En menos de una década -de 2009 a 2018-, los chilenos pasamos de generar 1,05 kilos de basura por persona al día a 1,22 kilos diarios. A medida que el país crece, lo hace también nuestra generación de residuos y, con tasas de reciclaje que apenas llegan al 2%, casi la totalidad termina enterrado en un relleno sanitario. ¿El problema? Además de que es una solución insostenible en términos ambientales, la vida útil que le queda a los rellenos sanitarios no supera los 12 años -en promedio- en el país y construir uno nuevo en cualquier territorio es cada vez más complejo. La solución, entonces, viene de la mano de la economía circular para disminuir la generación de residuos, recircular los materiales en la economía una vez terminada la vida útil de los productos, y crear nuevos modelos de negocio que salgan de la lógica lineal.
Ese es el objetivo que persigue la “Hoja de Ruta Nacional a la Economía Circular para un Chile sin Basura”, lanzada oficialmente ayer por el Ministerio del Medio Ambiente que propone 7 metas específicas para alcanzar en el período 2020-2040. Para ello, propone cuatro líneas de acción principales con 32 iniciativas concretas, que suman 92 acciones específicas para alcanzar las metas propuestas. Y desde ayer, tanto el documento como las acciones planteadas se encuentran en consulta pública por un plazo de 43 días, para recibir observaciones y propuestas de mejora previo a la redacción del documento final.
“La profunda transformación que significa moverse desde un modelo lineal a uno circular es una transición de largo plazo, y por eso es fundamental avanzar en base a un gran acuerdo país sobre los pasos que debemos dar para alcanzarlo. Esto es precisamente lo que estamos haciendo con esta hoja de ruta que estamos presentando a la ciudadanía, para que ahora todos puedan enriquecerla”, afirmó la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, durante la presentación del documento.
Esto apunta no solo al proceso de consulta y su posterior implementación, sino que también a la forma en que se trabajó el documento. Además de la conformación de un Comité Estratégico de 33 representantes del sector público, privado, la academia, la sociedad civil y expertos en economía circular para dirigir el trabajo y la elaboración del documento final, se realizó una serie de talleres temáticos para recoger opiniones e ideas en los que participaron 144 personas de distintos ámbitos, lo que permitió ir conformando un documento consensuado y una estrategia compartida.
“Concretar este plan requiere de la participación activa de una ciudadanía consciente, y de la colaboración de diversas organizaciones de la sociedad civil, el sector privado, la academia y el sector público. La economía circular es la economía de la colaboración”, afirmó la ministra Schmidt.
Como adelantó País Circular, las siete metas planteadas en la Hoja de Ruta a la Economía Circular son que al año 2040 la economía circular haya generado 180 mil empleos; una disminución de un 25% de la generación de residuos per cápita; una tasa de reciclaje de residuos domiciliarios de un 65%; aumentar la productividad material del país en un 60%; que la generación de residuos por unidad de PIB disminuya un 30%; que la tasa general de reciclaje (domiciliaria más industrial) alcance a un 75%; y eliminar al menos un 90% de los vertederos ilegales del país.
Para ello se plantean 32 iniciativas que toman como tres principios de la economía circular acuñados por la Fundación Ellen MacArthur, que lidera la implementación de esta tendencia a nivel global: Eliminar los residuos y la contaminación desde el diseño, que es lo que distingue a la lógica de la economía circular del reciclaje; mantener los productos y materiales en uso por el mayor tiempo posible, gracias a estrategias como reparación o remanufactura, por ejemplo; y regenerar los sistemas naturales.
“Esto significa que no solo queremos contaminar menos, sino que nuestra producción y consumo tenga un impacto positivo en los sistemas naturales, y esto lo vemos por sobre todo en el ámbito de los residuos orgánicos que permiten, por ejemplo, nutrir los suelos y hacerlos más resilientes al estrés climático”, planteó Guillermo González, jefe de la Oficina de Economía Circular del Ministerio del Medio Ambiente. “Lo que estamos planteando -agregó- es una transformación muy profunda para el país, y eso no es algo que se lleva a cabo en dos o cuatro años, esto nos va a tomar al menos 20 años”.
Y esto, además, con un ojo puesto en la economía. “Esto es una agenda de sustentabilidad -agregó-, es una agenda ambiental, pero también es una agenda productiva. Esto lo hemos trabajado a la par con el ministerio de Economía, Corfo y la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, y hay una serie de acciones contempladas en la hoja de ruta para darle condiciones propicias a las pymes, a las empresas, para poder desarrollarse y desplegarse en el ámbito de la circularidad”.
Cuatro pilares fundamentales
Para llevar adelante la implementación de esta hoja de ruta, las 32 iniciativas y 92 acciones propuestas se agruparon bajo cuatro líneas de acción. Cada una de ellas tiene un horizonte definido como de corto plazo -a 2022-, de mediano plazo (2026) y largo plazo (2030), entendiendo que el documento deberá ser revisado cada 5 años para ir ajustándolo a las nuevas realidades del país, y posteriormente sumar nuevas acciones que permitan alcanzar metas propuestas al año 2040.