agrupa a 430 empresas, la hoja de ruta de economía circular debe centrarse mayormente en el logro de objetivos, más que en los métodos o herramientas para alcanzar dichos objetivos, permitiendo un grado de flexibilidad a la industria para implementar los lineamientos y obtener así mejores resultados.
“En este contexto, se promueve la incorporación de medidas que entreguen flexibilidad en la implementación de la normativa propuesta, con el objetivo de aumentar las capacidades instaladas a nivel nacional en la promoción de la economía circular, lo que permitiría el cumplimiento de la normativa y sus disposiciones específicas”, señalan.