En La Araucanía crean iniciativa abierta para que empresas de todo el país auto evalúen sus avances en adopción de la economía circular
Se trata de un instrumento de auto-diagnóstico creado por Araucanía Circular 2025, consorcio regional apoyado por Corfo, que tiene como objetivo que las empresas instalen la economía circular en sus modelos de producción y negocios. Está orientada principalmente a las micro y pequeñas empresas, que son las que más rápidamente se pueden adaptar a la transformación que implica esta tendencia y pueden aprovechar mejor ventajas como el impulso a la economía local o el desarrollo de productos sostenibles. “Queremos que La Araucanía sea un referente en términos de economía circular en el país, y al mismo tiempo poder levantar iniciativas desde las regiones en contraposición al enorme centralismo que se vive en Chile”, afirman en Araucanía Circular 2025.
En momentos en que el mundo busca soluciones para reimpulsar el desarrollo una vez que pase la pandemia, la economía circular toma fuerza para instalarse como uno de los principales pilares para avanzar hacia un desarrollo sostenible. En este sentido, el Pacto Verde de la Unión Europea se posiciona como uno de los principales instrumentos a nivel global para iniciar esta transformación mediante exigencias de mercado, mientras en Chile se inicia el trabajo para elaborar una hoja de ruta para instalar esta tendencia en el país de aquí al año 2040.
Pero algunas regiones también están avanzando en esta línea. Desde La Araucanía, se está trabajando con cerca de 300 empresas para instalar la economía circular en sus modelos de producción y de negocios a través del trabajo de Araucanía Circular 2025, que hoy lanza una iniciativa inédita para incrementar su alcance y apoyar en esta transformación a empresas similares en todo el país: un instrumento de auto-diagnóstico abierto para que cualquier empresa de Chile puede medir sus avances en circularidad.
La iniciativa se enmarca en un instrumento de Corfo que en su ejecución contempla un “Programa de formación de Modelos de Negocios Circular ”, que busca que empresas de los sectores construcción, manufactura, agrícola, forestal y turismo identifiquen sus oportunidades en esta materia, para incrementar el desarrollo de soluciones innovadoras y circulares a problemas y desafíos de productividad y competitividad. La idea es que surjan de allí productos y servicios nuevos o mejorados, que incrementen su valor agregado y -al mismo tiempo- la competitividad de la Región de La Araucanía.
Esto, además, en una de las regiones que presenta los indicadores de crecimiento económico más bajos del país, un rezago que incide en que tenga una de las tasas de pobreza y desempleo más altas. “El objetivo de implementar la economía circular va de la mano de las múltiples carencias económicas y sociales de la región, al abrir una opción importante para que las empresas regionales comiencen a pensar en implementaciones circulares en sus modelos de negocio y procesos”, dice Nicolás Muñoz, ingeniero de proyectos de Araucanía Circular 2025.
Esto permitirá a las empresas de la zona generar ahorros en costos, y al mismo crear nuevos empleos o nuevas líneas de negocio. “Muchas veces un cambio radical también surge de las condiciones más difíciles. En la región se ha formado un ecosistema innovador que la ha llevado -por ejemplo- a liderar en temáticas como smart cities en el país, precisamente buscando soluciones frente a desafíos estructurales en la región. Consideramos que la economía circular puede ser un driver de innovación y nuevas respuestas para la región”, afirma.
“Araucanía Circular 2025” es un Proyecto ejecutado por Patagonia Lab, co-ejecutado por CFT Teodoro Wickel Klüwen y apoyado por Kowork Chile y Fundación Avina. Cuenta con el apoyo de CORFO y busca que empresas de la Región de La Araucanía transformen sus modelos de negocios aplicado la economía circular.
“El gran propósito es que la economía circular vaya tomando forma y fuerza en esta región, que es la región más pobre de Chile y que ahora tiene la oportunidad de ser punta de lanza en este tema. Y en ese contexto es que estamos lanzando este instrumento de diagnóstico circular, que es absolutamente innovador. Es la primera oportunidad que tienen las empresas de mirarse -en una serie de aspectos- sobre cómo funciona su circularidad. Y ver también que no es algo tan lejano”, agrega Pamela Ríos, de Fundación Avina.
La idea de esta plataforma nace de una encuesta realizada en 2019 a 292 empresas de La Araucanía, un primer diagnóstico que mostró que -en términos generales- las empresas analizadas cuentan con un bajo nivel de circularidad promedio, al igual que su conocimiento sobre conceptos básicos en esta materia. No obstante, un prometedor 40% sí sabe lo que es la economía circular y las potencialidades que ofrece para su negocio, lo que muestra que existe un potencial en la región, considerando además que se trata de un tema nuevo y que requiere de profundas transformaciones para su implementación.
Cuando se ahonda en el análisis, se revela también que más de la mitad de las empresas no cuentan con políticas de sustentabilidad, ni con declaración de responsabilidad social empresarial, lo que se relaciona con un bajo interés de sus clientes en esta temática. Esto también se refleja en la baja inversión de las empresas en áreas de inversión y desarrollo para buscar nuevas formas de producción o una mayor eficiencia en los procesos.
Cómo opera la plataforma de auto-diagnóstico
La plataforma de auto-diagnóstico de circularidad de Araucanía Circular 2025 busca que las empresas tengan una primera aproximación respecto de sus avances -conscientes o no- en esta materia, a través de un cuestionario de 16 preguntas respecto de distintos aspectos de su producción y modelo de negocios.
El objetivo, explica Nicolás Muñoz, es en primer lugar compartir el conocimiento, y que -desde una lógica circular-, el aprendizaje y las herramientas que se están generando en La Araucanía estén disponibles, y sirvan de base, para una transformación de las pymes del país.
“También queremos que La Araucanía sea un referente en términos de economía circular en el país, y al mismo tiempo poder levantar iniciativas desde las regiones en contraposición al enorme centralismo que se vive en Chile. No se están generando iniciativas de este tipo en el sur del país, por lo que nuestra responsabilidad es también colaborar con otras regiones para generar ecosistemas circulares”, afirma.
La plataforma permite a las empresas realizar una evaluación inicial, que entre otras cosas analiza si la empresa sustituye parte de sus materias primas vírgenes por materiales que sean excedentes de otros procesos, si usa tecnología que ayude a mejorar la eficiencia de los procesos y producir menos residuos, si utiliza energías renovables o si en el diseño de sus productos o servicios considera soluciones para el término de su vida útil, como reparabilidad o aprovechamiento de sus componentes para el reciclaje.
También se evalúa el diseño y elaboración del packaging, la aplicación de marketing responsable, el uso de transporte eficiente y limpio en la logística, la valorización energética y el destino final de sus residuos, entre otros. Finalmente, se evalúan los conocimientos generales de la empresa respecto de la economía circular, el interés de sus clientes en materias de sustentabilidad, sus avances en I+D, el conocimiento sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y de las ventajas de la economía circular para su negocio.
“No se están generando iniciativas de este tipo en el sur del país, por lo que nuestra responsabilidad es también colaborar con otras regiones para generar ecosistemas circulares”
Las respuestas a estas preguntas entregan finalmente una nota de 1 a 7, lo que ubica a la empresa en un rango bajo, medio o alto en términos de sus avances en términos de circularidad. Según plantea Pamela Ríos, de Fundación Avina, inicialmente esta evaluación está pensada para micro y pequeñas empresas, donde efectivamente pueden empezar a aparecer una serie de oportunidades en la economía circular, “porque también está vinculada al desarrollo de economías locales, a todo un esquema que es diferente al esquema actual de la economía que privilegia el capital”.
“En la economía actual -agrega-, si tienes capital tienes muchas más posibilidades de que te vaya bien. Cuando hablamos de economía circular, estamos hablando de una manera diferente de concebir la creación de productos y servicios. Esto tiene que ver con el aprovechamiento de lo local, la medición de tu huella, y una serie de atributos son mucho más factibles de lograr en las pequeñas empresas”.
El primer impacto de este trabajo es la toma de conciencia, que las empresas comprendan qué tienen que empezar a hacer para subirse a una tendencia que ya se está abriendo a nivel de grandes empresas, en áreas como la construcción o la agricultura, y donde las pymes deberán ponerse al día rápido ya que la trazabilidad en la circularidad de las grandes compañías impactará en toda la cadena de procesos, y también en el trabajo de sus proveedores.
En cuanto a los resultados obtenidos con la plataforma, Nicolás Muñoz afirma que uno de los primeros objetivos es conocer el estado actual de las empresas en economía circular, realizar comparaciones entre regiones y ayudar a establecer estrategias de mejora más efectivas a nivel nacional. Los análisis comparativos por regiones y por sector industrial permitirán también reconocer buenas prácticas y experiencias que puedan ser replicadas en otros territorios.
Posteriormente, agrega, las empresas podrán acceder a programas de apoyo en tres niveles. “Un primer nivel de formación en economía circular para los empresarios y sus trabajadores. En un segundo nivel podrán acceder a ofertas de consultorías y mentorías específicas para transitar su negocio hacia un modelo circular, dependiendo del diagnóstico y de las brechas que quiera enfocar. Y un tercer nivel implicará participar de una comunidad de empresas circulares en Chile y Latinoamérica, que busca compartir buenas prácticas y fortalecer los aprendizajes a través de casos innovadores exitosos”, explica Muñoz. Todas estas etapas están contenidas en el programa que actualmente ejecuta el consorcio.
La gracia de hacerlo desde La Araucanía, agrega, es que sus mismas condiciones socioeconómicas lo transforman en un excelente laboratorio de experimentación. “Si determinados resultados se pueden conseguir en estas condiciones, es viable poder transferir aprendizajes a territorios que no tienen esas limitaciones”, afirma.