Antonia Biggs: “Estamos muy contentos que el Ministerio de Salud se haya sumado al Pacto Chileno de los Plásticos”
A medidos de enero, las conversaciones con la cartera respecto de una serie de temáticas de interés para el pacto derivaron en su ingreso formal a esta alianza público-privada, lo que ayudará a responder de mejor manera a las complejidades ambientales y sanitarias que implica la reducción de plásticos en envases y embalajes. “Se requiere conversar sobre materialidad e incorporación de plástico reciclado en envases, así como de infraestructura de recolección de residuos, y para ello tener al Ministerio de Salud involucrado es esencial”, dice la directora ejecutiva del Pacto Chileno de los Plásticos, Antonia Biggs, quien profundiza también en los avances del trabajo realizado hasta ahora por el Pacto.
Periodista
A inicios de septiembre, la geógrafa Antonia Biggs aumió como líder de Consumo y Producción Sustentable de Fundación Chile (FCh), y como directora ejecutiva del Pacto Chileno de los Plásticos (PCP). A esa fecha ya estaba trazada la hoja de Ruta del Pacto, y los distintos grupos que están trabajando en tareas específicas establecían sus primeros objetivos para lo que quedaba de 2020 e inicios de 2021. “Ya tenían claro hacia dónde querían ir y qué es lo que querían lograr. Entonces, me tocó iniciar la implementación de lo que ya se había definido”, dice hoy.
En estos últimos cinco meses, organizó la contratación de consultores para una serie de estudios específicos que ayudarán a orientar las tareas definidas, e iniciar las campañas e hitos de las que había que implementar en 2020. Con su experiencia de seis años como coordinadora de Consumo y Producción Sustentables del Ministerio del Medio Ambiente, incluyó también una vinculación más clara del Pacto con los lineamientos que se estaban trabajando a nivel nacional en materia de reciclaje y economía circular. “En ese trabajo, le pusimos una base legal a las preguntas que nos estábamos haciendo en el Pacto -cuánto y cómo podemos avanzar-, y potenciar aún más el vínculo con otros organismos y organizaciones”, afirma.
Y un resultado concreto de ello fue el ingreso formal al Pacto por los Plásticos, a mediados de enero, del Ministerio de Salud, un organismo que resulta clave en la formulación de un trabajo que está vinculado directamente con envases y embalajes que -en muchos de los casos y empresas involucradas- están en contacto directo con alimentos, y también en las normativas relacionadas con el tratamiento de los residuos. En Chile, la mayor parte de la regulación asociada a las labores de recolección, separación, pretratamiento y valorización de residuos plásticos, a la fecha, no difiere de la regulación general para la gestión de residuos. Por tanto, dicha regulación es principalmente de carácter sanitario, siendo de gran relevancia el régimen de autorizaciones para cada una de las etapas en cuestión.
“Para logras las metas del pacto, sin duda tenemos esta dualidad de responder tanto a los ámbitos y la regulación ambiental, como a los ámbitos y la regulación sanitaria, porque tenemos que proteger a los ecosistemas naturales pero en ese camino no podemos olvidar la salud humana. Estos son desafíos que teníamos visualizados pero que se han hecho más profundos en los últimos meses, sobre todo pensando en el plástico que está en contacto con alimentos”, dice Antonia Biggs.
¿Cómo se concretó el ingreso del Ministerio de Salud al Pacto?
En el Pacto hay distintos grupos que trabajan en distintas temáticas y definen algunos temas críticos a trabajar. Uno de ellos es el grupo de Diálogo, y en esas conversaciones muchas veces salió que debiéramos contar tanto con el Ministerio del Medio Ambiente como al Ministerio de Salud, porque sabemos que la gestión de residuos, y por cierto la de plásticos, tiene esta dualidad. Entonces, retomamos las conversaciones con Salud y formalizamos su entrada al Pacto.
¿Qué significa esto en términos prácticos?
Esto permite dialogar sobre los avances que necesitamos para poder lograr las metas del Pacto al 2025. Entendemos que hoy el Ministerio de Salud tiene gran parte de sus esfuerzos enfocados en el combate de la pandemia, pero al estar en el Pacto también nos ayuda a retomar el análisis legal de las regulaciones que nos pueden ayudar a avanzar en esta materia. Se requiere conversar sobre materialidad e incorporación de plástico reciclado en envases, así como de infraestructura de recolección de residuos, y para ello tener al Ministerio de Salud involucrado es escencial.
Uno de los estudios que realizó recientemente el pacto está relacionado precisamente con normativa asociada a envases y embalajes, a como incorporar material reciclado, por ejemplo. ¿Qué conclusiones salieron de ese estudio?
Sí, acabamos de recibir el informe final y ya lo presentamos al Comité Estratégico, al Comité Técnico, al grupo de Infraestructura y al grupo de Diálogo del Pacto. Entre las propuestas, para la incorporación de material plástico reciclado se establece la recomendación de vincularse con otros instrumentos de planificación con enfoque voluntario como la Hoja de Ruta de Economía Circular y el APL de ecoetiquetado; entender el rol de los sistemas de gestión de residuos en la Ley REP y sus atribuciones; y por cierto lo primero es adaptar nuestro marco normativo para que converse con los objetivos país y de política pública en esta materia, y asegurar así un alto nivel de protección de la salud humana y el medio ambiente.
“No es solo sentar a la mesa a los actores relevantes, sino también aunar las distintas estrategias y propuestas que existen, ver las coincidencias y las diferencias para ordenar también nuestro trabajo y que tenga coherencia con las directrices mayores. Si trabajamos enmarcados en las grandes estrategias y hojas de ruta, podemos hacer las bajadas a instructivos más específicos”
¿Y en términos normativos, qué aparece como más urgente?
Retomar la regulación vinculada al uso de plásticos en contacto con alimentos, tanto plásticos vírgenes como plásticos reciclados, es un tema que quisiéramos priorizar en el diálogo con Salud. Siempre estamos pensando en los temas ambientales, pero también tenemos que proteger la salud humana, entonces esa conversación tiene que ser bien profunda. Por eso estamos muy contentos que el Ministerio de Salud se haya sumado al Pacto, más aún en el contexto en que se encuentran hoy día, porque nuestras metas son al 2025 y esa fecha está ‘a la vuelta de la esquina’.
Tú has dicho que quieren poner un énfasis en el respaldo científico a las deciciones del Pacto, y esto tiene que ver con una serie de estudios que están realizando. ¿Ese es el tipo de información que se está poniendo en la mesa para avanzar en estos diálogos, análisis científico y técnico de qué es viable y qué no hacer, por ejemplo?
Exacto, pero también mirando lo que están haciendo otros países. Muchas veces nos dicen ‘no miremos solo naciones hiper desarrolladas’, pero estamos mirando todo: los países de la región, y por supuesto lo que hacen autoridades alimentarias de países más desarrollados. Queremos ver qué se está discutiendo hoy día a nivel global, para saber qué cosas les han funcionado y cuáles no. Parte de este respaldo científico es ver cómo lo han hecho otros para analizarlo y tenerlo a la vista. Por ejemplo, casi siempre en estos países los objetivos de incorporación de plásticos post consumo están vinculados a las estrategias nacionales e internacionales en esta materia. Estamos viendo cómo lo han hecho las directivas internacionales, cuál es el vínculo que podemos hacer desde Chile, y con tareas específicas de corto y mediano plazo al respecto. Entonces no es solo sentar a la mesa a los actores relevantes, sino también aunar las ditintas estrategias y propuestas que existen, ver las coincidencias y las diferencias para ordenar también nuestro trabajo y que tenga coherencia con las directrices mayores. Si trabajamos enmarcados en las grandes estrategias y hojas de ruta, podemos hacer las bajadas a instructivos más específicos. Por tanto, es muy bueno que algunas de estas prioridades hayan quedado expresadas en la Hoja de Ruta de la Economía Circular.
El Pacto estuvo presente en la construcción de la Hoja de Ruta de Economía Circular a través de la Fundación Chile. ¿Qué se preocuparon de incorporar allí para facilitar el cumplimiento de las metas?
Sí, Fundación Chile estuvo participando desde su área de sustentabilidad, trabajando en vinculaciones amplias a distintas tareas. Lo que estamos haciendo ahora, como ejercicio para el año 2021, es enlazar de forma más fuerte incluso las propuestas de la hoja de ruta del Pacto con la hoja de ruta de economía circular.
El Pacto trabajó un listado de nueve tipos de plásticos -o de envases y empaques- problemáticos o innecesarios, que los clasificó en dos grupos y se fijó plazos para abordarlos. ¿Cómo se llegó a esta lista?
Para identificar los ítems que forman parte del Listado de Plásticos Problemáticos del Pacto Chilenos de los Plásticos, en primer lugar, el equipo coordinador del pacto realizó una revisión de los listados de plásticos problemáticos y plásticos de un solo uso de diferentes países que ya están abordando este tema, además de información local asociada al contexto chileno. Cabe destacar que el listado se presenta como un documento técnico elaborado por el equipo coordinador. Este listado preliminar fue revisado con el comité técnico y el grupo de trabajo de diseño circular para posteriormente desarrollar reuniones con algunos miembros del Pacto (productores de plásticos, productores de envases y embalajes plásticos, productos envasados y valorizadores). El objetivo de estos encuentros fue identificar qué plásticos dentro de su portafolio coinciden con este primer listado identificado y si cuentan con un plan de reducción o meta al corto o mediano plazo para estos, para así generar el listado de plásticos problemáticos de la iniciativa.
En un principio se va a trabajar con los cuatro primeros plásticos de la lista, ¿cuál es el objetivo en esta primera etapa?
El primer paso fue ponernos de acuerdo en la lista, el paso dos -que es el que tenemos trabajar durante el primer semestre- es definir qué acciones vamos a realizar como Pacto respecto del primer grupo, para reducir su uso. Se van trabajar tanto las acciones como los porcentajes de reducción, y nuestros socios pueden optar entre ambas alternativas. Como nosotros reportamos a Ellen MacArthur Foundation, quienes trabajan principalmente en base a cifras, lo ideal es alcanzar compromisos de porcentajes de reducción. El segundo grupo de cinco plásticos va a ser evaluado durante el segundo semestre de 2021, pero como en éstos no existe un acuerdo total entre los socios, vamos a hacer subgrupos de trabajo para buscar alternativas que reduzcan su impacto.
“En estos meses hemos identificado todos los desafíos de la cadena, desde la recolección hasta la separación, transporte, valorización, qué pasa con incentivos para la creación de mercados secundarios, y estamos tratando de buscar soluciones a cada uno de esos desafíos”
Esto tiene relación directa con Plastic Evolution, el llamado de innovación abierta del Pacto en busca de soluciones a los problemas y objetivos propuestos.
Claro. Como estamos en contacto permanente con nuestros socios en el Pacto, para conocer cuáles son sus ‘dolores de cabeza’, por así decirlo, entendemos que a veces no hay tiempo de sentarse y buscar una solución que les permita aumentar las tasas de reciclaje, o buscar alternativas circulares a sus envases y embalajes plásticos. Los desafíos que se plantean en Plastic Evolution apuntan a eso. Por ejemplo, si alguien no puede incrementar sus volumenes de reciclaje porque el producto que les llega está contaminado, quizás lo que se requiere es una solución de lavado excepcional de éstos que permitan reincorporar esos plásticos post consumo a su empresa. En estos meses hemos identificado todos los desafíos de la cadena, desde la recolección hasta la separación, transporte, valorización, etc.; qué pasa con incentivos para la creación de mercados secundarios, y estamos tratando de buscar soluciones a cada uno de esos desafíos. Plastic Evolution apunta precisamente a uno de ellos: cómo incrementar las tasas de reciclaje y cuáles son las soluciones -ojalá disruptivas- que podamos encontrar en el mercado en todo el mundo, porque este llamado es global, con un fuerte campaña en Chile, Brasil y Colombia.
Una vez que se realice una selección de las propuestas que lleguen, ¿la idea es iniciar un testeo y pilotaje en las empresas del pacto?
Como tenemos claro que las metas deben ser cumplidas al año 2025, la idea es que el primer filtro para las soluciones que lleguen es que ya hayan sido testeadas, y que no se trate solo un de una idea de proyecto. Necesitamos soluciones que estén probadas, que funcionan, y hacemos el vínculo inmediato con la empresa “x” para comenzar a trabajar, para poner su solución en la empresa.
¿Cuánto de esto podría impactar en la generación de empleo, en el potenciar emprendimientos y un ecosistema circular, en un contexto de crisis como el actual?
Desde Fundación Chile estamos impulsando con fuerza que la reactivación sea sostenible, o verde, y todo esto moviliza ese ecosistema. En toda la cadena del plástico hay muchas posibilidades de generación de empleos, desde la recolección, valorización y producción (a través de la innovación y rediseño). Hoy se están movilizando muchos residuos reciclables, ellos no han parado en toda esta logística pese a la pandemia. Sin duda la nueva economía del plástico y la economía circular abren muchas oportunidades, y quizás donde tengamos que hacer mayores esfuerzos es en el mercado secundario; una vez que tienes un nuevo material reciclado ¿quién te asegura la compra? Ahí podríamos pensar en grande, en sectores como la minería, la pesca, la construcción. Ir más allá y mover la frontera de lo posible.
¿Se han dado conversaciones con estos grandes consumidores para darle salida a estos productos que surgen del mercado secundario?
Desde el Pacto, estamos todavía centrados en los aspectos técnicos y la búsqueda de las soluciones para cumplir las metas. Pero desde Fundación Chile sí es una meta para los próximos años, tener estas conversaciones con los sectores productivos más grandes del país. Hoy hace mucho sentido el vínculo con la pesca por ejemplo, donde hay varios casos de recuperación de redes y un montón de mercados que se pueden generar a nivel local. Ahí hay ya algunas conversaciones interesantes, en otros sectores todavía es exploratorio.
Hay otro estudio que está realizando el Pacto respecto de tecnologías para el reciclaje y circularidad del plástico, ¿Qué avances tiene ese informe, que hallazgos hay ya?
Ese estudio los estamos terminando, pero más allá de las tecologías específicas -que muchos de nuestros miembros ya las tienen visualizadas-, lo que va a hacer esta consultoría también es indentificar qué tipo de tecnología han usado otros países, cuáles les han funcionado y tienen mayor alcance o impacto, pero también queremos ver costos involucrados. La idea es tener una línea de base sobre la que trabajar pensando nuevamente en toda la cadena de valor.
En marzo el Pacto por los Plásticos tiene que presentar un informe de reportabilidad de sus avances, pero también de las brechas aún existentes. ¿Cómo se está trabajando, y qué va a contener ese informe?
El año pasado logramos definir un formato de reportabilidad, y acordamos que fuera bien acotado a lo que necesitamos como información de línea base y también para dar cuenta a la Fundación Ellen MacArthur. Nos basamos en documentos de ellos pero hicimos algunos ajustes a nivel nacional, y separamos la reportabilidad en productores, proveedores y en gestores. La idea es que nuestros socios tengan un plazo -enero y febrero- para reportar con acompañamiento desde Fundación Chile, y contar con indicadores de actividades como, por ejemplo, las toneladas recolectadas de materiales post consumo, las recicladas, etc., y que idealmente las puedan separar por materialidad. Esa información la trabajamos también con nuestros abogados de libre competencia, y si bien internamente vamos a tener indicadores por cada uno de los socios, lo que vamos a reportar son las cifras globales de los miembros del Pacto en su conjunto. Se va a entregar el avance sobre los cuatro compromisos, ojalá con porcentajes, y las actividades realizadas en cada uno de ellos, así como las que se van a hacer a futuro. También las problemáticas que se han encontrado en el camino para gestionar o valorizar determinados materiales.