Francisco Esser: “Si podemos validar el uso de coproductos Industriales en aplicaciones de gran impacto, nos estamos haciendo cargo de un problema muy importante para la sociedad”
El gerente general de ECO AZA, la filial de la compañía de acero reciclado que está transformando los residuos del proceso en co-productos para su reutilización en la industria, analiza en esta entrevista el rol que estos materiales cumplen en la economía circular, los cambios normativos que se requieren para ello, y la importancia de desclasificar materiales que hoy son considerados residuos pese al valor intrínseco que tienen. Hoy su foco está puesto en la utilización de la escoria de acero para incorporarla como árido artificial para caminos y la industria de la construcción.
Periodista
En Chile se consumen cada año cerca de 11 millones de metros cúbicos de áridos para la construcción de viviendas, infraestructura, caminos y todo aquello que requiera de hormigón. Esto implica una fuerte presión sobre ecosistemas naturales, principalmente riberas de ríos, desde donde se extrae este material. Más aún considerando que las plantas formales que se dedican a esta actividad extraen unos 4 mil millones de metros cúbicos al año, por lo que el resto proviene principalmente de extracciones ilegales, o el mercado informal.
Pero existen materiales que hoy se consideran residuos que pueden reemplazar a los áridos naturales, en la forma de áridos reciclados o artificiales. Entre ellos, la escoria de acero. Actualmente se está tramitando una modificación a la norma chilena de áridos para hormigón (NCh 163), que se considera como un habilitante clave para el desarrollo de la economía circular en la construcción. Y al mismo tiempo, puede actuar como un catalizador para crear nuevas sinergias que potencien el uso de, por ejemplo, estos residuos del acero reciclado, clave para la la creación de una infraestructura sostenible.
Es en ese escenario que Aceros AZA desarrolló una nueva filial llamada ECO AZA, con el objetivo de profundizar su modelo de economía circular y avanzar hacia los cero residuos, considerando además el uso que se le da a esta escoria a nivel internacional desde hace décadas.
“Es un tema que se ha estado trabajando hace años, y a principios de 2020 fue una comisión de AZA a Alemania a un benchmark para conocer su modelo, en donde la gestión de su principal residuo la hacían ellos, como un modelo de gestión interna (…) Entonces, se cambió nuestro modelo y ahora nos hacemos cargo nosotros para poder entregar un material de calidad, con trazabilidad y todo lo que pidan las distintas empresas para poder usarlo”, dice Francisco Esser, gerente general de ECO AZA.
“A partir de enero -agrega- nace ECO AZA, para complementar el modelo de economía circular de Aceros AZA, enfocado principalmente en valorizar todos los co-productos de la empresa. Y quiero hablar de co-productos y no de residuos porque es importante diferenciarlos, en donde el residuo es todo aquel que se va a disposición final, y en este caso se trata de co-productos porque aún siguen teniendo valor para distintos usos”.
¿Por qué deciden internalizar el trabajo con estos materiales?
Por la responsabilidad que nos compete como compañía de hacernos cargo de estos materiales, y entendiendo que quién mejor que nosotros puede hacerlo. Es nuestro dolor, y se toma la decisión de invertir en este modelo. En la visita de benchmarking, se observó que internacionalmente se ocupa este mismo coproducto como un árido artificial en reemplazo de un árido natural, entregando trazabilidad, distintas granulometrías y en donde ECO AZA se encarga de este procedimiento.
Y es un proceso que termina además de cerrar el modelo circular de la empresa, avanzando hacia el cero residuo
Exactamente, porque nos estaríamos haciendo cargo del volumen más importante de generación de residuos, que es la escoria de acero. Estamos hablando de casi un 85% de los residuos de la planta de acería, y por lo tanto estaríamos cerca de nuestra meta que lograr el Zero Waste.
“La idea es generar una serie de documentos técnicos que puedan ser presentados ante la autoridad, y asi destrabar los temas regulatorios que puedan existir. Queremos demostrar que es un residuo que se puede convertir, que es útil, que sirve y tiene buenas características, y que hay empresas interesadas en ocupar estos materiales”
Además de la escoria de acero, ¿qué otros tipos de residuos del proceso se están transformando en co-materiales, y de qué forma se pueden valorizar?
En el caso de la escoria, hablamos de dos tipos. El primero es la escoria negra proveniente del horno de arco eléctrico, que tiene un tamaño más grande y que a nivel internacional se ocupa principalmente como árido para uso en hormigón y asfaltos. Este material reemplaza a los áridos naturales, en un porcentaje que depende del tipo de aplicación pero que habitualmente oscila entre un 20% y un 30%. Hay otro tipo de escoria, que llamamos blanca y viene del horno cuchara, que es un material mucho más fino. Un porcentaje de este material lo volvemos a utilizar dentro del mismo proceso, luego recuperamos los restos metálicos que tiene, y el material que queda hemos visto aplicaciones internacionales como el uso en mejoramientos de suelos ácidos. Adicionalmente, tenemos un tercer coproducto, pero aún no tenemos las competencia técnicas internas para hacer la valorización, pero la idea es empezar a explorar este mundo a partir del próximo año para, en el mediano plazo, ser nosotros los que lo estemos procesando.
¿Cómo están trabajando las posibles aplicaciones de estos co-productos?
Por un lado, estamos trabajando desde hace un par de años en una mesa de trabajo que lleva Sofofa para avanzar en temas regulatorios que viabilicen la utilización de estos materiales. Por otro, tenemos convenios con empresas, con quienes estamos realizando distintos pilotos y validando incluso las aplicaciones que he señalado. Hay varios procesos de investigación y desarrollo, y recursos involucrados.
Más allá de aspectos técnicos, ¿qué otra información están sacando de estos pilotos?
La idea es generar una serie de documentos técnicos que puedan ser presentados ante la autoridad, y asi destrabar los temas regulatorios que puedan existir. Queremos demostrar que es un residuo que se puede convertir, que es útil, que sirve y tiene buenas características, y que hay empresas interesadas en ocupar estos materiales.
¿Qué aplicaciones concretas están desarrollando?
Como este co-producto reemplaza al árido natural, lo hemos validado con IDIEM, en aplicaciones con hormigón, también se ocupa para caminos principalmente como sub-base, y en algunas aplicaciones con asfalto. En construcción, hemos hecho bloques de concreto -como las barreras new jersey- en que se reemplazó en un 100% el árido natural por escoria siderúrgica, y también con bloques tipo lego. Se pueden hacer distintos prefabricados, y hemos hecho gaviones que se pueden poner en laderas de ríos, paredes acústicas rellenas con escoria, etc. El uso que tiene el material es bien versátil, y dependiendo del tipo de aplicación es la granulometría que entregamos. En construcción, como señalaba, se ha demostrado que con un remplazo de entre 20% y 30% de áridos naturales por escoria de acero los resultados tienen las mismas características técnicas.
Tú hablabas de avanzar en cambios normativos, y ya se está modificando la Norma Chilena 163 (NCh163) para la incorporación de estos áridos artificiales al hormigón ¿Qué otras modificaciones ves como necesarias para habilitar esta industria?
Por ejemplo, modificar la Nch 170 y trabajar en el Manual de Carreteras del MOP. Si bien en Europa se usa en carreteras, es importante que la normativa nacional permita en ese manual la utilización de este material para estos efectos. Efectivamente lo primero es que se cambie la NCh163 para su uso en hormigón, y lo segundo es que se trabaje en este manual para que finalmente podamos, por ambos lados, desclasificar este material y que deje de ser un residuo para que finalmente se le considere como un co-producto.
La desclasificación de residuos es vista en general como un habilitante para la economía circular, y la Hoja de Ruta para la Economía Circular también avanza en esa línea. ¿Por qué esto juega un rol clave?
Sí, esto está muy alineado a la hoja de ruta que tiene el gobierno, pero también a la que tiene la industria de la construcción, como lo son los RCD. Lo correcto es disponer en sitios autorizados, pero lamentablemente uno observa muchos vertedores ilegales y mirobasurales y la desclasificación como un habilitante para la economía circular permitiría generar más incentivos para valorizar estos materiales y por lo mismo evitar la disposición en cualquier sitio eriazo o laderas de ríos. Por esto, creemos que estamos contribuyendo para darle un uso alternativo a este material, y evitando la disposición, valorizándolo y utilizándolo en reemplazo de un árido natural, disminuyendo así, el impacto que genera en los ríos la extracción de este último. Y desde el punto de vista de la economía circular, estamos buscando replicar experiencias que se desarrollan desde hace años internacionalmente, y por ello estamos validando los pilotos con estudios propios para presentarlos ante la autoridad y que permitan destrabar los temas legales para que cambien de categoría, de residuo a una de co-producto.
¿Cuándo esperan que esté listo este proceso?
Esperamos que el primer semestre de 2022 se pueda promulgar la NCh163, que es muy relevante para este cambio. Y después viene todo el proceso de la desclasificación de residuos, y entendemos que todos estos argumentos técnicos ayudarán a la autoridad y al Ministerio de Salud a comprender que estos materiales no son nocivos para la salud, que se pueden ocupar. Son argumentos que esperamos nos permitan agilizar estas trabas. Estamos viendo las hojas de ruta de economía circular, donde hay metas súper claras como que la tasa general de reciclaje alcance un 75%, o que la generación de residuos por unidad de PIB se reduzca en un 30%. También está la escoria de cobre, y entendemos que podemos ser la punta de lanza para poder valorizar finalmente un gran volumen de residuos, y le va a permitir también a otras industrias innovar y buscar aplicaciones para estos co-productos.
Este avance circular requiere de sociedades, de colaboración. ¿Cómo ves el avance las empresas en ese sentido?
Hay una sinergia importante, hemos tenido muy buenos acercamientos con distintas empresas. Obviamente esto requiere de mucho trabajo de investigación, porque es difícil cambiar la forma en que están haciendo las cosas, incorporando nuevos materiales. Eso requiere tiempo y pueden ser barreras de entrada propias de algunas industrias. Afortunadamente, con las empresas que estamos trabajando hay un muy buen espíritu, porque entienden que esto viene, que está alineado con el futuro y con las hojas de ruta de economía circular, entonces las conversaciones han sido bien fluidas y rápidas. Porque entienden también el valor que esto tiene, sobre todo en el tema medio ambiental.
¿Cómo proyectas el futuro de este modelo de negocios, que es nuevo, que es transformar un residuo en otro producto para venderlo?
Tiene muy buenas perspectivas, porque se trata de un material que cumple con todas las características que se requieren para sus distintos usos, y que internacionalmente se utiliza desde hace muchos años, lo que también entrega tranquilidad. Por otro lado, nosotros estamos instalando un laboratorio interno para garantizar esas características y entregarle trazabilidad a los clientes cuando nosotros comencemos a comercializar este material. Eso es clave, y ojalá las empresas que estén en esto sean también responsables de garantizar estos aspectos.
¿En qué etapa está hoy ECO AZA?
Nosotros definimos dos tipos de pilotos: internos y externos. Los primeros ya están listos, tenemos los análisis, hemos hecho pruebas de testigos, resistencia, durabilidad, y funcionan sin problemas. Ahora estamos probando con otras empresas los pilotos externos, pero también es clave que empecemos a tener pilotos con las comunidades, con los municipios. Sabemos que hay muchos caminos rurales que requieren tratamiento, y estos materiales pueden ayudar bastante a mejorar la calidad de vida en sectores rurales. De hecho, así lo hicieron en otros países como Brasil y Colombia, donde partieron de esa forma. Hay un potencial muy grande que va mucho más allá de lo económico, queremos hacer trabajos en conjunto con las comunidades para poder mejorar muchos de estos lugares.
¿Cómo ves las proyecciones futuras de la utilización de residuos como co-productos?
Esto ya llegó, afortunadamente muchas empresas están trabajando en esto. Es la forma como se debe operar y creo que AZA esta marcando la pauta y si bien su producto proviene de un proceso circular, la meta es alcanzar los cero residuos (zero waste) y por eso está invirtiendo en esta nueva compañía. Ojalá muchas empresas se motiven a trabajar en valorizar sus residuos. Tenemos por otro lado la Ley REP, que se está haciendo cargo de un volumen importante de residuos, pero falta todavía mucho camino y en esto la industria es clave, ya que debe demostrar técnicamente los distintos usos que pueden tener su co-productos, que permitan destrabar las barreras regulatorias que finalmente terminan desincentivando la valorización. Nuestro coproducto, es un material que sale de un proceso circular, y que además reemplaza en cierta medida a los áridos naturales, evitando la extracción ilegal de áridos desde los ríos. Sus aplicaciones y ventajas son muy potentes. Si podemos validar el uso de estas aplicaciones nos estamos haciendo cargo de un problema muy importante para toda la sociedad.