Los costos ocultos de los sistemas agroalimentarios
En el informe “Estado mundial de la agricultura y la alimentación 2023” se estima por primera vez la “Contabilidad de Costos Reales” de los sistemas agroalimentarios, develando los efectos ocultos o invisibilizados de la producción y consumo de alimentos a nivel global, como las emisiones de gases de efecto invernadero y nitrógeno, el uso del agua, el cambio de uso de tierra, las pérdidas de productividad derivadas de dietas poco saludables y la pobreza, y las pérdidas de productividad asociadas a una mala alimentación.
Según un análisis pionero llevado a cabo por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en más de 150 países, los sistemas agroalimentarios actuales conllevan enormes costos ocultos para nuestra salud, el medio ambiente y la sociedad.
El informe “Estado mundial de la agricultura y la alimentación 2023”, donde se estima por primera vez la “Contabilidad de Costos Reales” (CCR) de los sistemas agroalimentarios, devela los efectos ocultos o invisibilizados de la producción y consumo de alimentos a nivel global, generados por las ineficacias del mercado, las instituciones y las políticas, que equivalen, al menos, a 10 billones de USD anuales.
Estos costos ocultos consideran las emisiones de gases de efecto invernadero y nitrógeno, el uso del agua, el cambio de uso de tierra, las pérdidas de productividad derivadas de dietas poco saludables y la pobreza, y las pérdidas de productividad asociadas a una mala alimentación.
Si bien se recomienda realizar estudios más profundos a nivel nacional, el estudio observa que en Chile los costos ocultos alcanzan un 11% del PIB, donde casi un 90% está asociado a dietas poco saludables, vinculados a una tremenda carga de enfermedad a nivel país. Los efectos ambientales son menores, pero siguen siendo de importancia, lo cual invita a que el foco para disminuir los costos ocultos debería estar puesto en promover dietas más saludables y sostenibles.
Con esta información podemos investigar el acceso a dietas más saludables, como por ejemplo reevaluando el costo a la producción en alimentos más saludables como frutas, verduras y legumbres y a través de prácticas menos intensivas, buscando promover su consumo y comercialización de forma más estratégica. Por ejemplo, la Ley de Etiquetado tuvo un impacto relevante en el uso de la información, comprensión y elección de alimentos, además de la prohibición de publicidad y venta dirigida a menores, lo cual demuestra la importancia de las regulaciones y leyes que apunten a un mejor entorno alimentario para dietas más saludables. Un indicio de estos resultados podría ser que tanto en datos de la FAO como de JUNAEB, se ha visto una leve reducción de la obesidad en población infantil, que si bien no es una tendencia aún, ni se puede atribuir a una Ley en específico, da atisbos de un cambio positivo para fomentar este tipo de políticas para un importante desafío en el país: la obesidad.
En esta línea, es necesario además potenciar la investigación y el desarrollo para el descubrimiento de tecnologías que puedan promover una mejor producción y nutrición, y mitigar estos costos ocultos de los alimentos al fomentar dietas más accesibles y sostenibles, donde la opción más fácil y cercana sean alimentos saludables. Así, destacan políticas nacionales como el Programa de Alimentación Escolar o la Estrategia Nacional de Soberanía para la Seguridad Alimentaria como importantes herramientas para esta implementación.
Esta evaluación es también un llamado y oportunidad para que los gobiernos y el sector privado lleven a cabo un análisis más periódico y detallado de los costos ocultos o “reales” de los sistemas agroalimentarios, permitiendo así la adopción de medidas para mitigar estos daños. Para esto, la FAO se pone a disposición del país para apoyar las acciones, políticas y programas que permitan avanzar hacia sistemas agroalimentarios más sostenibles, inclusivos, eficientes y saludables para toda la población.