Una de las misiones fundamentales de Fundación Empresarial Eurochile es la búsqueda permanente de incrementar la cooperación con Europa, lo que implica estar constantemente observando los nuevos temas que se desarrollan en ese continente y que, o bien llegarán a Chile en un futuro próximo, o es necesario que el país les ponga atención para eventuales mejoras en su desarrollo y competitividad futura.
Fue en ese marco, dice el director ejecutivo de Eurochile, José Aravena, que surgió la incorporación de la economía circular en el trabajo de la Fundación. “Desde principios de esta década veníamos conversando de este tema, principalmente por nuestra relación con la Dirección General de Empresa e Industria de la Comunidad Europea, que en ese tiempo encabezaba Daniel Calleja. Ellos ya estaban entrando en la economía circular, ya se venía desarrollando con fuerza, y sabíamos que era un tema que necesariamente íbamos a tener que tomar en Chile”, recuerda.
Y si bien había un trabajo iniciado en esta materia, cuando se abordó de forma más completa fue en 2016, año en que se realizó a Chile la primera misión de empresas europeas en economía circular. A partir de ahí se iniciaron acciones más formales, primero a través de la cooperación empresarial entre empresas nacionales y representantes del Viejo Continente.
“Después nos dimos cuenta -dice José Aravena- que este era un movimiento mucho más profundo, donde había muchos más actores, y por tanto había que empezar a difundirlo en Chile para no solamente interesar a las empresas, sino también a instituciones, a otros actores. Después se venía todo el tema de la COP, que implicó también un trabajo particular en esto, pero yo diría que a partir de 2016 lo integramos claramente dentro de nuestras líneas de acción, y ya a partir de 2019 pasa a ser un área específica de trabajo de la fundación”.
Un hito en este trabajo de Eurochile fue el haber sido seleccionados para elaborar la Hoja de Ruta de Economía Circular en Chile, ¿Cómo se ha desarrollado este proceso, como ha avanzado desde marzo, cuáles han sido los principales hitos?
Ha sido un trabajo bien colaborativo y participativo muy positivo -han participado cerca de 150 actores en todo el proceso, con muchas reuniones-, donde todos aportamos en la preparación de los talleres, análisis de los resultados y elaboración del documento de la Hoja de Ruta… Ha sido un camino, a veces no tan lineal porque muchas veces era necesario dar más vueltas a ciertos temas, pero establecer la visión ha sido un hito importante. Uno luego puede discutir de cómo se va a implementar, pero lo primero era co-construir esa visión, ponerse de acuerdo respecto de qué quiere decir economía circular, o un Chile circular, porque no todos lo ven de la misma forma. Eso ha sido un hito bien importante. Obviamente la realización de las mesas de trabajo, y todos los insumos que éstas entregaron, son un hito en el proyecto. Como lo es ahora el haber enviado al Comité Estratégico el primer borrador de la Hoja de Ruta.
Parte importante del trabajo de Eurochile en este proceso ha sido ir avanzando en los consensos, en ir construyendo una visión común ¿Ha sido complejo, cómo se fue trabajando?
Hay varias etapas, pero hemos apostado por una metodología inicial para desarrollar la visión y levantar las distintas iniciativas o acciones que debían entrar en la hoja de ruta, y luego priorizarlas y trabajarlas. Se ha ido adaptando esa metodología a las necesidades del proyecto y de la temática, siempre pensando en que está al servicio del proyecto, no al revés. En este proceso se generaron muchos insumos y muchas ideas que luego tuvimos que lograr bajar, entenderlas, darles sentido y organizarlas. Y en materia de consensos, la metodología avanza desde unas primeras etapas de divergencia, donde todo es aceptado y nada priorizado, todas las ideas son bienvenidas, y luego se avanza depurando, consolidando ideas, hasta llegar a una propuesta final. Cada una de estas etapas sirve para llegar a un resultado final donde todos los actores han podido entregar sus ideas, y luego participar de afinar el resultado.
Una ventaja de esta co-construcción es que la hoja de ruta está aterrizada a una realidad nacional, no es simplemente aplicar modelos de otros países. ¿En ese proceso, cuál es la visión que se acordó respecto de la economía circular en Chile?
Un punto importante que fue destacado es que la economía circular, primero, no es un fin en sí misma sino un medio para lograr una meta mayor, que sería el desarrollo sustentable del país, poder cumplir con los ODS, con el Acuerdo de París. En ese sentido, hay que recordar que lo que debiera buscar esta hoja de ruta, además de apoyar al desarrollo económico y la regeneración del capital ambiental, es que también sea con foco en las personas y su bienestar, en mejorar la calidad de vida de todos quienes viven en Chile.
Se armaron 11 mesas temáticas con 150 actores, cuáles son las principales conclusiones de ese trabajo en términos de colaboración, consensos, alcanzar acuerdos… ¿Qué es lo principal que se saca en limpio de ese trabajo, que ocupó gran parte del tiempo?
No se si uno lo puede llamar resultados, porque en realidad lo que salió de ahí fueron insumos para el comité estratégico, que nosotros trabajamos. De las 11 mesas temáticas salieron muchas veces iniciativas, ideas y acciones similares, entonces en general -aunque uno veía 11 grupos que se movían de forma independiente- al final vimos que todos se mueven más o menos en la misma dirección. Eso es interesante, porque los actores tienen una idea bastante similar de cómo llegar a un Chile circular.