Vida Ambiental: la máquina procesadora de residuos orgánicos que apunta a los municipios para generar triple impacto
La chilena Marcela Rodríguez trajo esta novedosa tecnología desde una empresa brasileña fabricante de la cual es socia. Desde que comenzó a promover el uso del aparato, cuya característica es compostar cualquier tipo de residuo y transformarlo en abono de alta calidad en 45 minutos, Rodríguez se ha embarcado en proyectos que buscan favorecer y dar empleo a personas vulnerables y de baja escolaridad dentro de las comunas. Hasta ahora, sin embargo, solo la Municipalidad de Las Condes aceptó implementar esta iniciativa que, antes de la pandemia, buscaba sensibilizar a niños y niñas en educación ambiental a través del uso de la máquina.
“No te creo que exista esta maravilla. Yo he recorrido todas las ferias del mundo y no he visto ninguna máquina que no genere ruido ni vectores”, le dijo el director de aseo y ornato de la Municipalidad de Las Condes a Marcela Rodríguez. El funcionario no daba crédito a lo que le contaba la emprendedora acerca de una tecnología que convertía residuos orgánicos de todo tipo en abono de alta calidad.
Rodríguez le hablaba del Bioprocesador Express, una máquina de diseño y fabricación brasileña -Dar Vida- que esta ingeniera civil informática instauró a Chile con la razón social Vida Ambiental SPA, aunque su página web es www.yocuidoelplaneta.com (@yocuidoelplaneta_chile en Instagram). Ella misma, en tanto socia de Dar Vida, había llegado a las pruebas finales en la etapa de construcción del aparato, cuyo inventor es el brasileño Washington de Souza.
Cuando Rodríguez hubo de comprobar las virtudes de la máquina, el director de aseo y ornato de Las Condes se convenció de que era una buena idea. Era diciembre de 2019 y el proyecto consistía en hacer talleres de educación ambiental para niños y niñas de las escuelas dependientes de la corporación municipal a partir del aprendizaje en el uso del Bioprocesador Express.
A esa altura, Las Condes ya conocía las ventajas únicas de esta máquina procesadora de residuos orgánicos: que se podían introducir incluso huesos y cítricos, previa trituración a cargo de otra máquina anexa. La otra ventaja es el breve tiempo en que el artefacto logra cumplir su objetivo: es capaz de convertir una tonelada de residuos orgánicos en abono en el transcurso de una hora. Además, el uso de la máquina no requiere grandes capacitaciones y puede ser operada por niños, niñas y cualquier tipo de persona.
“El primer objetivo del desarrollo de esta máquina no fue el cuidado del medioambiente, sino era ver qué hacer con la cantidad de personas que quedarán sin trabajo en la era digital. Se trata de personas que por distintas razones no tienen un nivel alto de escolaridad, entonces yo pensaba qué trabajo digno le doy. La máquina es muy fácil de usar y le podría dar empleo a estas personas de más bajos recursos”, explica Marcela Rodríguez.
“Hemos tenido conversaciones con el jefe de la oficina de economía circular del MMA, Guillermo González, quien conoce el proyecto. Tenemos la idea de hablar con las seremis, ya que son ellas las que van a disponer de los fondos de la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos”.
La rotación por los municipios
Tras una larga gira por varios municipios, Las Condes fue el único, hasta ahora, que aceptó la propuesta de Vida Ambiental. Los talleres de educación ambiental para niños y niñas, sin embargo, se mantuvieron hasta que comenzó la emergencia sanitaria, en marzo de 2020. Esto llevó a Marcela Rodríguez a reinventar la estructura del proyecto y sacó una segunda derivada para beneficiar a los vecinos y vecinas de Las Condes.
El proyecto se readaptó en el punto de reciclaje orgánico Presente Verde, en la comuna de Las Condes, y ahí los residentes de la comuna van a dejar sus residuos y, opcionalmente, pueden retirar para sus hogares el abono resultante. Según sus cálculos, han logrado procesar 3,3 toneladas de residuos orgánicos, con la participación de 718 vecinos y vecinas.
En el resto de las comunas la respuesta ha sido más bien evasiva. El deseo de Marcela Rodríguez es proseguir el diálogo con los municipios y poder instalar centros de reciclaje orgánico comunitario con las máquinas en varios puntos de las comunas, ya sea en los mismos colegios de las corporaciones municipales, y que los operadores sean personas inscritas en la Oficina Municipal de Intermediación Laboral (OMIL), el puente que articula al interior del municipio la oferta y demanda de trabajo.
“La respuesta que yo tuve es que no me creían la capacidad de procesamiento que tiene la máquina. Si logro procesar una tonelada cada una hora, puedo llegar a 624 toneladas al mes. Nos parecía importante partir con los municipios porque son los responsables de la gestión de los residuos orgánicos. Qué mejor que entregarles a ellos el servicio, ya que en sus OMIL pueden saber sobre las personas que viven en la comuna y que necesitan trabajo”, expone la emprendedora.
La propuesta de Vida Ambiental está alineada, y esto es muy relevante, con las metas intermedias a 2030 por la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos del Ministerio del Medio Ambiente. Una de las principales dice relación con valorizar el 30 por ciento de los residuos orgánicos domiciliarios generados a nivel municipal.
“Hemos tenido conversaciones con el jefe de la oficina de economía circular del MMA, Guillermo González, quien conoce el proyecto. Tenemos la idea de hablar con las seremis, ya que son ellas las que van a disponer de los fondos de la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos”, comenta Rodríguez.
Otro tanto tiene que ver con la alta calidad del sustrato que se produce tras el proceso. Y dice sustrato, y no fertilizante, porque el primero “es un bioestimulante del suelo que mantiene a la planta. Es importante decir que el abono retiene entre un 50 y un 55 por ciento de humedad, lo que lo convierte en un producto de alto estándar”.