Blups: las primeras bombillas comestibles y 100 por ciento vegetal en Chile vienen de Iquique
A través de una receta compuesta por frutas, un gelificante de algas y un espesante natural, los emprendedores Carmen Vidal y Pablo Román lograron fabricar en 2021 una bombilla sustentable que sustituye a las de papel o plástico que pululan en el mercado y que, de esta manera, le dan una mano al planeta. Se usan profusamente en bares que preparan bebidas de autor, donde buscan diferenciarse de la competencia y aportar con un producto novedoso. Se distribuyen a todo Chile vía e-commerce.
Carmen Vidal y Pablo Román eran compañeros de universidad en ingeniería comercial en Iquique, y casi siempre se peleaban los puestos cuando cada uno postulaba a un determinado concurso. Competían entre sí. Un día en que pusieron la cabeza en frío se propusieron trabajar por un mismo objetivo. “Con Pablo siempre teníamos algo en común: ayudar al medioambiente. Nos sentamos en la cafetería de la universidad y empezamos a tirar ideas”, recuerda Vidal.
Ella, que había estudiado gastronomía, y él, ingeniería mecánica en automatización, unieron sus intereses y empezaron a trabajar con un foco claro a partir de 2020, para en 2021 ver nacer su emprendimiento de bombillas sustentables y comestibles: Blups. En el proceso de investigación, advirtieron que miles de bombillas plásticas corrían como tropeles a los tachos de basura. Sin embargo, no tenían en mente fabricar una bombilla solamente biodegradable; notaron más bien que “el problema era el hábito de usar y tirar, y nosotros queríamos revertirlo a usar y comer. Es decir, no dejaba residuos y dejaba una experiencia”, comenta Carmen Vidal, cofundadora de Blups.
Los primeros testeos dieron con un prototipo preliminar, que incluía una receta para hacer unos fideos con un gelificante de algas a los que se les daba una forma de bombilla. Ese prototipo tuvo que ser necesariamente acelerado y mejorado, hasta que el año pasado llegaron a una receta que los convenció a ambos:
“Es un producto 100 por ciento vegetal, que no tienen azúcar añadida ni gluten. Las bombillas comestibles que hay en el mercado son tipo galletas, es decir, contienen harina. La nuestra es como una gomita que tiene flexibilidad y rigidez; tiene una textura diferente. Contiene frutas, este gelificante de algas y un espesante natural que se hace con harina de arroz. Esto se pasa luego por una máquina que diseñó Pablo para darle textura y forma a la bombilla”, agrega Vidal.
Se trata de una bombilla cuya fisonomía permite a los clientes digerirla en el momento mismo de beber un trago o al terminar de hacerlo. Actualmente fabrican en su planta de Iquique unas 1.000 bombillas diarias, cuando en principio solo confeccionaban 18. Es decir, en estos momentos logran producir 20 mil bombillas mensuales, pero se proponen aumentar un 40 por ciento durante este año 2022.
“Es un producto 100 por ciento vegetal, que no tienen azúcar añadida ni gluten. Las bombillas comestibles que hay en el mercado son tipo galletas, es decir, contienen harina. La nuestra es como una gomita que tiene flexibilidad y rigidez; tiene una textura diferente”.
La buena acogida en los bares
Blups cuenta con un servicio e-commerce desde donde distribuyen sus bombillas sustentables a todo Chile, y también los clientes -empresas o personas naturales- tienen la opción de ir a retirar la compra al local de la empresa, ubicada en calle Orella 1059, Iquique. Cuentan con dos tamaños (blups y mini blups) y tienen cinco sabores: guayaba, frutilla, chocolate, naranja y limón menta, todo de fruta natural. En camino también están los sabores cola de mono, melón con vino y mote con huesillos. “Siempre recomendamos esperar al menos 5 minutos en el bebestible antes de comer la bombilla para disfrutar de la experiencia completa”, aclara la emprendedora.
En general, para los dos segmentos de venta que tiene Blups, a las personas se les ofrece paquetes de 5 y 10 unidades, y a los restoranes, 1000 unidades. Vidal nota la diferencia entre dos tipos de adquisición del producto. “Notamos que una persona quiere pagar ese dinero por ayudar al medio ambiente. Los restorantes lo ven como una oportunidad de diferenciarse de la competencia y darle valor a sus bebestibles. Nos ha ido muy bien en los pubs que ofrecen bebidas o tragos de autor, especialmente con los barman”, complementa.
“Hemos visto que en los bares le entregan la bombilla al cliente dentro del trago para ver cómo reacciona, y muchas veces el cliente vuelve a la barra a preguntar qué pasó con la bombilla que tiene sabor. Cuesta que vean el cambio, porque están acostumbrados a la bombilla de papel o de plástico”, añade Vidal.
Vidal percibe una contradicción en las bombillas de papel, porque, según dice, generan 5 veces más huella de carbono que las propias bombillas de plástico, desde su elaboración hasta su desintegración. “Ayudamos un 38,5 por ciento más en reducir la huella de carbono que las otras bombillas”, asegura la fundadora de Blups.
A futuro, el objetivo de esta pyme iquiqueña es producir 100 mil bombillas mensuales y disponer de una planta en Santiago para poder escalar y llevar la idea a más lugares interesados. Otro último punto, y esto es muy interesante, es que Blups está plenamente consciente de que el proceso de elaboración de las bombillas genera algunas mermas, con las cuales ya están trabajando para desarrollar otros subproductos. “Ya tenemos un papel comestible que se puede doblar y además estamos diseñando un packaging donde aprovechamos la textura de la bombilla y le sacamos partido a la cáscara de la fruta que procesamos”, cierra. “Nos comprometemos a establecer en nuestras políticas de empresa el objetivo de llegar a generar cero desperdicios durante la fabricación de nuestras pajitas y subproductos de manera gradual”, ratifica la empresa en su sitio web.