Desperdicio de alimentos: cuánto ha avanzado Chile para evitar que millones de toneladas de comida terminen en la basura
Aunque se trata de un tema nuevo, nuestro país muestra incipientes avances que lo posicionan a la vanguardia en Latinoamérica en el trabajo en esta materia. Ya se ha logrado recopilar bastante información al respecto -cada familia desperdicia 63,3 kilos de pan al año en Santiago, por ejemplo- en algunos sectores productivos, existen iniciativas concretas como los Bancos de Alimentos para reducir las pérdidas, y se creó un Comité Nacional para prevenir la pérdida y desperdicio de alimentos donde 60 representantes públicos, privados y ong’s trabajan las directrices y estrategias para avanzar en esta línea. Este año se transformará en Comisión Nacional al alero del Minagri, para establecer estrategias, plazos y responsables concretos de las acciones.
Periodista
Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), cada año 1.300 millones de toneladas de alimentos producidos para consumo humano se desperdicia en el mundo. Es decir, un tercio de la producción global se pierde en las cadenas de producción, de transporte, en los locales de venta o bien termina en la basura de nuestras casas. Se trata de una cifra astronómica, que se busca reducir a la mitad al año 2030 en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS).
“¿Cómo podemos permitir que se desechen los alimentos cuando más de 820 millones de personas en el mundo continúan pasando hambre todos los días?”, dijo en octubre el director general de la FAO, Qu Dongyu, durante el lanzamiento de la campaña global #StopTheWaste (Alto al desperdicio) del Programa Mundial de Alimentos de la ONU para crear conciencia sobre este tema.
Se trata de un problema global del que nuestro país no está ajeno, más aún considerando que en Chile el sector agrícola, pecuario y forestal genera una intensa actividad primaria y secundaria proveedora de alimentos -y un importante sector exportador que lidera a nivel global sectores como frutas y vinos-, con una superficie cultivada de suelos que alcanza las 1.123.943 hectáreas.
Y no se trata sólo de pérdida de alimentos, sino también de los recursos que fueron utilizados para su producción: agua, energía, uso del suelo, maquinaria, combustibles, mano de obra, envases y materiales de embalajes, entre otros.
¿Cuánto ha progresado Chile en esta materia? Un reciente informe publicado en diciembre por la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA) del Ministerio de Agricultura da cuenta de los avances y desafíos en el país para disminuir la pérdida y desperdicio de alimentos. Y si bien para la gran mayoría de los países se trata de un tema nuevo, está tomando cada vez más importancia en la agenda nacional y existen distintas iniciativas en curso.
A grandes rasgos, hoy existen una serie de iniciativas que están trabajando en el tema de reducir y prevenir pérdidas y desperdicios. Desde la producción primaria, con mejoras a algunas para que tengan mayor duración y resistan mejor los procesos de post cosecha, y manejos agronómicos que permiten que haya menores pérdidas, hasta iniciativas como CoFood, una aplicación para el consumidor para que se vendan alimentos a menor precio antes de que estén vencidos.
En términos generales, el tema se está trabajando en Chile desde tres áreas principales: información y difusión, gobernanza e investigación. La primera de ellas, que permite cuantificar la dimensión del problema, es fundamental tanto para orientar las políticas públicas como las iniciativas privadas, pero aún existen brechas en términos de alcanzar cifras globales, una materia que incluso está en discusión -en cuanto a las metodologías- a nivel mundial.
En 2011, un estudio de la Universidad de Talca reveló que un 26% de las personas dice comprar más alimentos de los necesarios, y el 95% dijo que para ellos botar comida acumulada en el refrigerador es una práctica normal. Un tercio dijo que bota comida al menos una vez a la semana, y el 31,8% reconoció que pierde entre $6.000 y $10.000 al mes en comida que termina en la basura.
Primeros estudios para dimensionar cuánto alimento perdemos
Hoy, pese a que hay una serie de cosas pasando a nivel nacional en esta materia, y a que las universidades ya están realizando investigación en el tema, aún existen brechas en términos de la información agregada. No existe, por ejemplo, una cifra nacional de pérdidas o de desperdicios, porque son temas complejos y nuevos, y porque las metodologías para cuantificarlas no son fáciles. Lo que no significa que no exista información.
Es cierto, no hay una cifra nacional de pérdidas y desperdicios de alimentos en Chile, pero hay ya importantes estudios en algunas áreas productivas. Por ejemplo, señala el informe, la Universidad de Santiago (USACH) estimó las pérdidas para lechuga en 16.550 unidades/hectárea (más de 99 millones de unidades en total), las de papas en 1,08 ton/ha durante la cosecha, y de 1,7 ton/ha durante el almacenamiento. De igual manera, en lo que respecta al pan, el desperdicio a nivel de hogares en la Región Metropolitana alcanzo los 63,3kg por familia al año, y se estima que cada mes se pierden 2,4 toneladas de arroz.
En cuanto a la industria hortofrutícola, se estimó que el 52% de las frutas y hortalizas del país va a procesamiento en 246 industrias, las que producirían 4,6 millones de toneladas de residuos al año proveniente de esa materia prima.
A nivel de consumo domiciliario, la Universidad de Talca realizó en 2011 el estudio “Cuanto alimento desperdician los chilenos”, que reveló que un 26% de las personas dice comprar más alimentos de los necesarios, y el 95% de los encuestados reveló que para ellos botar comida acumulada en el refrigerador es una práctica normal. De hecho, un tercio de ellos dijo que bota comida al menos una vez a la semana.
¿Qué comidas botan los chilenos? El 44,1% es comida preparada, el 24,4% es verduras y el 12,9% es pan. La principal razón para hacerlo, señaló el 57,6% de las personas, es que se olvidaron que la comida estaba ahí, y el 31,8% reconoció que pierde entre $6.000 y $10.000 al mes en comida que termina en la basura.
Creación de una Comisión Nacional
En términos de gobernanza, en 2017 se creó en Chile, el “Comité Nacional para la Prevención y Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos”, a instancias de la FAO y presidido por ODEPA, que hoy reúne a más de 60 actores participando activamente en el levantamiento de información y la creación de estrategias en esta materia.
El objetivo que busca ODEPA con este comité es “juntar a los actores”, tras detectar que en el sector público, privado y las ong’s se estaban realizando muchas iniciativas para evitar la pérdida y desperdicio de alimentos pero entre estos no se conocían. Entonces, el primer objetivo fue reunirlos a todos, que se conocieran, y armar una agenda común.
Hoy existen en Chile dos bancos de alimentos administrados por la Red de Alimentos, que se encargan de rescatar, gestionar y almacenar aquellos aptos para el consumo humano. Estos son donados por empresas con el objeto de distribuirlos a instituciones de apoyo social. Ya se han rescatado más de 32 millones de kilos de productos y artículos de primera necesidad desde 2010.
Sin embargo, aun falta dotar a este comité público-privado de una institucionalidad y una estructura formal. Por ello, el Ministerio de Agricultura está trabajando para transformar a este comité en una Comisión Nacional. El objetivo es que esté formalmente constituido este año, para seguir trabajando y poder desarrollar una estrategia en esta materia con plazos, responsables y recursos.
Hoy la visión del comité, dicen en ODEPA, es en primer término poder medir las pérdidas y desperdicios, considerando que las primeras son las que se producen en la industria agrícola, en el campo, y las segundas las que ocurren en el consumo final, en las ciudades.
Lo primero, entonces, es establecer una línea base, medir dónde estamos para poder definir estrategias en cada uno de los sectores. Esa información -y su difusión- es muy importante, porque si bien es un tema del que hace tres años nadie hablaba, hay un ODS asociado a esto, hay un compromiso país. El objetivo es poner el tema en la mesa de todos, del gobierno, del sector privado y de los consumidores.
Avances en Chile
Además de la información y gobernanza en esta materia, Chile registra una serie de avances en cuanto a las iniciativas para disminuir la pérdida y desperdicio de alimentos. A nivel de investigación, por ejemplo, se ha logrado disminuir hasta en un 90% la pudrición y deshidratación de arándanos, o bien, extender la vida útil de paltas hasta en 50 días con tecnologías asociadas al manejo de frío y atmósferas controladas.
Y en materia de donación de alimentos, existen dos bancos de alimentos administrados por la Red de Alimentos, que se encargan de rescatar, gestionar y almacenar aquellos aptos para el consumo humano. Estos son donados por empresas con el objeto de distribuirlos a instituciones de apoyo social. Ya se han rescatado más de 32 millones de kilos de productos y artículos de primera necesidad, desde su creación en 2010.
Adicionalmente, desde septiembre de 2019 existe un nuevo Banco de Alimentos administrado por el “Mercado Mayorista Lo Valledor” que rescata, gestiona y entrega las frutas y verduras aptas para el consumo humano que donan los locatarios del terminal frutícola más grande del país.
Hoy probablemente una de las principales brechas para evitar la pérdida de alimentos esté en el sector de la horticultura. Muchas veces ocurre que durante la temporada de tomates o lechugas -por ejemplo- muchos pequeños agricultores plantan en la misma fecha, y la mitad de los productos termina perdiéndose porque los precios bajan y, finalmente, les sale más caro cosecharlos que perderlos.
Para prevenir esto, ODEPA entrega información sobre superficie sembrada de hortalizas para que los productores puedan tomar la decisión respecto de qué producir. Sin embargo, al final del día se trata de una autorregulación, y aún falta mayor conciencia para evitar las pérdidas.
Lo que se está promoviendo es que si algo no se va a cosechar, que se done. Y allí hay una jerarquización de la cadena: que la primera opción sea para consumo humano, luego consumo animal, posteriormente valorización o compostaje, por ejemplo, y finalmente vertedero. Pero es un tema nuevo, no es llegar y donar una hectárea de lechugas porque tiene que generarse la logística. Y son los bancos de alimentos los que están empezando a surgir en ese tema.