Empresarios de La Araucanía ponen manos a la obra con proyectos de economía circular
Luego de un periodo de aprendizaje y asesoría bajo la guía de Araucanía Circular 2025, varias compañías de la zona, de todos los tamaños, comenzaron a desarrollar proyectos que les permitirán dar un paso hacia la sustentabilidad económica, social y medioambiental. Representantes de cuatro de esas empresas cuentan de qué forma comienzan a avanzar en la circularidad de sus procesos, dejando de lado el modelo lineal que consiste en extraer, producir y desechar.
La economía circular está avanzando a paso firme entre las empresas de la región de La Araucanía, donde está transitando desde ser un concepto a ser una realidad.
De la mano de la iniciativa Araucanía Circular 2025 (AC2025), más de 70 empresas de diversos tamaños realizaron durante el segundo semestre del año pasado un curso de formación para comprender de qué se trata esta nueva forma de desarrollo económico que busca superar el modelo lineal que consiste en extraer, producir y desperdiciar.
En el curso, llamado “Camp de Economía Circular”, el eje central fue entender los tres principios en los cuales se basa el modelo de “circularidad”: eliminar residuos y contaminación desde el diseño, mantener productos y materiales en uso, y regenerar los sistemas naturales. Pero, además, se buscó que los alumnos miraran sus propios procesos y los de su entorno para ver cómo pueden implementar este modelo, identificar las barreras que existen y también las oportunidades que están naciendo.
Después del Camp, 25 de los participantes avanzaron a la siguiente etapa del cambio que propone AC2025, denominada “Experimentación Circular”, donde un profesional de la iniciativa evaluó los procesos de las empresas con el objetivo de determinar posibles transformaciones circulares para, finalmente, proponer una estrategia de implementación.
Según explican desde AC2025, en esta etapa se busca impulsar en las empresas cambios relativamente simples, de tal manera de que sea factible realizarlos “sí o sí” en un corto o mediano plazo. Así, es posible poner manos a la obra de manera rápida y poder constatar resultados, lo que debiera dar pie a nuevos cambios, quizá de mayor complejidad.
Araucanía Circular 2025 es una iniciativa que cuenta con el apoyo de Corfo, ejecutada por Patagonia Lab y co-ejecutada por el CFT Teodoro Wickel Klüwen, en alianza con Kowork Chile y Fundación Avina. Según explica su director, Juanjo Gutiérrez, entre sus principales objetivos está contribuir a que los empresarios y emprendedores de la zona sur del país cambien su mirada, transformen sus procesos, y sean pioneros en la adopción de esta nueva forma de producción de bienes y servicios que busca recobrar la armonía entre el desarrollo económico y el medioambiente sin sacrificar la sustentabilidad financiera.
En esa línea, consideran que la puesta en práctica de los proyectos diseñados en la etapa de Experimentación no solo puede beneficiar a los empresarios que los están aplicando, sino que pueden ser un modelo y una fuente de inspiración para otras empresas del mismo rubro.
A continuación, cuatro representantes de empresas que pasaron por la Experimentación explican de qué se tratan los proyectos en los que están avanzando a partir de la evaluación y la estrategia propuesta por Araucanía Circular 2025.
Nicole Salas, representante de Hendrix Genetics, Curarrehue
Nicole Salas es la encargada de medio ambiente y sustentabilidad en Hendrix Genetics, una empresa de inversiones extranjeras que en Chile se dedica a la producción de ovas de salmón y cuya sede se encuentra en Catripulli, una localidad de la comuna de Curarrehue. Allí trabajan unas 80 personas y cada año la empresa les compra trajes térmicos, indispensables como elemento de protección personal debido a la humedad propia de la planta donde se crían los peces, y por la crudeza del clima de la zona.
Cuando llegan los trajes nuevos, los del año anterior quedan como opción de recambio y los de años anteriores se van acumulando como basura, hasta que encuentran un relleno autorizado para botarlos. Esta situación fue detectada por la empresa como una oportunidad de mejora.
Nicole cuenta que desde la gerencia de Hendrix Genetics existe una preocupación permanente por la sustentabilidad y, en ese marco, ella acudió junto a la gerente de su área al Camp y la posterior Experimentación con Araucanía Circular 2025.
“Gracias a la asesoría vimos que una opción factible es dejar de comprar los trajes térmicos y buscar una empresa -probablemente una pyme- que preste el servicio de arriendo y reparación, de tal modo que si el traje está en buenas condiciones se pueda seguir usando”.
“Anualmente se gastan 15 millones de pesos en la compra de esta vestimenta y, según calculamos con los asesores, con el nuevo sistema se podría ahorrar hasta un 20% de este costo. Creo que de eso se trata la sustentabilidad, es decir, que exista una equivalencia entre el beneficio económico, ambiental y social”.
Previamente habían estado averiguando otras opciones para gestionar los trajes en desuso, entre ellas entregarlos a una empresa recicladora de textiles, pero la única planta operativa para recibirlos queda en Antofagasta, por lo que la solución no era eficiente a causa de traslado.
Actualmente están realizando las cotizaciones para el servicio de arriendo y están evaluando alternativas.
“Creo que este proyecto con la vestimenta es un puntapié inicial hacia la circularidad dentro de la empresa, a pesar de que quizá la generación de residuos textiles es menor comparado con otros tipos de residuos; pero aun así es un primer paso y ya estamos pensando en otros residuos que se generan en mayor cantidad y que podrían tener procesos circulares”.
Además, dice la ingeniera en Recursos Naturales, el uso de trajes térmicos es transversal a toda la acuicultura, por lo que este proyecto podría ser replicable en todas las empresas del rubro.
Nicole, quien es magíster en Manejo de Recursos Naturales y vive en Villarrica, conocía sobre economía circular, pero con el Camp se dio cuenta que se trata de mucho más que reincorporar un residuo, es decir, que se puede evitar generarlo incorporando el ecodiseño desde el principio. Para ella, dice, que poder llevar a cabo estas modificaciones circulares es importante y, además, considera que es muy relevante tratar estos temas, porque “el entorno donde están las pisciculturas requiere que haya cambios en la forma de gestionar”.
Andrea Muñoz, representante de Camping Copacabana, Pucón
Andrea Muñoz comenzó hace diez años a administrar el Camping Copacabana, ubicado en la zona urbana de Pucón, donde cuenta con cuatro hectáreas de terreno que incluyen bosque nativo y son “un oasis en medio de la ciudad”.
Hace tres años, Andrea y su marido, Juan Carlos, decidieron hacerse cargo por completo del centro vacacional, lo que incluyó un mejoramiento total del recinto, que actualmente cuenta con más de 70 sitios para acampar completamente equipados.
La emprendedora cuenta que una de las situaciones que le preocupa hace bastante tiempo es el gran volumen de basura que se genera en el camping, que en temporada alta algunas veces produce malos olores y requiere de tres o hasta cuatro retiros diarios. Ella ha estado buscando alternativas para abordar esta situación, principalmente a través del reciclaje de las botellas, pero no ha tenido éxito en encontrar colaboración para el retiro del material.
Como siempre está aprendiendo cosas nuevas, el año pasado se inscribió en un programa municipal llamado “Compóstate Pucón”, donde le enseñaron a compostar. “Empecé a hacerlo en invierno, cuando tengo mucho tiempo, y me encantó, lo encontré fácil y pensé que podía hacerlo con el camping. Es algo que puedo gestionar sola y voy a reducir el volumen de basura; creo que por algo se empieza”.
Poco después se inscribió en el Camp de Economía Circular y comenzaron a surgir nuevas ideas. “Vi que además de cuidar el medioambiente puede ser buen negocio, porque significa menos tiempo para retirar la basura y más adelante puedo vender la tierra del compostaje, entre otras cosas”.
Posteriormente hizo la Experimentación y fue así como surgió la idea de implementar la separación de los residuos orgánicos con ayuda de los campistas, involucrándolos mediante diversas técnicas de motivación, como juegos, talleres y títeres. Para eso adecuó recipientes para dejar lo que fuera compostable y entregó instrucciones sobre cómo hacerlo. “Creo que es fundamental el tema de la educación, en espacial de los niños, porque cuando ellos enganchan todo se hace más fácil”.
A causa de la pandemia, el Camping Copacabana no ha tenido muchos visitantes, pero el eclipse del 14 de diciembre, que se apreció en su totalidad en la Araucanía, le dio la oportunidad de hacer una “marcha blanca”. “Estaba un poco asustada, no sabía cómo iba a responder la gente, si es que iban a entender, pero funcionó súper bien, estoy fascinada porque está funcionando”.
“Hace un tiempo, cuando estaba viendo qué hacer con las botellas, llamé a varios camping de la zona y me di cuenta que todos tienen el problema de la basura y muchos quieren hacer algo al respecto (…) Creo que podrían implementar fácilmente lo del compostaje porque hay que tomar la realidad de otra forma, tenemos que cambiar la manera en la que vemos los residuos”.
“Este es un primer paso, sé que el siguiente va a ser más fácil y mi objetivo es llegar a casi no botar residuos. Sé que hay mil cosas que podría hacer y hoy no las veo, pero a medida que vaya avanzando me voy a ir dando cuenta de todas las posibilidades que tengo para poder entregar un buen servicio con sustentabilidad”.
Andrea cree firmemente que este es el camino para cuidar su ciudad y proteger el medioambiente, y espera que sus hijos, Emilia (10) y Elías (8), sean parte de la lucha por ese objetivo.
María Teresa Uribe, dueña de Enefood, Temuco
Hace cuatro años María Teresa Uribe se independizó y creó la empresa de alimentación Enefood, luego de siete años trabajando como administradora de casinos. Entre otras cosas, actualmente tiene la concesión del casino de Kaufmann Temuco, donde entrega el servicio de almuerzo para más de 80 trabajadores.
“Ofrecemos dos alternativas de menú, uno normal y otro hipocalórico, y para saber qué cantidad hacer de cada uno, la maestra de cocina hace un cálculo basándose en lo que conoce a los trabajadores. Como no es algo exacto siempre se desecha una cantidad de platos”.
Según cuenta María Teresa, aunque los volúmenes no son tan grandes, botar esos menús significa una pérdida para su empresa; además, desde mucho antes ella siempre ha tenido una inquietud en relación a la comida que se pierde en los casinos, tanto los platos preparados como otros desechos como las cáscaras o el pan añejo.
Comenta que con la pandemia, y las consecuentes cuarentenas, bajó mucho la cantidad de trabajo, así que aprovechó de capacitarse y realizó el curso del Camp Circular. “Ahí me di cuenta que lo que yo siempre pensaba sobre la posibilidad de aprovechar los residuos tenía que ver con la economía circular y que, además, era posible ir más allá, tratando de generar menos basura”.
De eso modo, explica, pensó que quizá la solución estaba un paso antes, en la preparación de la comida. Así, con la asesoría de AC2025 llegaron a una idea para optimizar la distribución de los platos: generar un sistema para que la gente elija su menú el día antes, lo que permitirá saber con exactitud qué cantidad hacer de cada uno.
El objetivo es implementar esto aprovechando las tecnologías, así que una idea es tener una tablet donde cada persona pueda anotar qué va a comer al día siguiente, aunque también está la posibilidad de invertir en un programa de computación especial. En ese caso, Enefood podría postular a algún tipo de financiamiento en instituciones como Sercotec o Corfo.
María Teresa sabe que estas transformaciones serán importantes para su empresa porque, además de reducir la pérdida de alimentos, lo que significa un ahorro, esta tecnología va a ser una herramienta importante para cuando ella se presente a una licitación.
“Yo me enamoré de la idea porque me imagino todo lo que se puede hacer, por ejemplo, en el caso de un casino grande, que es mi sueño, donde el ahorro sería mucho mayor; además es más fácil incorporar opciones vegetarianas o veganas, y se les podría entregar un reporte a las personas que quieran con las calorías que consumieron en el mes”.
María Teresa, quien trabaja con una maestra de cocina, dos ayudantes y una nutricionista, dice que está muy entusiasmada con la economía circular, que está tratando de aplicarla también en otros ámbitos de su vida y de transmitirla a otras personas. “Siento que hay muchas cosas por hacer, que hay todo un mundo por descubrir en torno a la circularidad y quiero ir avanzando paso a paso”.
“Una de las cosas principales que me relevó el curso fueron las oportunidades de circularidad, empezar a revisar todos nuestros procesos y, efectivamente, siempre es posible ver en qué podemos ser más eficiente. Hay un concepto que me quedó súper claro: no se trata de circularizar lo que es lineal, sino que repensar, rediseñar”.
Daniel Silva, representante de TriCiclos zona sur.
TriCiclos fue la primera empresa de Latinoamérica en certificarse como empresa B, es decir, con el compromiso público de generar un impacto social y ambiental positivo en el curso de su actividad económica lucrativa. Se dedica principalmente a diseñar e implementar soluciones para eliminar el concepto de basura y, actualmente, gestiona la mayor cadena de puntos limpios a lo largo del país.
Daniel Silva es el representante de TriCiclos para la zona sur del país, desde Concepción hasta Chiloé, y acaba de realizar tanto el Camp como la Experimentación con Araucanía Circular 2025. Aunque su empresa está inmersa en la sustentabilidad y la economía circular, Daniel explica que siempre es necesario actualizarse y conocer nuevos aspectos de este modelo.
“Si bien la empresa trabaja en torno a la economía circular, muchas veces estamos muy en el día a día, resolviendo cosas prácticas y puntuales, entonces el perfeccionamiento y aprendizaje es muy importante. En ese contexto, realizar el Camp Circular fue súper interesante para mí”.
En ese proceso, cuenta, pudo observar cómo están haciendo las cosas y analizar dónde es posible mejorar.
“Una de las cosas principales que me relevó el curso fueron las oportunidades de circularidad, empezar a revisar todos nuestros procesos y, efectivamente, siempre es posible ver en qué podemos ser más eficiente. Hay un concepto que me quedó súper claro: no se trata de circularizar lo que es lineal, sino que repensar, rediseñar”.
Así, con la asesoría de AC2025, pudo profundizar una mejora de la logística del punto limpio de Temuco que estaba desarrollando. Se trata de entregar en el mercado local los materiales que son depositados en el punto limpio, de tal manera de evitar su traslado a grades distancias. “El destino habitual era Santiago, porque era en cierto modo lo más simple, pero vimos una serie de externalidades negativas relacionadas con la complejidad logística y la huella de carbono, así que empezamos a gestionar para colocar los materiales aquí mismo y hacer el proceso más eficiente”.
Estuvieron enfocándose en ese objetivo y, además, en un paso más, que sería “intencionar procesos de transformaciones de materia prima localmente, es decir, no vender por kilos los plásticos o metales, sino más bien pensar en articularnos con otros actores, de manera de transformar la materia prima o hacer productos en la región”.
Para esto ya ha tenido acercamientos con la Universidad de la Frontera (Ufro) -para investigación de materiales y procesamiento de materiales que tienen poca salida en el mercado-, con empresas locales y emprendedores, entre otros. Se trata de un esfuerzo por descentralizar que cuenta con múltiples beneficios: ambientalmente implica sacar menos camiones hacia Santiago; en el aspecto económico, al transformar la materia prima aumenta su valor; y en el ámbito social, permite crear empleos y desarrollar otros emprendimientos.
Otra posibilidad de mejora detectada por Daniel con la asesoría de la Experimentación tiene que ver con potenciar la aplicación que actualmente usan para agendar las visitas al punto limpio. “Hasta ahora la app ha sido muy funcional, pero podríamos gestionarla para generar comunidad, que las personas se conecten entre ellas y puedan quizá hacer negocios o pasarse datos, etc.; esto serviría para la colaboración, algo muy importante para la economía circular”.
Así, desde la localidad de Quepe (Freire), Daniel manifiesta su optimismo: “Son cosas sencillas, factibles de realizar en el corto plazo”.