Flujo de plástico al océano podría triplicarse a 2040: estudio propone ocho acciones para reducir en 80% la contaminación de los mares
“Romper la ola del plástico”. Ese es el nombre de un estudio de The Pew Charitable Trusts y SYSTEMIQ que revela que, al año 2040, el océano podría acumular 600 millones de toneladas de plástico si no se actúa de forma inmediata y sostenible. Para ello, propone la implementación de ocho medidas que en conjunto implican un “cambio de sistema” en toda la cadena del plástico, con el uso de tecnologías y soluciones disponibles en la actualidad. Además de mejorar la salud del océano, implicaría ahorros de US$ 70 mil millones para los gobiernos, reducir en 25 % las emisiones de GEI anuales que guardan relación con plásticos, y crear 700.000 puestos de trabajo a nivel global.
Periodista
En 2016, un estudio presentado en el Foro Económico Mundial reveló un dato que cambió la forma en que vemos nuestro consumo de plástico e impulsó una serie de regulaciones a nivel global para limitar -o hacer más responsable- su uso: en 2050 habrá más plástico que peces en el mar. Elaborado por la Fundación Ellen MacArthur y la compañía McKinsey, el informe no buscaba demonizar a la industria de los plásticos, sino mostrar una realidad y evidenciar los puntos débiles del sistema de producción, consumo y reciclaje, y al mismo tiempo abrió un debate que marcó el impulso de la economía circular en el mundo.
Hoy, un nuevo estudio realizado por The Pew Charitable Trusts y SYSTEMIQ, revela que si no se actúa de forma inmediata y sostenible, el flujo de plásticos al océano podría triplicarse para 2040 -con un material acumulado que podría llegar a las 600 millones de toneladas en los mares-, ya que la cantidad que ingresará al océano cada año aumentará de 11 millones a 29 millones de toneladas métricas dentro de los próximos 20 años. Es decir, el equivalente a 50 kilos de plástico por cada metro de costa a nivel mundial.
A pesar de que se ha progresado en abordar el desafío global del plástico, en el informe se concluye que los compromisos actuales de los gobiernos y la industria reducirán la cantidad de plástico que fluye al océano solamente en un 7 % para el año 2040. Sin un cambio significativo, es probable que alrededor de 4 mil millones de personas en el mundo no cuenten con servicios organizados de recolección de residuos para el mismo año, lo que contribuirá en gran medida a la cantidad estimada de contaminación del océano por plástico. Para reducir esta brecha, se requeriría conectar diariamente a más de 50.000 personas a los servicios de recolección, hasta el 2040.
Sin embargo, al mismo tiempo el informe, denominado “Romper la ola del plástico”, identifica ocho medidas que, en conjunto, podrían reducir cerca del 80 % de la contaminación anual del océano por plástico para el año 2040, con el uso de tecnologías y soluciones disponibles en la actualidad. Además de mejorar la salud del océano, adoptar los cambios delineados en el informe podría favorecer que los gobiernos ahorren US$ 70 mil millones para 2040, en comparación al escenario base; reducir en 25 % las emisiones de gases de efecto invernadero anuales esperadas y que guardan relación con plásticos; además, adoptar estos cambios permitirá crear 700.000 puestos de trabajo.
Erradicar el flujo de plástico que contamina el océano requerirá de un aumento dramático en innovación e inversión, con avances tecnológicos significativos, nuevos modelos de negocios y mayor énfasis en investigación y desarrollo. También constituye una oportunidad única para proveedores de materiales nuevos y existentes, y para industrias que emplean modelos de negocios circulares y sistemas de “reutilización y recarga” (reuse and refill) diseñados para usar productos y materiales durante el mayor tiempo posible.
“No existe una única solución a la contaminación del océano por plástico, pero por medio de acciones veloces y acordadas, podemos romper la ola de plástico”, dijo Tom Dillon, vicepresidente de ambiente de Pew. “Tal como se indica en este informe, podemos invertir en un futuro con menos residuos, mejores resultados en salud, mayor cantidad de puestos de trabajo y en un ambiente más limpio y resiliente para las personas y la naturaleza”.
“Nuestros resultados indican que la crisis del plástico tiene solución. Nos tardó una generación crear este problema; en este informe se demuestra que podemos solucionarlo en una generación. ‘Rompiendo la Ola de Plástico’ saca del tablero toda excusa viable; actualmente contamos con todas las soluciones necesarias para detener los flujos de plástico en más de un 80 %. Lo que necesitamos ahora es que la industria y los gobiernos se decidan a hacerlo”, agregó dijo Martin Stuchtey, fundador y socio gerente de SYSTEMIQ.
“‘Rompiendo la Ola de Plástico’ brinda un nivel de detalle al sistema plástico global sin precedentes que confirma que sin un cambio fundamental los flujos de plástico al océano podrían prácticamente triplicarse para el 2040. Para cambiar el rumbo de los residuos plásticos y la contaminación necesitamos aumentar radicalmente nuestros esfuerzos y acelerar la transición hacia una economía circular (…) La pregunta no es si es posible una economía circular para plásticos sino qué haremos juntos para hacer que eso suceda”
Ocho intervenciones combinadas para cambiar el sistema
Entre 1950 y 2017, el mundo pasó de producir dos millones de toneladas anuales de plástico a 348 millones de toneladas, lo que lo transformó en una industria global avaluada en US$526 mil millones que podría -además- cuadruplicar su capacidad para 2040. Con una infraestrutura actual de gestión de residuos que no puede mantener ese ritmo de crecimiento exponencial, se espera que los residuos plásticos aumenten de 91 millones de toneladas en 2016 a 239 millones de toneladas en 2040.
En los últimos años tanto las empresas como los gobiernos han hecho esfuerzos por regular el uso del plástico, y que en el caso de Chile se grafican en la Ley de Bolsas Plásticas, el proyecto de ley que busca regular los envases y utensilios desechables, y el Pacto por los Plásticos, entre otros. Pero según el estudio, aún si los compromisos actuales de los gobiernos y la industria de implementan integramente, es probable que los flujos de plástico al océano en 2040 sean solo un 7% más bajos en comparación al escenario actual.
En ese escenario, para evitar el incremento en la contaminación de los océanos, el informe “Rompiendo la Ola del Plástico” propone realizar un escenario de “cambio de sistema” enfocado en ocho intervenciones que deben implementarse en forma combinada para alcanzar la meta propuesta. La primera de ellas es reducir el aumento de la produccion de plástico y su consumo, para evitar alrededor de un tercio de la generación proyectada de residuos de este material a 2040.
Aquí el foco está puesto en una transición alejada de los plásticos que tienen un breve período de uso, como los artículos y envases desechables, cuyo valor de uso es bajo a la vez que son claves en la contaminación del océano. Esta intervención al sistema no requiere una disminución del consumo general, sino la eliminación de plásticos evitables y un cambio hacia productos y servicios basados en la reutilización.
La segunda intervención es la sustitución del plástico por papel y materiales compostables, cambiando un sexto de la generación proyectada de residuos para 2040. Se estima que un 17% de los desechos plásticos del escenario base puede sustituirse a 2040: 4,5% por papel, 3,5% por papel recubierto, y 9% por materiales compostables. Ello equivale a 17 millones de toneladas de residuos plásticos que se evitarían para 2040, y al tratarse de materiales sustitutos cuyos costos de producción son hasta 2 veces más altos que el plástico virgen, estos sustitutos se seleccionaron únicamente cuando reemplazan a plásticos que no pueden reducirse o reciclarse mecánicamente.
Una tercera medida es el diseño de productos y envases aptos para reciclar, para expandir el porcentaje de plástico económicamente reciclable de un estimado de 21% a un 54% para 2040. A esto se suma, como cuarta propuesta, el expandir las tasas de recolección de residuos en países de ingreso medio/bajo hasta un 90% en todas las áreas urbanas y un 50% en las áreas rurales a 2040, y brindar apoyo al sector de recolección informal.
La quinta intervención propuesta es duplicar la capacidad mundial de reciclaje mecánico a 86 millones de toneladas anuales para el año 2040. Hoy solo un 20% del plástico ingresa a los sistemas de reciclado, y tras las pérdidas por separación y reciclaje, solo un 15% de los residuos plásticos a nive mundial son efectivamente reciclados. Para alcanzar esa capacidad, señala el reporte, sería necesario abrir 107 plantas de reciclaje con una capacidad global de 20 mil toneladas por año, cada año, desde 2021 a 2040.
En sexto lugar, se propone desarrollar la conversión de plástico en plástico, potencialmente hasta una capacidad global de 13 millones de toneladas métricas por año. El estudio estima que la conversión química podría alcanzar una capacidad global de 26 millones de toneladas por año para 2040, muy por encima de las 1,4 millones de toneladas actuales, de las cuales la mitad sería convertida nuevamente en plástico, y la mitad restante se transformaría en combustible.
La séptima intervención propuesta al sistema es una medida de transición: construir instalaciones para disponer el 23% de plástico que no puede reciclarse de manera económica. Y finalmente, última medida propone reducir la exportación de residuos plásticos a países con bajas tasas de recolección, y altas tasas de vertimientos ilegales, en un 90% para 2040.
El compromiso necesario de todos los actores
Si bien las medidas propuestas son económicamente viables para los gobiernos y consumidores, señala el estudio, implementar las ocho intervencionaes al sistema y transformar la cadena de valor del plástico en 20 años no será una tarea fácil. “Para lograr todos los beneficios que podrían obtenerse de la nueva economía de plástico es necesario actuar de manera resolutiva y en colaboración: a lo largo de la cadena de valor, entre actores públicos y privados, niveles de gobierno y fronteras”, afirman los autores.
En lo que respecta al rol de los gobiernos, plantean, se debe incrementar la reponsabiliad extendida del productor (REP) y la responsabilidad por contaminación ambiental; establecer normas de control directo, incluida la prohibición de plásticos de un solo uso, requisitos de diseño y etiquetado, y regulación sobre el comercio de residuos, entre otros; crear instrumentos basados en el mercado como impuestos sobre plástico virgen o artículos difíciles de reciclar, mayores tarifas de entrada a rellenos sanitarios y esquemas de créditos por reciclaje; e implementar iniciativas de apoyo gubernamental como la recuperación subsidiada de residuos y el incremento de inafarestructura en esta materia.
El rol de las empresas, en tanto, se asume como fundamental para lograr el cambio en el sistema. Entre las acciones propuestas, que incluyen también oportunidades comerciales, el estudio plantea que “los propietarios de marcas, empresas de bienes de consumo no duraderos y minoristas deberían liderar la transición al comprometerse a reducir la demanda de plástico en al menos un tercio por medio de la eliminación, reutilización y de los nuevos modelos de prestación”.
Además, agrega, debieran “adoptar el rediseño productos e innovaciones en la cadena de suministro, y trabajar de manera transversal en ésta acerca del abastecimiento sostenible, reciclaje efectivo al fin de la vida útil y sustitutos compostables; y asegurar el máximo de incorporación de contenido reciclado y de reciclabilidad al crear productos que sean 100% reutilizables, reciclables o compostables”.
Respecto del rol de los inversores e instituciones financieras, estos pueden actuar en nutrir y desarrollar los proyectos emergentes (start-ups) desde el principio, desarrollar vehículos de inversión específicos para adaptarse a este tipo de activos, analizar la posibilidad comercial de nuevos modelos de negocios para demostrar el potencial de atracción y comercial de soluciones propuestas en virtud del cambio de sistema, e incorporar el “riesgo del plástico” en evaluaciones financieras y ambientales, sociales y de gobernanza.
¿Y el rol de la ciudadanía en avanzar hacia este cambio de sistema? En lo que respecta a la sociedad civil, señala el reporte, puede actuar como guardiana para hacer responder a los gobiernos, empresas e instituciones; concientizar y ejercer influencia para la creación de normativas más estrictas y coordinar investigaciones y ciencias ciudadanas.
Y por parte de los consumidores, implementar estas medidas implica cambios significativos en hábitos y conductas, pero son al mismo tiempo fuertes impulsores de modificaciones a través de sus preferencias de compra.
“La demanda de los consumidores ha tenido y seguirá teniendo un rol catalizador en la aceleración de estos cambios. Por ejemplo, cuando los consumidores expresan sus preferencias por productos o servicios más sostenibles ayudan a crear argumentos comerciales para aumentar las reducciones de plástico y el reciclaje, y pueden motivar a las empresas a avanzar mucho más de lo que marcan las responsabilidades legales y reglamentarias al abordar la contaminación por plástico”, afirma el reporte.