Andrea Cino: “El objetivo 2020 es identificar cuáles son los materiales problemáticos, que no funcionan, para sacarlos”
Definir un listado prioritario de plásticos problemáticos, y establecer plazos y metas concretas de eliminación de estos por parte de las 15 empresas socias del Pacto por los Plásticos, es una de las iniciativas priorizadas por esta instancia para 2020. A ello se suman, adelanta quien lidera el trabajo del pacto desde Fundación Chile, la elaboración de estudios y guías que ayuden tanto a la toma de decisiones y a la definición de inversiones necesarias en infraestructura, como en el avance de las empresas para cumplir los objetivos trazados a 2025. “Hoy necesitamos generar las herramientas y luego la implementación debiera mover las palancas más rápido, pero sí necesitamos resultados concretos hoy”, dice Andrea Cino.

Periodista

En los últimos meses, de manera silenciosa pero intensa, el Pacto por los Plásticos de Chile -o “Circula el Plástico”- ha estado trabajando vía streaming con distintos actores en la definición de una serie de iniciativas que permitan avanzar, de manera concreta, en el cumplimiento de las cuatro metas que en julio de 2019 esta instancia se fijó para el año 2025: tomar acciones para eliminar los empaques plásticos de un solo uso que sean problemáticos e innecesarios a través del rediseño, innovación y modelos alternativos de reutilización; que el 100% de los Envases y Embalajes diseñados para ser reutilizables, reciclables o compostables; que 1/3 de los envases y embalajes plásticos domiciliarios y no domiciliarios deben ser reusados, reciclados o compostados; y que los envases y embalajes deben tener, entre sus distintos formatos, en promedio un 25% de material reciclado.
Para ello se con formaron una serie de grupos de trabajo en temáticas específicas, que han ido generando las primeras propuestas para dar cumplimiento a las 81 iniciativas de corto, mediano y largo plazo definidas en su hoja de ruta para las 15 empresas que forman parte del Pacto y de ellas ya hay una veintena definidas como prioritarias para ejecutar en lo que queda de 2020 y el año 2021.
Andrea Cino, quien lidera el proyecto desde Fundación Chile, adelanta en esta entrevista cuáles son estas iniciativas priorizadas, y profundiza en los criterios que llevaron a considerarlas como imprescindibles para comenzar con la fase de implementación de las metas propuestas, y entregarles el financiamiento para avanzar.
Y entre las primeras, consideradas iniciativas con quick wins para ejecutar este 2020, se encuentra la definición de un listado prioritario de plásticos problemáticos e innecesarios en el contexto chileno, así como generar compromisos de eliminación y rediseño por parte de empresas y consumidores. También, afinar la información disponible. Para ello se realizará un estudio de línea base del potencial de mercado de plástico reciclado en el país, por industria y territorio; la identificación de oportunidades y barreras normativas -y tecnológicas- para aumentar la capacidad de recolección, separación, pre-tratamiento y valorización; y un tercer estudio respecto de normativa nacional e internacional asociada al uso de material reciclado en envases y embalajes.
A nivel ciudadano, se desarrollarán campañas público-privadas con un relato unificado, para fomentar la eliminación, reutilización y reciclaje de elementos plásticos en la ciudadanía, y a nivel de las empresas se apunta a desarrollar acuerdos de colaboración entre productores, valorizadores e instituciones para intercambiar información que facilite la vinculación de los procesos de diseño, producción y logística, entre otros.
“Con los recursos con que cuenta el Pacto, y que son aportados por sus socios, hicimos una priorización respecto de qué podemos abordar y qué no en estos primeros meses. Muchas de las herramientas que generamos son como guías habilitadoras, que ayudan a todos, y al final llegamos a cerca de 20 iniciativas que determinamos que podemos hacer con los recursos que tenemos para 2020-2021. El número no dice algo en sí mismo, porque cada iniciativa tiene un impacto distinto, pero varias tienen un resultado concreto este año”, dice Andrea Cino.
¿Cuáles son las iniciativas fundamentales de implementar rápido, que pueden generar un mayor impacto y que son habilitantes para los próximos desafíos?
Las distintas guías de diseño que tenemos son claves, porque eso habilita que las empresas empiecen a hacer los cambios con confianza. Hoy las empresas saben lo que es reciclabe o no, pero en lo que no es reciclable tienen distintas opciones: me voy por lo compostable, cambio de material, etc., y tienen que hacer un análisis técnico y financiero de las distintas opciones. Entonces tener estas guías, que te den una recomendación de la industria -como por ejemplo decir que los envases de yogurth debieran transitar a una determinada materialidad- ayuda y facilita a que esas decisiones se tomen más rápido. Entonces, las guías de diseño son súper habilitadoras para que las empresas hagan el cambio.
“Una de las cosas que queremos sacar este año es al menos una línea base de qué otras industrias consumen plástico reciclado, para darle tracción a la demanda y a toda esa cadena de infraestructura. Siempre se habla que la minería, la pesca, la agricultura, son grandes consumidores de plástico pero siempre se habla en abstracto; queremos sacar este año un estudio con números para que se empiece a generar esa conexión o simbiosis con las otras industrias”
¿Y qué pasa con el desarrollo de la infraestructura necesaria para avanzar en estas materias?
También es clave, cómo aceleramos -sobre todo con la extensión de plazos de la Ley REP- la implementación de esta infraestructura. Y ahí el grupo trabajó mucho en identificar el por qué si hay inversionistas interesados todavía no concretan esa inversión, cuáles son las barreras que lo están impidiendo, y tenían que ver con tres cosas. Una tiene que ver con la claridad normativa, y una de las cosas que vamos a sacar este año es un estudio de normativa comparada a nivel nacional e internacional para aumentar la capacidad de recolección, separación, pre-tratamiento y valorización. La idea es identificar las barreras y oportunidades normativas para destrabar esto. En segundo término, no hay claridad de los flujos detallados por geografía y por tipo de plástico, hay números muy generales, muy macro. Datos de consumo, dónde se genera el residuo, de qué tipo, ese nivel de detalle es muy importante para quienes van a invertir en infraestructura, porque quizás no necesitas una planta de reciclaje en todas las regiones, quizás necesitas en algunas centros de acopio, en otras centros de separación… Para poder hacer ese cálculo de dónde invertir se requiere entender mucho mejor estos flujos. Ese estudio lo vamos a empezar este año para terminarlo el próximo, porque hay que hacer un levantamiento primario.
Y el tercer aspecto es el mercado
Lo otro tiene que ver con el mercado de material reciclado, a dónde se va, porque nosotros queremos incentivar que entre más material reciclado en nuevos envases y embalajes, pero hay otras industrias que también consumen plástico y dónde también se podría poner ese material reciclado, se podría generar demanda. Ahí una de las cosas que queremos sacar este año es al menos una línea base de qué otras industrias consumen, donde está el plástico reciclado en las otras industrias, para darle tracción a la demanda y a toda esa cadena de infraestructura. Por ejemplo, siempre se habla que la minería, la pesca, la agricultura, son grandes consumidores de plástico dónde esto se podría poner. Pero siempre se habla en abstracto, queremos sacar este año un estudio con números para que se empiece a generar esa conexión o simbiosis con las otras industrias.
En las mesas de trabajo se ha hablado de la necesidad de que la industria hable un mismo idioma, porque hoy cada uno establece sus propios criterios y se requiere un criterio común al hablar de reciclaje o de compostaje, por ejemplo. ¿Cuánto se ha avanzado en eso?
Ahí hay distintos actores de la industria que sacan distintas definiciones, preparándose para lo que viene. Lo que estamos haciendo en el Pacto, donde participan todas estas organizaciones -que igual ya están sacando material-, es elaborar una guía de comunicaciones de todo lo que tiene que ver con plástico. Eso también lo vamos a sacar este año, es lo primero para que las empresas puedan comunicar, y ahí vamos a meter todas estas cosas que han ido saliendo y alinearlas. Por ejemplo, ya hay una definición de reciclabilidad en el trabajo para elaborar la ecoetiqueta, le pusieron un número, entonces la idea es tomar eso e incorporar otros conceptos como lo de la Fundación Ellen MacArthur, que no solo indica la reciclabilidad del material sino si existe la infraestructura y el mercado para hacerlo. También están saliendo definiciones de compostabilidad, la idea es juntar todo en este manual para que se entiendan mejor los conceptos y todos hablemos el mismo idioma, y cuando se tramiten leyes -como la que se está tramitando de productos desechables de un solo uso- no se inventen conceptos nuevos sino que se usen los de la guía. Eso también es algo que vamos a tener este año, un manual de comunicación dirigido principalmente a empresas. Como consumidor la puedes ocupar y entender esos conceptos, y los vamos a ocupar en nuestras campañas, pero la idea es que las organizaciones se alineen en la forma en que comunican.
Hoy hay 15 empresas socias del Pacto, pero me imagino que la idea es ampliar este trabajo a otras empresas o gremios, a las discusiones normativas que se están dando. ¿Está la idea de impulsar esto como un estándar general?
Esta es una guía de comunicación que vamos a producir desde las organizaciones del pacto, que de todas maneras son más que estas 15 empresas, porque aquí también están los gremios, ong´s, hay mucha expertise aquí, y los productos que salen no son solo para las empresas del pacto, los vamos a difundir y entregar a todos. La idea es que los actores, estén o no en el pacto, se vayan alineando con esto y eso es parte de la difusión que vamos a hacer de esta guía. Ahora, es distinto tener una guía, una orientación, que un estándar.
“La reportabilidad ya se está haciendo, y sabemos que todos quieren números rápidos, pero es súper complejo armar un sistema de este tipo no solo por temas de libre competencia, sino también por la rigurosidad de los datos y que estén alineados, porque en esto la calidad de los datos es clave”
Sí, pero retomando el ejemplo de la ecoetiqueta que mencionas, también es un proceso voluntario que busca finalmente transformarse en un estándar ¿Es uno de los objetivos de esta guía?
Claro, la idea es que esto sea la forma de comunicación. Tenemos con Sernac también una iniciativa que es aparte del Pacto que se llama mi código verde, que busca incentivar una comunicación de atributos ambientales y sociales que sea no solo más clara sino más validada, que tenga un respaldo detrás. Como Fundación Chile estamos trabajando en paralelo en esto con el Sernac, que es el organismo que regula estas publicidades y comunicaciones para ver cómo podemos ordenar más los mensajes de las empresas.
¿Cómo están mirando y evaluando lo que hacen los grupos de trabajo, y cómo se está priorizando en el comité ejecutivo del Pacto qué es factible o no de hacer hoy respecto de las propuestas que salen de allí?
Ha sido un trabajo súper estructurado, con una metodología, donde cada grupo tiene un sponsor que participa del comité ejecutivo. La última sesión de los grupos, antes de la asignación de recursos, fue presentarle las iniciativas a ejecutar, con tiempo e impactos. Eso lo llevó cada sponsor al comité estratégico, la visión de los actores expertos. Luego, como Fundación Chile, que estamos en todos los grupos, hicimos una propuesta respecto de las iniciativas a ejecutar sí o sí en 2020-2021. Y ahí los criterios fueron: el impacto que se lograba con las iniciativas, la vinculación con los cuatro compromisos del Pacto, si agregan valor a los miembros del Pacto para cumplir esos compromisos, si eran habilitantes de otras iniciativas claves, y necesitábamos también considerar impactos concretos en 2020. Hoy necesitamos generar las herramientas, y luego la implementación debiera mover las palancas más rápido, pero sí necesitamos resultados concretos hoy.
La constitución del Pacto considera un informe de reportabilidad de avances en los compromisos, ¿Qué avance tiene este trabajo?
El Pacto por los Plásticos aún no ha sacado un informe de reportabilidad, que es clave pero es súper complejo porque son datos muy específicos de las empresas, y lo estamos iniciando este año. Esto requirió abogados por temas de libre competencia, armar un protocolo, y el primer trimestre de 2021 saldrá nuestro primer informe de reportabilidad que va a mostrar con números dónde estamos hoy respecto de nuestros compromisos, y cuál es la brecha, cuáles son las materialidades donde vamos a trabajar más, etc. La reportabilidad ya se está haciendo, y sabemos que todos quieren números rápidos, pero es súper complejo armar un sistema de este tipo no solo por temas de libre competencia, sino también por la rigurosidad de los datos y que estén alineados, porque en esto la calidad de los datos es clave. Con la Fundación Ellen MacArthur construimos una plantilla que dice, por ejemplo, ‘esta materialidad, en esta aplicación, en este lugar es reciclable, sí o no’. Todo ese ejercicio previo es necesario hacer para una reportabilidad que sea confiable, y es el motivo por el que no ha salido antes.
¿Cuáles van a ser los primeros resultados concretos que se van a ver, cuándo se empiezan a ver resultados en los productos, por ejemplo? Porque las metas a 2025 son ambiciosas, y no queda mucho tiempo
En las iniciativas que desde el Pacto vamos a obligar si o sí como más concretas este año, lo primero que vamos a sacar es un listado de plásticos problemáticos o innecesarios, que va más allá del proyecto de ley en trámite porque estamos hablando no solo de elementos desechables, sino que podría ser una materialidad. Todavía no hay nada definido, pero en Reino Unido -por ejemplo- definieron que todo el poliestireno expandido, y el poliestireno incluso, se eliminaba, y el PVC también. Son elementos no solo de delivery, sino también cosas que encuentras en los supermercados y que tienen que ir desapareciendo. Nosotros a fin de año vamos a tener compromisos, de nuestras empresas al menos, con un listado concreto que indicará que tal cosa la vamos a desparecer sí o sí a tal fecha. Primero, antes de compostar, reciclar, reusar, hay que reducir, y hay que definir qué cosas hay que reducir porque simplemente no funcionan. Entonces, el paso uno es identificar cuáles son esos materiales que no funcionan, que tenemos que sacar, y sacarlos.
“Si bien en el Pacto tenemos 15 empresas, son bastante líderes y bastante grandes, y pueden mover al resto de la industria, entonces la idea es que lideren este camino y extiendan esto al resto de sus pares, pero también generar herramientas que todos puedan usar”
El Pacto está dando harta importancia a la innovación en Chile, a mapear y trazar lo que existe en el país. ¿Cuánto se ha avanzado en esto?
Este año estamos trabajando con Corfo para hacer una convocatoria a emprendedores y proveedores -en distintas fases de desarrollo- para los principales desafíos que hemos encontrado en los distintos grupos de trabajo del Pacto. Vamos a lanzar esa convocatoria este año, que nos permitirá también una mejor conexión con este sistema de innovación y emprendimiento, y también nos va a dar un diagnóstico de qué existe y qué se está explorando para después trabajar sobre eso. Pero el primer paso de un programa de innovación abierta que se va a construir es hacer la convocatoria, para empezar a trabajar desde ahí. Esa convocatoria debiera salir antes de fin de año.
Otro tema que se ha abordado bastante es el rol de los ciudadanos como consumidores informados para el éxito de las metas.
Queremos empezar a generar un cambio cultural, en la forma en que me veo, consumo y actúo. La cultura de reúso, la cultura de reciclaje, la cultura de reducir y de no usar tanto. Es mucho más allá que una acción concreta, es un principio, entonces es súper difícil de cambiar, sí tenemos campañas que van a ir hacia allá y obviamente eso es algo permanente del Pacto. Este año queremos sacar una que vaya a lo más básico, a generar esos principios en las personas, y se está empezando a armar.
¿Cómo se va a enlazar esto con la Hoja de Ruta que se está trabajando, pensando no solo en que este trabajo permee a toda la industria, sino también a nivel nacional?
Nosotros participamos en la Hoja de Ruta de Economía Circular, que es mucho más amplia y por lo mismo mucho menos específica que el Pacto. Pero sí hay cosas más generales de economía circular que sirven mucho, como temas regulatorios y de incentivos correctos para las empresas y las distintas organizaciones; eso es algo que se ve mucho mejor en esa instancia. También tiene un área educativa que va a ayudar a instalar estos conceptos, porque al final si bien estamos hablando de plásticos estamos hablando de conceptos de economía circular, que aplican a los plásticos como a cualquier otra materialidad o producto. Entonces sí, estamos conectados con ellos. ¿Cómo llegamos a influir al resto del ecosistema? Bueno, de dos formas. Tenemos una estrategia de ir sumando más organizaciones al pacto para tener un mayor impacto en el país, pero por otro lado los productos que generamos no son específicos para nuestras empresas, son para todos. Los desarrollan nuestras empresas, pero siempre con la mirada de poder difundir y extender a todo el ecosistema, y que así podamos llegar a ellos a través de distintas instancias con estos productos de referencia, para que vayan avanzando hacia allá. Entonces por un lado queremos convencerlos de que se sumen al Pacto, pero si no están dispuestos igual ir entregando todas las herramientas necesarias para ir generando un benchmark de la industria. Acá si bien tenemos 15 empresas, son bastante líderes y bastante grandes, y pueden mover al resto de la industria, entonces la idea es que lideren este camino y extiendan esto al resto de sus pares, pero también generar herramientas que todos puedan usar.