Emprendimiento chileno que recupera aguas residuales recibió máxima distinción en premio otorgado por el BID
La tecnología Reiniger de la empresa nacional Binario Tech consiguió el primer lugar en la categoría “saneamiento” del Premio BID-Femsa 2020, cuyo objetivo es reconocer a las mejores soluciones más innovadoras en agua, saneamiento y residuos sólidos. La pyme chilena, que se encuentra en fase de validación técnica, se alzó con el logro ante más de 200 participantes de América Latina y el Caribe. A partir de un sistema electroquímico para el tratamiento de aguas residuales, Binario puede purificar, en promedio, el 80 por ciento de las aguas residuales que trabaja, tanto en el sector productivo como a nivel de comunidades.
Entre más de 200 propuestas que se presentaron a nivel de Latinoamérica y el Caribe, un emprendimiento chileno fue ungido como el ganador. Fue lo que ocurrió con la empresa nacional Binario Tech, cuya tecnología Reiniger obtuvo el máximo galardón en la categoría “saneamiento” del Premio BID-Femsa 2020, cuyo objetivo es reconocer a las mejores soluciones en agua, saneamiento y manejo de residuos sólidos a nivel continental.
Debido a que el premio es otorgado por la Fundación Femsa y el Banco Interamericano de Desarrollo -una de las principales fuentes de financiamiento a largo plazo para proyectos económicos, sociales e institucionales en América Latina y el Caribe-, para Binario Tech la distinción representa una muy buena oportunidad para crecer en el continente, además de adjudicarse un estímulo de 10 mil dólares. Los otros proyectos premiados fueron Aqualuz de Brasil (agua) y ReciApp de Ecuador (residuos sólidos).
“Es importante para nosotros haber ganado este premio entre tantas propuestas que se hicieron. Una cosa es que te lo diga un familiar, pero cuando lo dice el BID, que lo haga un organismo de ese nivel de relevancia, es muy positivo para nosotros porque nos puede ayudar a exportar la solución a distintos países”, cuenta el ingeniero ambiental Patrick Aravena, uno de los socios de la empresa, junto a Javier Lagos y Yesid Tapiero.
Al tanto de la escasez hídrica que afecta al país y, por qué no decirlo, al planeta entero, la empresa chilena diseñó como producto esta tecnología Reiniger, cuya ventaja competitiva es su sistema electroquímico de tratamiento y recuperación de aguas residuales de origen municipal e industrial, que combina en un único proceso oxidación avanzada y electrocoagulación, logrando un proceso de alta eficiencia a la hora de convertirla en aguas para regadío y, con un filtro multimedia, en agua potable para consumo humano
“Dependiendo de la matriz, podemos recuperar entre el 50 y el 95 por ciento del agua residual, dependiendo si se trata de aguas más agresivas o no. Por eso decimos que, en promedio, estamos en condiciones de recuperar el 80 por ciento de las aguas que tratamos”.
“Los tres socios veníamos del mundo del agua con distintas participaciones. Yo como ingeniero ambiental trabajando para las dos empresas líderes de mercado en temas de agua y tenía experiencia en tecnología y conocía los dolores del mercado; Javier (Lagos) es ingeniero industrial, trabajó en Essbio y tenía la mirada de la gran empresa sanitaria. Y Yesid (Tapiero) es doctor en ciencias químicas y tenía experiencia en investigación tecnológica en electroquímica. Nos conocimos en el ecosistema de emprendimiento de Concepción y decidimos unirnos y formar la empresa con la finalidad de desarrollar tecnologías en el tratamiento de agua”, reseña Patrick Aravena.
Según cuenta el cofundador, “no nos enamoramos de la química; nos enamoramos del problema que tienen las comunidades y empresas. Es un inventario de dolores que no estaban siendo resueltos, entonces, aprovechando el background que teníamos, empezamos a hacer focus group con empresas”. Dice Aravena que de los 30 problemas detectados, cinco se repetían: “Teníamos que buscar una solución que resolviera todo en un solo vaso tecnológico”, complementa el ingeniero ambiental, quien viajó con sus socios a ferias de Europa, sin encontrar la solución requerida.
Tras tomar el desafío de crear una tecnología e idear un único proceso, lo que otras tecnologías realizan en más de cuatro horas, Reiniger trata el mismo caudal en cuatro minutos. “La otra ventaja con la que cuenta nuestro sistema es que ocupa un 20 por ciento del espacio. Es un proceso sumamente eficiente”, agrega Aravena, quien aclara que la electrocoagulación como proceso no fue inventado por ellos, sino que data de 1904 y tiene patente en Estados Unidos, pero “el corazón de nuestro sistema es el mismo”.
La aplicación en empresas y comunidades
Actualmente en fase de validación técnica, Reiniger debiera entrar en el mercado como alternativa para paliar la escasez hídrica este 2021. El público objetivo va por dos carriles distintos: comunidades y empresas. En el escenario actual de emergencia hídrica, la tecnología podría surgir como una opción real de aumentar la disponibilidad de agua a través de nuevas fuentes del recurso.
“Dependiendo de la matriz, podemos recuperar entre el 50 y el 95 por ciento del agua residual, dependiendo si se trata de aguas más agresivas o no. Por eso decimos que, en promedio, estamos en condiciones de recuperar el 80 por ciento de las aguas que tratamos”, añade Patrick Aravena.
Ya con conversaciones concretas para empezar a implementar el producto, Aravena explica que casi todas las aguas residuales pueden ser tratadas y recuperadas a través de este sistema electroquímico. “Por supuesto que las aguas con radioactividad no podemos tratarlas, pero aguas relativamente normales en Chile, ricas en materia orgánica, sí se pueden tratar. Hablamos de la minería, de las forestales, de la petroquímica y de las comunidades que necesitan del recurso”, apunta.
Sobre la posible aceptación en el segmento de las comunidades rurales, Aravena cree que es fundamental que ellas adopten esta tecnología, porque “son personas que requieren de abastecimiento de agua en sus territorios. Hasta la semana pasada había 76 comunas con decretos de escasez hídrica, cuyo suministro es por medio de camiones aljibe. Estas aguas les podrían servir como regadío de pequeñas chacras o extensiones más grandes de terreno”. Otra de las ventajas, cierra el emprendedor, son su sistema descentralizado, ausencia de productos químicos y su bajo consumo energético.