En agosto de 2019, el informe “Cambio Climático y tierra”, elaborado por el Panel Intergubernamental de Cambio Cimático (IPCC) de la ONU alertó que el clima está afectando la disponibilidad, el acceso, la nutrición y la estabilidad de los alimentos. La seguridad alimentaria, dijeron los expertos, se verá cada vez más afectada por el cambio climático futuro a través de la disminución del rendimiento agrícola, el aumento de los precios, la reducción de la calidad de los nutrientes y las interrupciones de la cadena de suministro. Un impacto que será más drástico en África, Asia, América Latina y el Caribe.
A esto se suma el hecho de que hoy un tercio de la comida se pierde o se desperdicia en el mundo, lo que implica cifras astronómicas de comida -1.300 millones de toneladas anuales- que no llegan a la mesa de las personas sino que terminan en un basurero. Por ello, en los escenarios futuros de crisis climática, ambiental, y la más cercana crisis económica, la innovación en la industria alimentaria jugará un rol fundamental en la provisión de recursos.
En Chile, gran parte de ese trabajo de innovación en la industria alimentaria ha sido impulsado por Corfo a través del fortalecimiento y apoyo de a aquellos proyectos, emprendimientos o casos de economía circular en la industria alimentaria. Entre 2018 y 2020, la Gerencia de Innovación de la entidad ha adjudicado 1.703 proyectos, de los cuales un 45% sustentables y un 18% de estos está directamente vinculado a economía circular.
“Hoy es prioritario avanzar buscando un equilibrio económico, social y medioambiental, para construir así una economía más sólida y resiliente a los cambios. En esto la economía circular es una gran oportunidad, sobre todo, en la industria de alimentos, porque apoyar este tipo de proyectos nos permite desarrollar en mayor medida la circularidad desde el ciclo biológico del modelo. De esta manera, no sólo se generan nuevas líneas de negocio con valor agregado y grados de sofisticación destacables, sino que también se puede aplicar la ecoeficiencia en la cadena de valor para evitar así pérdida y desperdicio de alimentos, que es un tema contingente el día de hoy”, dice Rocío Fonseca, gerenta de Innovación de Corfo.
Entre los instrumentos de apoyo a esta clase de proyectos hay desde subsidios hasta asesorías para potenciar el desarrollo de las ideas, donde destacan la generación de prototipos y su validación técnica y comercial. En este último tiempo, además, se ha observado un aumento de proyectos de economía circular con estrategias asociadas a la extracción bioquímica, gracias al encadenamiento productivo con los residuos de la agroindustria o acuicultura.
En País Circular destacamos seis de estos proyectos que tienen matices respecto de la aplicación de la economía circular en la industria alimentaria. Pero también hay puntos en común entre ellos, como el modo de patrón de diseño inspirado en simbiosis industrial. “Gracias a la colaboración es posible que el residuo de alguna determinada industria, como la agro o acuicultura, sea el input o materia prima a trabajar por parte de la industria alimentaria”, añade Rocío Fonseca.
Agromostazal: pellet de alimento caprino desde la cáscara de nuez
En el sector de Carén, comuna de Monte Patria, Víctor Honores se encuentra afinando los últimos detalles de una planta peletizadora que comprende el proyecto Servicios Agromostazal Ltda. A partir de esta semana, la planta debiese estar disponible para generar los prototipos de sus productos hechos a partir de las cáscaras de nueces.
La nuez se produce pródigamente en la Región de Coquimbo. Honores y sus otros dos socios -Iván Varela y José Corral- se encargan justamente de recolectar nueces por todo el territorio regional y exportan el “corazón” del fruto. El problema era qué hacer con el inmenso volumen de cáscaras que sobraban en el proceso, y que inexorablemente iban a parar al vertedero.
Ahí se les ocurrió tratar de fabricar subproductos a partir de este desecho, como lo indica el “manual” de economía circular. El factor en común es el pellet, aunque aplicado a diferentes industrias: una de las líneas tiene que ver con un pellet de combustión. “La demanda de pellet de nuez es mayor que la oferta. Comparativamente con la combustión de leña, el pellet de nuez contamina mucho menos que la madera. Hay estudios que lo avalan”, dice Honores, gerente de la empresa.
Apoyado por el Programa Acelera Chile de Corfo, Agromostazal también se vinculará a la industria alimentaria para confeccionar dos productos más: un pellet gourmet para ahumado y, la más importante, un alimento caprino que distribuirán en el mismo valle del Limarí -donde se encuentra Monte Patria- para apoyar a los crianceros de la zona que sufren con la megasequía.
“Este alimento apunta a tres tandas: preñez, lactancia y mantención. En la región y en particular en los valles del Limarí y del Choapa es donde más ganado caprino hay. Queremos ayudar a los crianceros, ya que por la sequía que tenemos acá desde hace 13 años hay casi cero posibilidades de plantar alfalfa”, agrega Víctor Honores. Pretenden procesar 500 mil kilos desde abril a octubre de 2021, es decir, durante la temporada de cosecha de nueces.