Ecodiseño de envases sostenibles cobra fuerza en la industria impulsado por la Ley REP
Disminuir la huella ambiental de los productos, analizar su ciclo de vida para hacer más eficiente y sustentable toda la cadena de producción, disminuir residuos, reparar, reutilizar, remanufacturar y, finalmente, reciclar. Esas son las principales características del ecodiseño, una herramienta que está adquiriendo impulso a nivel global gracias a la economía circular y Chile no se queda atrás. Innovar, mejorar y la búsqueda de nuevos materiales aparecen como claves en este escenario.
Periodista
Con una economía circular en proceso de incipiente pero acelerada instalación, y con una Ley REP que ya empieza a tomar forma en la industria, hay un concepto que empieza a cobrar nueva vigencia: la innovación. Y no necesariamente estamos hablando de apps, startups o emprendimientos creativos, sino que de innovación en procesos productivos que hasta ahora han demostrado ser altamente efectivos y exitosos en el desarrollo económico del país, pero que aún así es necesario dejar atrás porque representan una economía lineal que -y en esto parece haber consenso- ya es insostenible. La economía circular requiere de un nuevo tipo de productos, sustentables, con menos huella ecológica, reutilizables, reciclables, durables. Y ahí aparece un concepto fundamental para esta tarea: el ecodiseño.
Creado en los años 90, el ecodiseño fue la respuesta a las falencias detectadas en los procesos de producción limpia, que si bien mejoraron e hicieron más eficiente la producción de bienes y servicios, solo lograban disminuir una parte muy pequeña del impacto ambiental de los productos. Faltaba aún una mirada de ciclo de vida, sobre toda la cadena de producción.
“El ecodiseño es la respuesta técnica al hecho de que los impactos ambientales se fijan en los productos de consumo masivo al momento de su diseño. Cuando pensamos un producto, definimos de qué material está hecho, cuántos materiales tiene, qué cantidad de material. Si es desechable, reusable o reparable. Si al final de su vida se puede hacer algo con él. En cada una de esas decisiones se anclan los impactos del producto en toda su cadena de producción. Si quiero que tenga un menor impacto debo actuar en su diseño, porque después las personas tienen poco espacio de decisión”, explica Alejandro Chacón, fundador y director de Ecodiseño.cl, empresa pionera en Chile en esta materia.
El docente de la Escuela de Diseño de la UC Óscar Huerta, reafirma el rol del ecodiseño en la preparación de los envases, desde su etapa inicial, para las demás etapas de su ciclo de vida “aguas abajo” incluyendo la gestión de los residuos. Y en ese proceso, dice, “la innovación es necesaria para aplicar ecodiseño de manera adecuada y lograr bajar el impacto ambiental, , diminuir costos, facilitar la reciclabilidad y aumentar el valor del producto”.
“La idea del ecodiseño es cerrar el ciclo, pero hay muchos ciclos más cortos y rápidos que el reciclaje, como la remanufactura, el reuso o el rediseño. Reciclar es caro e ineficiente, porque tengo que ir a buscar un plástico, separarlo, limpiarlo, picarlo, fundirlo… en cambio, si puedo tomar un residuo y reutilizarlo, es mucho mejor”
En su esencia, lo que busca el ecodiseño es innovar, mejorar, a partir de la información ambiental de todo su ciclo de vida. Y detrás de ello está la eficiencia en el uso de las materias primas, del transporte, del uso de energía, de la distribución, del proceso completo. Esto, que se trabaja desde hace un buen tiempo en Europa, aún es incipiente en el resto del mundo pero está cobrando una nueva fuerza global de la mano de conceptos como la economía circular y de la Nueva Economía de los Plásticos. Y en Chile también, gracias a estos mismos conceptos, pero fundamentalmente por la Ley REP. Y a nivel local no estamos tan atrás.
“Esto es un tema nuevo. En Chile es muy nuevo, aunque es el país pionero en Latinoamérica en ecodiseño. Vamos bastante más avanzados que el resto de la región”, dice Chacón.
La idea del ecodiseño, además, es que no todo termine en reciclaje sino que se aproveche antes. “El reciclaje es la idea más sencilla de la economía circular, cerrar el ciclo, pero es una manera cara de hacerlo. La idea del ecodiseño es cerrar el ciclo, pero hay muchos ciclos más cortos y rápidos, como la remanufactura, el reuso o el rediseño. Reciclar es caro e ineficiente, porque tengo que ir a buscar un plástico, separarlo, limpiarlo, picarlo, fundirlo… en cambio si puedo tomar un residuo y reutilizarlo, es mucho mejor”, explica Chacón.
Hoy esta herramienta está cobrando un fuerte auge en Chile, donde importantes empresas pioneras ya lo están implementando. Una forma de medirlo es en la formación de capital humano: hace apenas diez años había un par de cursos informales de ecodiseño en Chile, principalmente electivos. Hoy se imparte en numerosas universidades en carreras como diseño, arquitectura o ingeniería, y el interés es cada vez más creciente.
Este año se abrió el primer diplomado de ecodiseño financiado por Corfo, y para los 70 cupos postularon más de 330 personas. Entre sus alumnos hay varios representantes de grandes empresas, y el éxito fue tal que para el próximo año se programó un nuevo diplomado en Santiago, otro en Valparaíso y un tercero en Rancagua.
Iniciativas pioneras
“Ya hay varios ejemplos de ecodiseño en Chile, pero está todavía está muy incipiente”, dice Verónica De La Cerda, gerente general de Triciclos. “Con Coca Cola trabajamos en bajarle el gramaje a una botella de agua en un porcentaje súper considerable mejorando su diseño; está el caso de Unilever, que cambió un envase de detergente que tenía un cartón con una lámina de plástico, absolutamente imposible de reciclar, por otro de plástico 100% reciclable”, agrega.
¿Cuál es la ventaja? Envases ecodiseñados mejoran su huella ambiental. La botella de ecoflex del agua mineral Vital de Coca Cola, por ejemplo, usa un 30% menos de PET en sus botellas, mientras que las de jugo Andina del Valle lo redujeron en un 40%. Esto no solo implica disminuir en 1.740 las toneladas anuales de residuos y un 100% de material reciclable, sino que implican un ahorro de energía equivalente al consumo mensual de 65 mil hogares.
No han sido los únicos. Ecodiseño.cl, por ejemplo, trabajó con Super Pollo para mejorar sus envases tradicionales de pollo seleccionado, los que venían en una bandeja de plumavit envueltos en film transparente. Era un envase imposible de reciclar, que además se chorreaba. Por ello trabajaron en un nuevo envase a partir del ecodiseño, que no solo no chorrea, sino que redujo su impacto ambiental en un 45% y mejora a lo largo de todo el ciclo de vida.
“Es reciclable, bajó el peso del envase en un 70%; de cuatro procesos de embalaje se pasó a uno, por lo que hoy demoran un 25% del tiempo que se demoraban antes en envasar un producto. Eso significa ahorros de costos, de materia prima y de transporte -porque permite transportar más envases por pallet-, del proceso completo. Y el costo de hacer esto es fácilmente cien veces menor de lo que se ahorró la empresa el primer año. Es muy caro no ser sustentable”, explica Chacón.
Pero mejorar los envases no es el único camino. “Hay otras empresas que están incluso mirando como cambiar su modelo de negocios a fin de evitar tanta generación de residuos, lo cual también en el fondo es un planteamiento desde el diseño”, dice Verónica De La Cerda. Una empresa que vende agua embotellada, por ejemplo, vende eso: agua, no envases. El envase termina siendo un residuo que además está asociado a una marca impresa en el envase. Cambiar ese paradigma también es un camino posible.
“La misma estrategia de Coca Cola de potenciar su retornabilidad la final es una interpretación del impacto que genera el diseño de tus productos en el medio ambiente, en la generación de residuos, y aquí lo que estás alterando es el diseño no del producto mismo, sino del servicio que va acompañado al producto. Es como una redefinición del modelo de negocios, que en el caso de Coca Cola ya estaba implementado, pero hay otras empresas que están moviéndose hacia allá. Por qué no en vez de entregarte un envase con un limpiador de suelo, por ejemplo, pones dispensadores en tiendas donde ir y llenar el envase, porque lo que quieres comprarme básicamente es el limpiador, no el envase”, agrega la gerente general de Triciclos.
El rol de los consumidores
El ecodiseño debe además ir de la mano con el ecoetiquetado, que entrega información a los consumidores para ayudar a cerrar el ciclo de la economía circular, así como el reciclaje de los productos como alternativa final cuando estos terminan su vida útil.
“En la Ley REP, el mundo de los envases y embalajes es mucho más complicado que con los neumáticos, porque necesitas una participación activa de los consumidores. Eso se logra con educación, y educación masiva. Con las mismas herramientas de marketing con que las empresas fidelizan a sus consumidores se va a tener que hacer este cambio cultural”.
“En el 80% de los envases y embalajes de productos que se venden en Chile, ni siquiera dice de qué está hecho el producto. Cómo se va a reciclar si la gente no sabe se es polietileno, poliestileno, polipropileno, qué plástico es. Si algo tan sencillo como la información no está, no se va a reciclar, y lo más probable es que termine en la basura. Para eso se requiere una acción en el diseño del producto”, afirma Alejandro Chacón, de ecodiseño.cl.
Es un hecho que la Ley REP requerirá de consumidores informados, pero también conscientes. “No basta un cambio en el sistema de producción, necesitamos hacer cambios en el sistema de consumo”, dice Marcela Godoy, presidenta de la Asociación de Consumidores Sustentables de Chile, AdC Circular.
Desde hace diez años, Marcela Godoy asesora a empresas en ecodiseño a través de STGO SLOW, de la que es directora de sustentabilidad. Sin embargo, empezaron a detectar que el entusiasmo inicial de las empresas por el ecodiseño -previo a la aprobación de la Ley REP- no duraba mucho pese a las mejoras ambientales y de procesos.
“Cuando preguntaba por qué, me decían que era porque cuando ponían el producto en la góndola el consumidor no valoraba que estaba ecodiseñado. Había un doble problema: el desconocimiento del consumidor, y que esto no se comunicaba”, explica.
Por eso decidieron crear la Academia Circular, donde forman a agentes de cambio enseñándoles de ecodiseño, ecoetiquetado, y busca sensibilizarlos respecto a un consumo responsable. A eso lo llamaron consumo circular, para acercar a la ciudadanía a estos conceptos.
“En la Ley REP necesitas una participación activa de los consumidores, para que vayan a dejar un envase a un punto limpio. Eso se logra con educación, y educación masiva. Con las mismas herramientas de marketing con que las empresas fidelizan a sus consumidores se va a tener que hacer este cambio cultural, porque es un cambio de paradigma”, dice Marcela Godoy.
Para apoyar este proceso, en la academia se imparten programas intensivos de seis días donde se explican las estrategias de ecodiseño, pero fundamentalmente el consumo circular. Ya han pasado 70 personas por estos cursos, entre ellos funcionarios públicos, ejecutivos, académicos, dirigentes sociales, dueñas de casa y estudiantes universitarios.
“Todos postulan con un proyecto donde deben transmitir lo que aprendieron en la academia, y puede ser una charla en el colegio de sus hijos o a través de un blog, por ejemplo. La idea es que sean agentes de cambio, que viralicen y transmitan lo que aprendieron a través de diferentes espacios”, explica Marcela Godoy.
Resolver el tema de los plásticos
Hoy uno de los principales problemas del ecodiseño está en los plásticos, por las características del residuo que genera. Pero el problema, dice Alejandro Chacón, no es el plástico, sino el uso que le estamos dando.
“Para variar, el problema somos nosotros: un material que dura 500 años lo fabrico para un uso de 100 días. ¿El problema es del material o del que lo está usando? Un producto durable lo estamos usando para fabricar productos desechables, y el material es fantástico, porque es durable, es estable, es inocuo, no se rompe, tiene un montón de ventajas y características alucinantes. Tenemos que cambiar el switch, es nuevamente un problema de ecodiseño. La solución para esto es el primer paso del ecodiseño: conócete a ti mismo. Conozcamos los materiales”, afirma.
“El mejor incentivo para mejorar el diseño es separar los plásticos, considerarlo (en la Ley REP) como una categoría llena de subcategorías. No es lo mismo poner PET en el mercado que polietileno, poliestileno o PVC. Cada uno de esos materiales son mundos aparte, y la manera de fomentar que se migre de los no reciclables a los reciclables es reconociéndolos como diferentes”
Para Marcos Segal, presidente del Comité de Economía Circular de la Asociación de Industriales del Plástico (Asipla), el ecodiseño es una herramienta que las empresas del sector usan constantemente, la pregunta es en qué forma y cuán profundamente la aplican.
“Si le bajo el peso a un envase para hacerlo más liviano, es una herramienta de ecodiseño, pero lo hago también porque el envase es más barato al tener menos material. Por lo tanto, el ecodiseño ha existido siempre, lo que pasa es que ahora se va a hacer en el marco de la REP y cada empresa buscará qué tecnología se le adapta mejor. Hay varias maneras de aproximarse al tema”, afirma.
No obstante, es aquí donde probablemente se presente uno de los principales nudos de la Ley REP de envases y embalajes: cómo tratar este material y cómo se definirá ecodiseño.
Aunque hasta ahora se han realizado dos reuniones del comité asesor del Ministerio del Medio Ambiente (MMA) para la elaboración del decreto de metas de recolección y valorización de este producto prioritario, este organismo ya ha entregado algunas definiciones previas al respecto, aunque no definitivas ya que podrían variar: se va a poner una meta por los plástico en general, no por subcategorías; y en materia de ecodiseño se propondrá que los materiales, además de ser reciclables, contengan un porcentaje de material reciclado.
Ambas definiciones previas aún no generan un consenso entre los actores de la industria. “La Ley REP efectivamente podría ser un instrumento de fomento a una mejora del diseño de empaques, si es que efectivamente regula los materiales por separado”, afirma Verónica De La Cerda.
“El mejor incentivo para mejorar el diseño es separar los plásticos, considerarlo como una categoría llena de subcategorías. No es lo mismo poner PET en el mercado que polietileno, poliestileno o PVC. Cada uno de esos materiales son mundos aparte, y la manera de fomentar que se migre de los no reciclables a los reciclables es reconociéndolos como diferentes, dando a conocer que son diferentes”, agrega.
Una mirada con la que concuerda Óscar Huerta, de la Escuela de Diseño UC: “Es bueno que haya distinciones acerca de los materiales, ya que esto entrega detalles más cercanos a la realidad. El término ‘plástico´ engloba muchos materiales plásticos que entre sí son distintos. Similarmente, categorizar un envase como ‘plástico’ a secas deja fuera el hecho de que muchas veces un envase contiene varios materiales”.
Incorporar material reciclado
En lo que respecta a la incorporación de material reciclado en los envases, tampoco parece una solución fácil, y en general su incorporación como exigencia es reciente. De hecho, el Parlamento Europeo emitió recién en diciembre de este año una resolución previa que establece una meta de material reciclado en botellas de plástico de un 25% para el año 2025, y de un 30% para 2030.
Hoy, dice Segal, eso se hace con frecuencia con algunos tipos de plástico y con algunos tipos de productos, principalmente en los embalajes o en tuberías, por ejemplo. En la industria del plástico hay tecnologías conocidas que permiten incorporar material reciclado sin ningún problema. La dificultad está en los envases, que entran en contacto con los alimentos. Para ello, Asipla está desarrollando un estudio sobre la legislación y regulación que existe a nivel nacional e internacional para entender mejor esta problemática.
“Aquí se da un problema fundamental, porque obviamente las marcas deben usar materiales inocuos, y si bien los materiales reciclados en general son inocuos, se requiere de una trazabilidad que hoy es difícil de lograr. No es que no exista, pero debe ser tan buena como si se tratara de materiales vírgenes para estar absolutamente seguros que son inofensivos. Por eso la trazabilidad es importante. Son temas que se están abordando a nivel global para la incorporación de material reciclado en la industria del plástico”, explica Segal.
Para Verónica De La Cerda, poner material reciclado dentro de los envases es una propuesta interesante, pero no necesariamente fácil, afirma: “hay empaques que, producto de otro tipo de normativas que tienen que ver -por ejemplo- con temas sanitarios están limitados, o a veces no están ni siquiera regulados, respecto de cómo y cuánto material que no sea virgen podrían incluir en los envases. Si eso va acompañado de un tratamiento y de un buen estudio que lo avale, podría ser interesante, pero la variabilidad de usos en envases y embalajes es enorme, entonces hay cosas que serán factibles y otras no”.
Alejandro Chacón aporta otra mirada para la solución, y apuesta no solo por el ecodiseño, sino también por la tecnología. “Si una botella se recicla, el siguiente uso será de menor calidad. Pero no todos los plásticos son así, hay plásticos que si se reciclan mantienen la misma calidad. A eso se llama un material supraciclable (upcycling), que lo uso muchas veces y mantiene la misma calidad. Por ahora podemos hacer lo que hacemos, la siguiente es una barrera tecnológica”, afirma.
Avanzar hacia allá, agrega, implicaría un cambio más profundo: “si un plástico lo pudiera reciclar muchas veces podría generar un modelo de negocios totalmente diferente. Si convenzo a la gente que no lo lleve al punto de reciclaje y me lo traiga a mi, y yo hago la logística inversa, estoy obteniendo materia prima gratis. La gracia que hay detrás de la sostenibilidad es que se crean negocios completamente diferentes, y empieza la servitización. Ya no me interesa que la botella se vaya, quiero que vuelva, que dure. Los materiales supraciclables cambian el modelo de negocios y la relación con el material. Hacia allá tenemos que ir”.
“El objetivo es poner la etiqueta en forma voluntaria, desarrollar un etiquetado que indique varias cosas: que estén claramente identificados los materiales que componen en envase, si parte de ellos son reciclados o no, así como la reciclabilidad real del envase”.
Política Nacional de Ecodiseño y Ecoetiquetado: en revisión
En paralelo a la Ley REP, el MMA está trabajando en un Plan Nacional de Ecodiseño y Ecoetiquetado que normaría estas materias, que si bien ya tuvo un proceso de consulta pública, hoy está en revisión por parte de las autoridades del ministerio. Es aquí donde podrían finalmente salir las definiciones más finas al respecto.
A esto se suma una iniciativa parlamentaria de la diputada RD Catalina Pérez, que busca establecer por ley la obligación de que los productos prioritarios de la Ley REP incluyan un ecoetiquetado que diga si son reciclables o no.
El borrador actual del plan nacional establece una certificación ambiental de productos y organizaciones a través de normas técnicas de referencia, apoyar al Estado y al sector productivo en la aplicación de ecodiseño y ecoetiquetado, y valorar a través de distintos mecanismos la implementación y certificado de ecodiseño, entre otros.
Guillermo González, jefe de la Oficina de Economía Circular del MMA, afirma que “estamos revisando ese plan, porque hay que distinguir medios de fines. Tener certificaciones de ecodiseño está bien como medio, pero primero tenemos que tener claridad respecto del fin”, explica.
Más que generar la infraestructura para tener los mecanismos de certificación, dice González, lo que se requiere es mejorar los diseños, y la certificación no aparecería como una herramienta suficiente para incentivar la innovación. Por ello, una alternativa que se está analizando es incorporar desafíos de ecodiseño para distintos tipos de industria de acuerdo a sus propias necesidades de mejora derivadas del análisis de ciclo de vida, más que una certificación general para todos.
“Esa puede ser una forma alternativa de pensar en otros incentivos al ecodiseño. Al plan que tenemos hoy día lo que vamos a hacer es agregarle más cosas, que no se acote solamente a la certificación, porque esa es una parte acotada de la ecuación”, agrega González.
En cuanto al ecoetiquetado, actualmente el MMA está trabajando con la Sofofa para crear una nueva etiqueta a los productos, en el marco de un Acuerdo de Producción Limpia al alero de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático. La idea es que sea, en principio, una certificación voluntaria que destaque a quienes reducen packaging o usan materiales reciclables -o reciclados- en sus envases, por ejemplo.
“La idea es que tenga una connotación positiva”, agrega Marcos Segal, de Asipla. “En este momento el objetivo es poner la etiqueta en forma voluntaria, desarrollar un etiquetado que indique varias cosas: que estén claramente identificados los materiales que componen en envase, si parte de ellos son reciclados o no, así como la reciclabilidad real del envase”.