La ambición de las organizaciones, paso fundamental en la descarbonización
“Aunque las estrategias para evitar, reducir y sustituir los gases de efecto invernadero (GEI) nocivos deben venir antes de la compensación, no es posible gestionar todas las emisiones exclusivamente de esa manera. Esto es porque las soluciones tecnológicas consideran costos elevados y es posible que estas no estén disponibles durante algunas décadas, como por ejemplo el uso de hidrógeno verde o electrificación de flotas de trasporte en algunos países. Es por esto que la compensación de carbono es una opción para neutralizar cualquier emisión generada por sus actividades o en cualquier otro sector de su cadena de valor”.
En 2020, como recordamos, se anunció la estrategia de descarbonización, impulsada por el ministerio de Energía. En ese momento, la estructura era sencilla: retiro de las unidades a carbón al 2024, cese de generación de carbón antes del 2040 y alcanzar la ansiada carbono neutralidad el 2050.
Si bien hemos tenido varios avances desde este anuncio, para reducir más las emisiones en todos los sectores de la economía se necesitará explorar otras acciones, como pueden ser las compensaciones de carbono.
Aunque las estrategias para evitar, reducir y sustituir los gases de efecto invernadero (GEI) nocivos deben venir antes de la compensación, no es posible gestionar todas las emisiones exclusivamente de esa manera. Esto es porque las soluciones tecnológicas consideran costos elevados y es posible que estas no estén disponibles durante algunas décadas, como por ejemplo el uso de hidrógeno verde o electrificación de flotas de trasporte en algunos países. Es por esto que la compensación de carbono es una opción para neutralizar cualquier emisión generada por sus actividades o en cualquier otro sector de su cadena de valor.
Actualmente, las organizaciones tienen la posibilidad de comprar bonos o créditos de carbono para compensar las emisiones de gases de efecto invernadero, que son generados por proyectos que limpian nuestra atmósfera con el fin de compensar las emisiones que aún no se han eliminado. Dicho esto, existe escepticismo en torno a la calidad de algunos proyectos de compensación de carbono, pero cuando se utilizan metodologías aprobadas internacionalmente, como por ejemplo lo que está haciendo el Consejo de Integridad para los Mercados Voluntarios de Carbono (ICVCM) que ayudará a los mercados de carbono a escalar, sin comprometer la calidad de los créditos de carbono, a través del desarrollo de los Principios Básicos del Carbono (CCP), esta variable disminuye.
Actualmente, las organizaciones están ayudando en este desafío a través de la plantación de árboles y a la reforestación. Estas acciones tienen enorme potencial al estar listas para crecer y de forma rápida. Y si bien no debería obstaculizar los esfuerzos para abordar las emisiones de manera más integral, ayudará a construir un planeta más sostenible.
Haciendo todo este recorrido, como Deloitte identificamos que el mercado voluntario de carbono tendrá que expandirse sustancialmente y rápido: 15 veces para 2030 y 100 veces para lograr la descarbonización para 2050 (incluso una vez que se eviten, reduzcan y sustituyan todas las demás emisiones). Actualmente valorizado en US$300 millones, con esta expansión el mercado podría alcanzar los US$50 billones en el futuro próximo.
Dentro de los esquemas que están disponibles para compensar las emisiones de carbono se pueden considerar dos tipos: esquemas de reducción de emisiones a través de la mejora de procesos, como la instalación de proyectos renovables; y en segundo lugar los proyectos que absorben o eliminan el GEI.
Primero, los esquemas de reducción en disminuir las emisiones mediante la mejora de los procesos, como por ejemplo en proyectos de energía renovable como pueden ser parques eólicos. Y segundo, también tener en cuenta los proyectos de eliminación que absorben o eliminan los gases de efecto invernadero y que están basadas en la naturaleza (reforestación puede ser uno de ellos) o basadas en la tecnología, como las soluciones de captura y almacenamiento de carbono.
Dicho esto, lo más importante es el nivel de ambición de las organizaciones. Es recomendable considerar proyectos de reducción para alcanzar compensación de emisiones de gases de efecto invernadero como parte de un objetivo para lograr la carbono neutralidad.
Estas consideraciones asociadas a los avances en materia regulatoria y actualización de enfoques normativos dan cuenta de la importancia que tiene el seguir trabajando, en todos los sectores, en la gestión de emisiones para lograr alcanzar escenarios operacionales bajos en carbono.