Con apenas algunos meses de vida, la empresa Insect Revolution pretende, como lo indica su nombre, lograr una verdadera revolución a partir de los insectos. La pyme, que se encuentra aún en una fase preliminar de laboratorio, aspira el próximo año a masificar por la Región Metropolitana -y luego por todas las zonas del país- su propuesta de granjas urbanas de crías de insectos que convierten residuos orgánicos en proteína animal.
La idea nació a partir de un match entre dos áreas de estudio que en este emprendimiento se conjugan. Por una parte, uno de los socios de la empresa, mientras trabajaba en el extranjero, fue testigo de cómo se hacían cultivos de insectos y llegó a comentar cómo funcionaba la proteína resultante. Por otra parte, Diego Elorza, cofundador de la empresa, tenía una fundación de servicios urbanos de gestión de residuos.
“Al unir ambas experiencias vimos una oportunidad para montar plantas modulares de insectos donde mezclásemos la mecánica con la maquinaria industrial para procesar los residuos orgánicos, y usar la biotecnología para trabajar con este insecto que se come bastante rápido el residuo orgánico y sirve como proteína para alimentar animales”, sostiene Elorza.
Así, conjugando el factor urbano y el factor biotecnológico, los creadores de Insect Revolution armaron un modelo de negocios con un potente ingrediente social que se expresa en la participación determinante de la comunidad. Apalancada por la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos (ENRO), la gestión urbana de residuos a través de estas granjas de insectos propone recompensar económicamente a vecinos y vecinas mediante la recuperación y valorización de cada kilogramo de residuos orgánicos depositado en la planta modular.
El insecto que produce la transformación a la proteína es la larva de la mosca soldado negro, que tiene una alta capacidad para consumir el residuo orgánico aportado por los clientes, para luego convertirlo en pulpa. La proteína final se piensa utilizar en la industria avícola, salmonera y, en general, en ganado de todo tipo. La planta, por su parte, está pensada para ser incluida al interior de un container. “Estamos pensando en hacer snacks para mascotas, pero eso es muy incipiente aún”, cuenta Elorza.