Raíz Nativo: una segunda vida para la madera y para las personas privadas de libertad
Esta empresa de triple impacto tiene por objetivo la formación de artesanos al interior de los recintos penitenciarios en la Región de O’Higgins. Lo logran a través del trabajo de internos en madera nativa en desuso que, a su vez, es recuperada desde diferentes fuentes. Con ello contribuyen al medioambiente, pero también a la reinserción de estas personas en la sociedad, ya que les hacen seguimiento. Ellos añaden una R más a las tres clásicas de la sustentabilidad: reinserción. “Hacemos una economía circular de personas”, dice su fundador Cristian Barahona.
Intencionalmente, el fundador de Raíz Nativo, Cristian Barahona, añadió una R más a la clásica visión de la sustentabilidad de las “tres erres”. Al famoso “reduce, reutiliza y recicla”, el emprendedor añadió el “reinserta”. Es decir, logró conjugar a partir de estos cuatro verbos el triple impacto que persigue su empresa: ambiental, social y económico.
Por el lado ambiental, Raíz Nativo se preocupa de recuperar aquellas maderas nativas de noble textura que la industria comúnmente desecha o deja en las madejas del olvido. Con ese material llegan a recintos penitenciarios de la Región de O’Higgins para capacitar a internos y convertirlos en artesanos. Los productos resultantes son de uso gourmet y decorativo, como tablas de carne, ensaladeras y otros.
Barahona inició su empresa en agosto de 2016 cuando presentó el proyecto a la cárcel de Rancagua. Luego se añadió el recinto penitenciario de Rengo, y pronto serán los penales de Peumo y Santa Cruz. “Nuestra meta es consolidar la región y luego partir a otra región. Es importante descentralizar. Queremos siempre partir en regiones”, dice Barahona, nacido y criado en la ciudad de San Fernando, aunque trabaja en Santiago.
La primera parte del emprendimiento es aquella que tiene que ver con la madera. Su cuñado era dueño de una viña en Isla de Maipo y veía que había unas cubas de madera nativa de unos 50 mil litros que no tenían u segundo uso. Empezó a recuperarlas, en línea con lo que siempre había sentido por las maderas nobles. “Siento amor y admiración por las nobles maderas en desudo. Me conectan con el pasado cuando les doy una segunda vida y me ayudan a imaginar el paso por la tierra. Siempre me gustó la cocina, las tablas de carne”, agrega el CEO de Raíz Nativo. También extrae madera de algunos trabajos de remodelación de inmuebles.
La siguiente fase del proyecto fue capacitar a los internos de los penales para convertirlos en artesanos de la madera. Y aquí es donde, para Barahona, entra a tallar el tema de la reinserción. No solo los preparan dentro del penal, sino que, una vez que salen en libertad, les hacen un seguimiento hasta que encuentren un empleo.
“Son delitos asociados a la pobreza. Están condenados a ser delincuentes desde que están en el vientre de sus madres y nunca han estado insertos en la sociedad. Por eso lo que hago yo es reciclar vidas, intentar cambiar el paradigma. No nos detenemos a pensar en qué fallamos como sociedad (…) Hacemos una economía circular de personas”.
La importancia de la reinserción laboral
Esto es importante en virtud de las cifras que maneja Raíz Nativo: según el Centro de Estudios Justicia y Sociedad de la Universidad Católica, una de cada dos personas que sale de la cárcel vuelve a delinquir. De igual manera, un 70 por ciento de esas personas reincide antes del primer año de libertad, generando además un “gasto público brutal”, dice Barahona. Por cada peso invertido en programas de reinserción laboral, cita otro estudio, la sociedad se beneficia con 6,3 pesos.
“A partir de ahí, nuestro trabajo se enfoca en un seguimiento, acompañamiento y capacitación en su proceso de inserción, que gracias a un Convenio CAIS de Gendarmería, las personas se pueden capacitarse en otros oficios tales como; operadores de maquinaria, gasfitería, soldadura y electricidad, entre otras, facilitando sus posibilidades laborales”, se lee en la página web de la empresa, www.raiznativo.cl (@raiznativo en Instagram).
Según cuenta Barahona, uno de los internos que trabajó en la cárcel como egresado hoy es operador de maquinaria y, además, fue uno de los capacitadores del curso de artesanos en el penal de Rengo. “Lo hizo bien, este es un modelo que los que van saliendo en libertad se lo replican a los que aún están adentro. Ninguna de las personas dejadas en libertad han reincidido”, añade.
Barahona dice que les paga un sueldo justo a los internos, a contrapelo de lo que buscan otras empresas: llegar a los sistemas carcelarios a buscar mano de obra barata: “Acá no es así, les doy además todos los materiales, herramientas, elementos de protección personal, aguinaldo. Se trata de motivarlos”. Actualmente todos los productos se venden a través de un canal de venta disponible en la página web y en otras tiendas.
Por todas estas razones, el lema de Raíz Nativo es “reinserción y reciclaje”, ya que “les damos una segunda oportunidad tanto a las personas como a la madera”. Después de fundar su empresa, Cristian Barahona tomó más conciencia acerca de la violencia estructural que provoca la delincuencia, y los prejuicios que existen en torno a los privados de libertad.
“Son delitos asociados a la pobreza. Están condenados a ser delincuentes desde que están en el vientre de sus madres y nunca han estado insertos en la sociedad. Por eso lo que hago yo es reciclar vidas, intentar cambiar el paradigma. No nos detenemos a pensar en qué fallamos como sociedad”, plantea Barahona, para quien otro de sus objetivos, finalmente, es hacer “una economía circular de personas”, ya que “les devolvemos la dignidad”.