El año de la retornabilidad
“Nos hemos planteado metas ambiciosas, pero contamos con un escenario que nos invita a intentarlo. La reciente promulgación de Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) significó que dentro de la compañía, y en conjunto con nuestros socios embotelladores, se les diera una nueva mirada a estos envases”.
La evidencia es clarificadora. Una botella retornable da varias vueltas antes de terminar su ciclo de vida, ya que posee la virtud de recuperarse y reacondicionarse rápidamente antes de volver al mercado. Es más, una botella retornable de plástico puede llegar a usarse 12 veces, mientras que una de vidrio puede dar 20 vueltas. Las ventajas frente a otro tipo de empaques es más que evidente, porque a esto se suma que cuando su vida útil termina lo hace en manos de los embotelladores, por lo que inmediatamente es derivada a un lugar donde se transforma en nuevos insumos. Cuando estamos todos hablando de economía circular, los envases retornables son uno de los ejemplos más concretos de ese concepto.
Con estos datos sobre la mesa, y considerando que la tasa de reciclaje en nuestro país bordea solo el 10%, desde 2015 en Coca-Cola Chile nos hemos propuesto renovar el impulso al uso de este tipo de envases, tan incorporados en la historia familiar de millones de hogares en los últimos 30 años, buscando ahora ampliar la conciencia entre los consumidores del impacto que tiene esta decisión de compra y, al mismo tiempo, como una manera efectiva de cumplir el desafío global que la compañía dio a conocer principios de este año: “Un Mundo sin Residuos”, que en términos concretos significa que de aquí al 2030 en Coca-Cola recuperaremos la totalidad de los residuos que generamos en nuestra operación y, en paralelo, reduciremos la cantidad de plástico que usamos en nuestros envases.
Para facilitar aún más el acceso a nuestros consumidores, este año comenzamos el piloto de la denominada botella única retornable, un envase común para nuestras bebidas cuyo objetivo es aportar al cuidado del medioambiente, pero que además nos permitirá innovar e incorporar en envases reutilizables nuevos productos que hasta hoy sólo estaban disponibles en versión desechable.
Nos hemos planteado metas ambiciosas, pero contamos con un escenario que nos invita a intentarlo. La reciente promulgación de Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) significó que dentro de la compañía, y en conjunto con nuestros socios embotelladores, se les diera una nueva mirada a estos envases.
Esta normativa nos invita como productores a hacernos cargo de los residuos que provienen de nuestros productos y, en nuestro caso, implica generar empaques que tengan valor en sí mismos, que puedan volver a usarse y ojalá nunca lleguen a la basura, por lo que nos desafiamos a potenciar los retornables, pues con su uso se evita la necesidad de un sistema de recuperación y concentración de materiales plásticos, pues incentiva a que los envases se concentren fácilmente en rutas optimizadas, y al mismo tiempo se potencia una cultura de consumo alineada con el cuidado del medio ambiente, en la cual los envases y embalajes son diseñados para circular y no para ser descartados en uno o pocos usos, entre otras ventajas.
Nuestro país es líder en la región en instalar los envases retornables en el mercado, pero el mismo tiempo es uno de los que más basura per cápita produce. En el año de la retornabilidad, aún queda mucho por hacer. A lo largo del Sistema Coca-Cola estamos en modo de “manos a la obra”, y con entusiasmo vemos que son cada vez más las manos, y por consiguiente también son más las obras.
* Daniel Vercelli es gerente general de Coca Cola Chile.