A inicios de septiembre, la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, anunció formalmente que la industria textil será incluida dentro de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (Ley REP) que ya regula seis productos prioritarios en el país, entre ellos los envases y embalajes. Esto implica que a futuro las empresas que producen, importan o venden ropa y otros productos textiles deberán hacerse cargo de los residuos que generan sus productos una vez que terminan su vida útil, a través del reciclaje.
Si bien se trata de una medida que ya está contenida entre las 118 acciones de la Hoja de Ruta para la Economía Circular del país, y que dados los plazos que se requieren para ello es poco probable que sea esta administración la que inicie el proceso formal para ello, varios actores coinciden en que el anuncio apunta más bien a dejar establecido desde ya que la ropa es el próximo producto a regular, ya que se trata de un residuo que se está asumiendo como un problema mayor tanto en Chile como en el extranjero.
De hecho, la ministra Schmidt justificó la incorporación de la industria textil en la Ley REP en que se trata “de una de las industrias más contaminantes en la generación de gases de efecto invernadero en el mundo, y de la producción de micro plástico en los océanos”. Y por ello, el ministerio ya dio un primer paso clave para la futura regulación: con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), está desarrollando los estudios que permitan levantar la información de base necesaria para elaborar los futuros reglamentos.
Pero no es el único actor que está trabajando en ello. La recién creada Cámara Diseña Sustentable, fundada por cuatro mujeres con larga experiencia en políticas públicas, retail, diseño y emprendimiento e innovación, se está constituyendo como una asociación gremial que busca articular el trabajo en torno a minimizar el impacto ambiental de la industria textil en torno a cuatro ejes o mesas de trabajo: desarrollo de proyectos, la ceración de un hub colaborativo y comunidad, un maketplace que visibilice los emprendimientos sustentables, y la investigación, desarrollo e innovación en esta materia.
“Somos un gremio que estamos en crecimiento, y que estamos abarcando hoy a los pequeños, a las pymes, pero eso no quiere decir que no haya espacio para otros”, dice Irina Reyes, gerenta de sustentabilidad de la Cámara Diseña Sustentable. El espacio para el retail, y también para las grandes marcas, está completamente abierto, afirma.
El hecho es que se trata de la primera asociación gremial enfocada cien por ciento en la industria y el diseño textil. Y en esa calidad, ya comenzaron a trabajar con el Ministerio del Medio Ambiente de cara a una futura regulación de la industria. El primer paso, adelantan, será la creación durante este año de un Acuerdo de Producción Limpia (APL) junto a la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, que tiene hasta ahora cuatro empresas interesadas en participar de su conformación, a las que se suma una cadena de retail.
El primer objetivo es levantar información, un primer diagnóstico respecto de cuánta ropa se importa, y también cuánta es de segunda mano, trabajo que se iniciará durante este trimestre. Y el próximo año, ela idea es elaborar un primer proyecto piloto de recolección selectiva de la industria textil. “Hoy en Chile no hay nada de información al respecto, ni de importaciones, ni de cuántos residuos se generan, cuánto se bota, qué pasa con las colecciones de ropa al final de temporada. No hay ningún estudio, y este APL va a partir desde ahí”, afirma Pilar Auda, directora ejecutiva de la Cámara Diseña Sustentable.
Las complejidades de la industria
Según un estudio publicado por el Instituto ICEX de España en agosto de este año, Chile es el país que más ropa por persona consume en Sudamérica. En los últimos 5 años, el chileno ha aumentado un 80% su consumo de ropa, pasando de 13 a 50 prendas nuevas anuales, en promedio. Y casi el 93% de lo que se vende es fabricado en países asiáticos, europeos o latinoamericanos. Y eso trae una serie de complejidades, dicen en la Cámara Diseña Sustentable, que busca abordarlas desde distintas aristas.
“La primera complejidad es la falta de educación en cuanto a lo que efectivamente contamina la ropa. Y no solo desde la industria ya la producción, sino de dónde termina ese residuo. Y la segunda es que hoy hay muy pocos gestores de residuos textiles, a algunos les llegan 8 toneladas mensuales de ropa cuando pueden valorizar 2 toneladas”, dice Pilar Auda.