Moda circular: la tendencia que busca dar un giro hacia un consumo textil más responsable
El seminario Fashion Online, organizado por la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) y que abordó la situación actual de la industria textil en pandemia, incluyó un espacio para visibilizar los esfuerzos de algunos proyectos para contribuir al consumo ético de ropa, a la luz del impacto social y ambiental que acarrea. Un blog sobre moda de autor que aspira a reemplazar los verbos “vender” y “comprar” por otros que promuevan un uso más responsable, la recién creada asociación gremial dedicada al tema y una estrategia dentro de una empresa de retail expusieron sus avances a favor de una industria textil más sostenible.
Dentro de las temáticas abordadas en la exitosa tercera versión del seminario Fashion Online, organizado por la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), figuró una tendencia que está marcando pauta en términos de decisión de compra: los actuales avances en lo que refiere a moda sustentable o, más específicamente, moda circular, es decir, inspirada en los principios de la economía circular.
Esta creciente preocupación de la industria por promover ropa bajo criterios sustentables emergió en pandemia a la par del crecimiento por el e-commerce en Chile. Estas fueron dos de las principales conclusiones de este encuentro, desarrollado el jueves pasado vía telemática, y que justamente abordó el estado actual de la industria textil durante la emergencia y sus perspectivas de crecimiento.
Uno de los panelistas que se refirió a esta mayor preferencia por un consumo ético y sostenible de ropa fue el gerente de estudios de la CCS, George Lever, quien destacó que “el trabajo justo, el origen y la trazabilidad de la industria de la moda se hace cada vez más relevante en la toma de decisión de los consumidores. Hay encuestas en Chile que muestran que, en la disposición de pago, entre un 20% y 30% de los consumidores están dispuestos a pagar más por productos sobre los que se pueden hacer trazabilidad y donde hay principios de sostenibilidad”.
En específico, la sección del seminario “Moda sustentable” abrió la palabra a cuatro mujeres desde cuyas iniciativas han querido fomentar un consumo textil más responsable, tanto desde el punto de vista social como ambiental: Sofía Calvo, creadora de Quinta Trends, plataforma virtual sobre moda de autor latinoamericana con énfasis en sostenibilidad; Pilar Auda e Irina Reyes, de la Cámara Diseña Sustentable; y Fernanda Kluever, gerenta del programa Conciencia Celeste de Paris.
Sofía Calvo: cambiar los verbos “vender y comprar”
Sofía Calvo, fundadora de Quinta Trends (www.quintatrends.com), un sitio web muy variopinto que promueve una industria textil sostenible, abrió su didáctica presentación con un ejercicio abierto para los espectadores del seminario: “Imaginen en un momento las prendas que tienen en el closet, qué les llevó a tenerlas como sus regalonas, si quizás las heredaron o no”, dijo la periodista con un master en administración de empresas.
“Quizás antes había un tiempo en que la ropa no era desechable. No es un pasado tan ajeno: no pienso en sus papás o sus abuelos. La ropa duraba años, se heredaba, al vernos al espejo nos hacía sentir orgullosos, costaba lo que tenía que costar, porque implicaba un sueldo digno para el que lo hacía y respetaba el medioambiente”, continuó Calvo.
En efecto, agregó ella, “la ropa es identidad y un vehículo de comunicación de quiénes somos y, les guste o no, vestirse es un acto político, aunque muchos no crean en la política ni en los políticos”. Argumentó que a través de las prendas que se usan, los consumidores “externalizan su personalidad y revelan cómo actúan en el mundo”. Advirtió que la emergencia climática mundial “no es una invención de unos científicos locos”, sino “una realidad que ya está: seria e indeclinable”, por lo que es necesario actuar con firmeza desde la industria de la moda para evitar el impacto descomunal que ésta ejerce con sus residuos.
He aquí cuando Sofía Calvo invitó a los asistentes al encuentro a que los verbos comprar y vender, en tanto forman parte de una industria transaccional, “dejen de ser la premisa” en los hábitos de consumo textil, y que se ocupen algunos verbos que permitan que el producto se mantenga en el sistema como industria de ciclo cerrado o, si sale, nutra los suelos.
“Quizás antes había un tiempo en que la ropa no era desechable. No es un pasado tan ajeno: no pienso en sus papás o sus abuelos. La ropa duraba años, se heredaba, al vernos al espejo nos hacía sentir orgullosos, costaba lo que tenía que costar, porque implicaba un sueldo digno para el que lo hacía y respetaba el medioambiente”.
Ahí juega un rol ese concepto de “moda circular”, derivado de la economía circular y acuñado en 2014 por Anna Bismar (de Green Strategy) como aquella acción en que “las prendas, zapatos y accesorios son diseñados y producidos con la intención de ser usados de manera responsable tanto tiempo como sea posible, y que estos puedan ser devueltos a la biósfera con el menor impacto”.
La diferencia, estimó Calvo, es que “el propósito está por sobre el negocio”, bajo esta lógica de moda circular. En otras palabras, nos invita a “establecer nuevos paradigmas, salir de la caja y desarrollar nuevos modelos de negocio, donde la responsabilidad empresarial no es un informe que se cuelga en un sitio web, es la esencia de éste, y cada acción no es inocua: la cadena de valor solo será de valor si es sostenible o internaliza la circularidad”, complementó.
Según ella, es muy difícil modificar estas rutinas de consumo en tanto se vive en un modelo capitalista que “nos ha enseñado que valemos según lo que tengamos”. Argumentó que en general apenas el 20 por ciento de la ropa del closet es utilizada y precisó que “no es un buen negocio gastar en prendas que no se usarán o que con suerte lograrán ser estrenadas”. Agregó que “las prendas que ya están en nuestro poder, a pesar de su origen y materialidad, ya son las más sostenibles, porque ya utilizaron recursos humanos, naturales y económicos, es decir, son activos tangibles y subutilizados”.
En virtud de lo anterior, según Calvo, nace el primer verbo que reemplaza a “vender” y “comprar”: usar. De acuerdo a su exposición, hay varias formas en Chile de llevar a la práctica este verbo, en el sentido de aprender a usar lo que ya tenemos. “Hay alternativas como servicios de asesoría online o presencial para hacer los llamados ‘detox de closet’ de tal manera de ordenar lo que ya se tiene para usarlos intensivamente”. Citó además a algunas asesoras de estilo, como Carola Montenegro, cuyo eje de trabajo justamente pasa por la sostenibilidad.
A continuación, Calvo mencionó otros verbos para que “los deseos de novedad sean saciados sin comprar”. Para “arrendar” ropa citó a The Lauren Look; para “intercambiar” a Ropantic; y para “compartir” a Recloset. “Es mejor buscar opciones que ofrezcan renovación y nuevas combinaciones sin saturar mi espacio ni mi cabeza”, indicó la emprendedora en su alocución.
Pero, según Calvo, hay otro verbo que también se ha perdido en la nebulosa del tiempo debido al fomento de la cultura de lo desechable y de la obsolescencia programada: reparar. Citó los casos de las mujeres del pasado que “arreglaban bastas, que cosían cierres, etcétera”. Citando otros casos, expresó que “reparar es un acto revolucionario que reintegra la ropa al sistema con una mínima huella, y les devuelve el valor a las cosas y las hace durar para siempre. Además, vuelve a encariñarnos con las prendas que habíamos dejado abandonadas, nos da una oportunidad para que se vuelvan a ajustar a nuestros cuerpos”. Para graficar este ejemplo, Calvo destacó al proyecto Reparalab.
Luego, Sofía habló de “embellecer” y “customizar” las prendas que dejamos de usar y que quizás hoy no se adaptan a nuestro estilo. Citó a mysneakers.cl, Nudo Francés y Wara Diseño como emprendimientos que contribuyen a cumplir los objetivos de este verbo.
Por último, Calvo invitó a “cuidar” la ropa, aprendiendo a leer las etiquetas y respetar las recomendaciones de lavado, con el fin de ahorrar agua en el marco de la megasequía que afecta a Chile desde 2010. “Si no se puede estirar el chicle, optar por ropa usada, aunque tiene su lado B, pero no lo descartaría como alternativa siempre que se compre de forma consciente y no impulsiva”. También llamó a “reutilizar” y “suprarreciclar”, como lo hace el emprendimiento 12ena de dos argentinos en Valparaíso, y luego citó ejemplos proyectos de biotextiles que luego tienen la propiedad de ser compostados y devueltos a la biósfera.
“Lo importante es que la economía circular aplicada a la moda nos ayude a reducir las emisiones y la pérdida de biodiversidad. Es una invitación a que la prenda que utilicemos sea de un origen consciente, permita la reutilización y que en su producción no haya esclavitud”.
Hacia un APL: la formación de una asociación gremial de ropa sustentable
En febrero de 2021, en pleno desarrollo de la pandemia, se comenzaron a tirar las primeras líneas de lo que hoy es un proyecto totalmente innovador: una asociación gremial cuyo fin es promover una industria textil más responsable. Su nombre es Cámara Diseña Sustentable (www.disenasustentable.cl) y en ella participan cuatro mujeres.
Dos de esas mujeres expusieron en Fashion Online: Pilar Auda, directora ejecutiva de la flamante cámara de diseño sustentable, e Irina Reyes, gerenta de sustentabilidad e innovación social de la misma entidad. Las otras son Heidi Haensgen y Danis Salinas.
Auda, en primer lugar, detalló cómo pasó de liderar la categoría de sustentabilidad y emprendimiento de Falabella a involucrarse con este grupo de emprendedoras para impulsar la moda circular o sostenible. “Nos dedicamos a analizar la industria de la moda todos los martes durante un mes. Y había muchos problemas: la contaminación que provoca la industria, además de la falta de una industria textil que impulse el oficio de las costureras. Luego de eso, bajamos la información a un modelo de negocios”.
Comenzaron a trabajar en áreas: usos del residuo textil, hub colaborativo, marketplace y gestión de proyectos, cada una a su tiempo, todo con el fin de poner en la agenda público-privada acuerdos que impulsen una industria textil más sustentable a nivel local.
En la primera área, Diseña Sustentable trabajó en qué hacer con la generación de residuos de la industria textil, indagando en los biomateriales y otro tipo de soluciones. El hub colaborativo consiste en trabajar a través de la educación y el conocimiento la promoción de la moda circular y crear conciencia sobre el consumo sustentable de ropa. Sobre la tercera área de trabajo, en octubre proyectan lanzar un marketplace en el que se ofrecerán productos con atributos más sustentables o con triple impacto. Y en la cuarta área, se intentará impulsar el oficio de las costureras.
Auda especificó que la naciente asociación gremial trabaja para cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 12, referido a “producción y consumo responsables”. Y en esa línea trabajan colaborativamente -con INACAP por ejemplo- por cada una de las mesas mencionadas. Pero más importante aun es el proyecto que esperan cumplir en el corto plazo: este mes de julio lanzarán una especie de manifiesto hacia un Acuerdo de Producción Limpia (APL) dentro de la industria de la moda, además de un banco de telas en septiembre.
Por su parte, apunta Irina Reyes, es importante decir que en Diseña Sustentable apuestan por una mejora en la información de la trazabilidad de los materiales y de la transparencia. “No puede ser que usemos ropa que detrás esté producida por trabajo infantil”, señaló. Uno de los propósitos de Diseña Sustentable, agregó Reyes, es crear sistemas de gestión para traer de vuelta al sistema a los residuos textiles.
“Lo importante es que la economía circular aplicada a la moda nos ayude a reducir las emisiones y la pérdida de biodiversidad. Es una invitación a que la prenda que utilicemos sea de un origen consciente, permita la reutilización y que en su producción no haya esclavitud”, remató Reyes.
Conciencia Celeste: la iniciativa de Paris
La industria del retail también estuvo representada en el seminario a través de Fernanda Kluever, gerenta Clienta y Sustentabilidad de Paris, quien habló de la estrategia Conciencia Celeste (https://www.paris.cl/conciencia-celeste/) que busca democratizar el consumo responsable de ropa.
Kluever indicó que Conciencia Celeste tiene una visión de largo plazo que planteó un desafío para una industria del retail que es rápida, ágil y donde “todo tiene que ser para mañana”. En ese sentido valoró los planes de acción en un horizonte de cinco años, aunque reconoció que “hemos tenido aciertos y errores producto de ser los primeros, eso siempre conlleva un riesgo”.
La estrategia existe desde hace 10 años y está sustentado en los principios de la economía circular. La adopción de Conciencia Celeste, aseguró Kluever, fue cambiando la cultura interna de trabajo que desarrollaba Paris.
En su presentación, explicó cada una de las partes que sustentan el modelo de Conciencia Celeste. Partió con el diseño, donde informó que “todos los productos asociados al programa tienen prácticas propias de economía circular, que incluyen certificaciones ambientales y sociales”.
El siguiente paso es la producción, a través de la cual hoy ya no es posible llegar y elegir un proveedor ni diseñador, porque “si no tiene certificación no sirve”. Dicha certificación pasa por un proceso muy exhaustivo para determinar su autenticidad. La idea es promover modelos productivos que minimicen el impacto en la cadena de valor.
Dichos avances son reportados con asiduidad a través de una plataforma abierta en Paris.cl. Por ejemplo se habla de cuánto podría impactar el uso de algodón orgánico en la producción, en lo que respecta a reducción del consumo de agua, energía y emisiones de gases de efecto invernadero.
Los otros pasos de la estrategia son la logística con transporte eléctrico y packaging sustentable. Otro paso sucesivo es el trabajo en tienda, donde la empresa tiene la meta de disponibilizar el 30 por ciento de su oferta en Paris.cl en productos responsables, de su marca o de otros proveedores. Actualmente hay 9.000 productos con atributos sustentables disponibles en la web.
La quinta etapa de la estrategia consiste en la concientización del consumidor, apuntando a que uno de cada cuatro clientes tenga hábitos de consumo responsable. Hay criterios que se evalúan: los que no imprimen la boleta, los que contratan el servicio Recicambio, programa Ropa x Ropa y Juguete x Juguete, etcétera. Todo con el fin de promover una industria textil más sostenible ambiental y socialmente.