“Visibilizar la problemática del desperdicio de alimentos”. Sobre esta premisa la estudiante de psicología Karla Flores y el diseñador Tomás González iniciaron su empresa de banquetería que, a diferencia de gran parte de la oferta del mercado, utiliza como materia prima alimentos que son dados de baja en ferias libres y granjas por razones estéticas. Su empresa ha crecido a tal nivel que traspasó su escenario inicial de seminarios y conferencias de economía circular a espacios tan tradicionales como matrimonios y cumpleaños.
La idea brotó cuando Flores y González se conocieron mientras participaban como voluntarios en Disco Sopa, un movimiento ciudadano originado en Alemania en 2012 que apunta a visibilizar la enorme cantidad de alimentos desperdiciados debido a su apariencia poco atractiva o a su grado de madurez, pese a encontrarse en perfecto estado. La fruta “machucada”, por ejemplo. La iniciativa se extendió a más de 40 países y en 2014 llegó a Chile.
La premisa es que un tercio de los alimentos del planeta se pierden, porque se botan o no se cosechan, ya que no cumplen con estándares de calidad pese a que tienen el mismo sabor y nutrientes que los estéticamente aceptables,
En 2016, apenas Karla y Tomás empezaron su amistad, comenzaron a diseñar su primer emprendimiento: snacks preparados con alimentos desechados por la agroindustria, oferta que se extendía a frutas deshidratadas y otro tipo de comestibles.
A partir de ahí lograron ser contratados para hacer un coffee break para ABC Circular en el lanzamiento de su manual de consumo. El producto que preparaban se ajustaba a la idea del evento, por lo que accedieron.
“Desde ese evento nos dimos cuenta de que había una necesidad grande en el tema de servicios, tales como coffee break, banquetería o servicios de comida en general para empresas públicas o privadas y que abarcaran el tema de la sustentabilidad”, explica Karla.