Qué implicancias tiene la nueva ley que prohíbe en Chile la experimentación con animales para la industria cosmética
Hace dos semanas fue publicada en el Diario Oficial la Ley 21.646, que entrará en vigencia en 12 meses, fecha desde la cual queda vedado en el territorio nacional el uso de animales para la realización de pruebas de seguridad y eficacia de productos cosméticos, de higiene y odorización personal. Una de las organizaciones que impulsó esta iniciativa fue la ONG Te Protejo, cuya cofundadora Nicole Valdebenito señala que este “avance legislativo” es muy satisfactorio, en especial porque “hace bastante tiempo que no se promulgaba una ley en favor del derecho animal en Chile”. En esta entrevista con País Circular, Valdebenito explica cuáles serán los efectos de la norma.
Al revisar la etiqueta de un desodorante, una crema corporal o un lápiz labial, por ejemplo, es posible observar que la lista de ingredientes suele ser bastante extensa, con decenas de nombres extraños que difícilmente conocemos. Sin embargo, diariamente hacemos uso de ellos confiando en que son inocuos, al menos en la cantidad ahí utilizada y en esa fórmula. Para que efectivamente sea así, esos ingredientes debieron pasar por pruebas de seguridad y eficacia, las que se pueden realizar de diversas formas.
Una de esas formas es la experimentación en animales, que acaba de ser prohibida en Chile con la aprobación y publicación de la Ley 21.646. ¿Por qué prohibir estas pruebas? Porque son crueles y no tienen tanta eficacia como los test alternativos. Así lo explica Nicole Valdebenito, cofundadora de la ONG para el consumo responsable Te Protejo, que impulsó la ley junto con Humane Society International.
“Para nuestra organización es súper emocionante ver materializados los esfuerzos que hemos venido realizando, tanto con este proyecto de ley, presentado en 2020, como con la campaña Be Cruelty Free, que comenzó en 2017. Ha sido sumamente satisfactorio ver este gran avance legislativo por los animales, sobre todo porque hace bastante tiempo que no se promulgaba una ley en favor del derecho animal en Chile”, resume Valdebenito en conversación con País Circular.
Agrega que ahora están enfocadas en poder apoyar la elaboración del reglamento de la ley -que deberá preparar el Instituto de Salud Pública por mandato del Ministerio de Salud-, donde quedarán establecidos muchos detalles de su aplicación y fiscalización. Además, siguen monitoreando otras normativas e iniciativas de ley en Chile, al tiempo que impulsan la prohibición de testeo cosmético en animales para toda Latinoamérica. “Hay mucho trabajo todavía”, subraya.
Con la Ley 21.646, Chile se convirtió en el país número 45 a nivel mundial en prohibir este tipo de pruebas, y el quinto en la región, luego de México, Colombia, Guatemala y Brasil (donde la prohibición no es total, sino solo para la industria local). Por otra parte, hay países como China, donde no solo están permitidas estas pruebas, sino que son exigidas para los productos que ingresan al país, explica Valdebenito, quien es directora del área de Concientización y de Incidencia de Te Protejo.
Lo anterior es relevante, explica, porque las leyes aplican solo en el territorio nacional, es decir, una marca multinacional, cuando quiera ingresar al mercado de Chile tendrá que presentar test de seguridad y toxicológicos alternativos, y cuando quiera vender en China, tendrá que mostrar pruebas en animales.
“Esto genera un vacío de información para las personas activistas y preocupadas por los animales. Como organización, nosotros comunicamos que si quieren escoger un producto que esté libre de experimentación animal en todo el mundo, sigue siendo importante escoger productos certificados, porque esto asegura no solamente lo que pasa con la regulación del país, sino que lo que ocurre en todo el mundo”, explica Valdebenito y añade que las principales certificaciones son Cruelty Free y Leaping Bunny.
La nueva ley chilena fue publicada en el Diario Oficial hace dos semanas, el 26 de enero, y entrará en vigencia 12 meses después de esa fecha, el 27 de enero de 2025.
El texto de la ley señala que se prohíbe “el uso de animales para la realización de pruebas de seguridad y eficacia de productos cosméticos, de higiene y odorización personal, y de todos y cada uno de sus ingredientes, combinación de ingredientes o formulaciones finales”. Además, queda prohibida “la venta, comercialización, importación e introducción en el mercado nacional de productos cosméticos, de higiene y odorización personal cuyos ingredientes, combinación de ingredientes o formulaciones finales hubiesen sido probados en animales para demostrar su seguridad y eficacia, con posterioridad a la entrada en vigencia de la ley”. Asimismo, se contempla la excepción en casos muy concretos y claramente definidos en la ley.
Sobre los efectos concretos de esta normativa, su implementación y otros desafíos en materia de protección animal, conversamos en esta entrevista con Nicole Valdebenito, quien comenta que, a nivel legislativo, hay muchos movimientos y organizaciones en Chile “trabajando arduamente en favor de los animales, pero cuesta que los proyectos de ley avancen en las comisiones, cuesta encontrar quizás un tema común dentro de los actores clave para diferentes industrias que puedan ver la importancia de avanzar en estas temáticas. Es un trabajo lento, un trabajo arduo donde toca muchas veces convencer a las personas que están involucradas de que es un tema primordial”.
“No se va a poder experimentar con animales en la cosmética local, ni tampoco se van a poder ingresar al mercado productos cosméticos experimentados en animales, o insumos e ingredientes para la industria cosmética que hayan sido experimentadas en animales. Eso es lo importante de esta ley, que cubre todo el espectro de la formulación de un producto cosmético”.
-¿Qué debiese cambiar, en concreto, una vez que entre en vigencia la ley?
Concretamente, la industria cosmética local no va a poder realizar análisis de seguridad o toxicología para los productos cosméticos que se vendan en el territorio nacional y, por otro lado, aquellas marcas que se importan a Chile no van a poder presentar análisis de seguridad toxicológica que sean realizados en animales; van a tener que buscar métodos alternativos. En general, para la industria cosmética nacional no se exigen tantos análisis de este tipo, porque el Instituto de Salud Pública (ISP) trabaja con parámetros de la regulación de la Unión Europea, donde ya está prohibido el testeo en animales, desde 2013.
Pero cuando sí ocurre, van a tener que ser realizados en métodos alternativos y sin utilizar animales. Ese es el cambio principal: no se va a poder experimentar con animales en la cosmética local, ni tampoco se van a poder ingresar al mercado productos cosméticos experimentados en animales, o insumos e ingredientes para la industria cosmética que hayan sido experimentadas en animales. Eso es lo importante de esta ley, que cubre todo el espectro de la formulación de un producto cosmético.
-¿Debe haber algún cambio los próximos 12 meses, las marcas deben hacer algo?
Esta ley no es retroactiva, comienza a regir el 27 de enero del 2025; para esa fecha, las marcas cosméticas nacionales deben tener ya proveedores de análisis de seguridad o toxicología que utilicen métodos alternativos. Eso es un principal cambio. Así, cuando el ISP por regulación cosmética les pida esta información, ellos puedan ofrecer datos realizados en métodos alternativos.
Para la industria que es externa, internacional, lo que va a ocurrir es que ellos cuando quieran ingresar al país tienen que presentar estos datos alternativos y no van a poder realizar nuevos experimentos en animales si quieren vender en nuestro país. Es muy similar a lo que ocurre hoy en la Unión Europea.
-¿Qué tanto se experimenta en Chile con animales para la industria cosmética?
Lamentablemente, no podemos tener el número exacto de cuántos animales se están utilizando para experimentación específica en la industria de cosmética, y esa falta de datos es una problemática a nivel mundial. Uno de los desafíos que presenta trabajar en favor de los animales que son usados para laboratorios es que estos experimentos se hacen en privado, por instituciones privadas, donde no hay acceso a información a través de Transparencia Pública. Entonces, no puedo decir cuántos animales son utilizados para experimentos de cosmética en Chile, porque ni Chile ni ningún otro país del mundo tiene acceso a esa información.
Lo que sí sabemos es la cantidad de animales que se venden a través del ISP para experimentación. Esta cifra se puede pedir por Transparencia, pero no representan a la totalidad de los animales utilizados para ello. Tenemos los datos de 2020, que fueron 168 mil animales, y de 2021, con 164 mil animales. Actualmente estamos trabajando la solicitud de datos de 2022 y 2023.
Esa es la cantidad de animales vendidos por el bioterio del ISP para utilizarlos en laboratorios con diferentes propósitos, no solamente cosméticos. El ISP no es la única institución en Chile que tiene un bioterio (lugar destinado a la cría y control de animales de laboratorio), también muchas universidades los tienen, la Universidad de Chile y la Universidad Católica, por ejemplo. El ISP vende principalmente cobayas, ratones y ratas; otros bioterios también tienen conejos.
-¿Qué tipo de pruebas se hacen con ellos, cómo son?
La experimentación animal se utiliza para diferentes industrias, y en el caso de la industria cosmética, en particular, existen alrededor de 35 a 40 test utilizados. Hay dos de ellos que son los más requeridos por temas de regulación cosmética, y también los más visibilizados hacia la opinión pública.
El primero es el test de Draize -llamado así por el científico que implementó esta técnica de análisis-, que se usa para evaluar la seguridad de una formulación o ingredientes para el uso en humanos, y para ello se utilizan principalmente conejos; el test consiste en aplicar esta formulación o estos ingredientes en el ojo o la piel del conejo para ver cuánto daño le va a generar. Con esto podemos identificar los test de sensibilidad dérmica, por ejemplo, entonces, según la irritación o el daño, la herida que genere esta formulación en la piel o los ojos del conejo se sacan datos. En general estos test tienen una duración de siete hasta 14 días, y cuando los análisis concluyen, los animales son sacrificados.
Es necesario destacar que los animales no reciben ningún tipo de alivio de dolor, ellos están sintiendo todo lo que este ingrediente o formulación les causan en su ojo y en su piel.
El test de Draize es de las primeras y más conocidas pruebas de seguridad, y el que se representa en el cortometraje de Save Ralph.
Por otro lado está el test DL50 (dosis letal 50) que es sumamente cruel, porque consiste en utilizar un número de población de animales- generalmente ratas o conejillos de indias, también conocidos como cobayos- a los que se les hace ingerir -por vía bucal o inhalatoria- una formulación o un ingrediente, y el test termina cuando el 50% de ese número de animales muere por esta inhalación o por ingerir esta formulación. De ahí se extrapolan datos de toxicidad de uso de estos ingredientes, es decir, se matan animales para ver cuán peligroso podría ser un ingrediente o una formulación.
Ahora bien, este tipo de test tiene una eficacia de un 40 a un 60%, lo que es bajísimo al comparar con los test alternativos, que alcanzan hasta un 100% de eficacia. Entonces, son crueles y además tampoco nos están dando los datos que necesitamos.
“Este tipo de test (con animales) tiene una eficacia de un 40 a un 60%, lo que es bajísimo al comparar con los test alternativos, que alcanzan hasta un 100% de eficacia. Entonces, son crueles y además tampoco nos están dando los datos que necesitamos”.
-¿Cuáles son los test alternativos que existen?
Las pruebas más utilizadas en la actualidad son los cultivos celulares y cultivos epiteliales, que imitan el comportamiento de la piel y su reacción a este tipo de formulaciones; también se ha extendido mucho el uso de microchips, que emulan la reacción que podría tener un órgano de nuestro cuerpo al ser expuesto a ciertas formulaciones o ciertos ingredientes en diversas cantidades. En Latinoamérica hay laboratorios que hacen estas pruebas, como Functional Life en Chile, y LIAD en México.
Son avances científicos y tecnológicos sumamente innovadores y que entregan datos muchísimo más interesantes y que, por supuesto, salvan la vida de animales.
Lamentablemente, para el número total de análisis en animales que requiere la industria cosmética aún no existe un 100% de reemplazos. Hoy tenemos 30 test alternativos a los de animales, que han sido aprobados por la OCDE, lo que permite que la industria cosmética transite a prohibiciones legislativas como esta. Pero aún quedan algunos análisis que no tienen reemplazo y por eso la ley contempla excepciones, que están claramente detalladas.
-¿Qué desafíos tiene Te Protejo ahora que la ley fue aprobada?
Como organización, nuestra intención es poder trabajar para que en todos los países de América Latina avancen en la prohibición a la experimentación con animales para la industria cosmética, así que vamos a seguir trabajando, no solamente en Chile, sino que también en otros países de la región. Para el caso de Chile, durante este año nos vamos a concentrar en apoyar la elaboración del reglamento que debe ser redactado para la aplicación de esta ley. Queremos ofrecer nuestra colaboración a las instituciones públicas que están encargadas de esto, para entregar nuestra expertise, compartir las experiencias que tenemos de otros países que ya han pasado por esto, y así poder hacer una adaptación de la industria cosmética nacional que sea mucho más coherente y sensible.
Además, estamos revisando y monitoreando constantemente otros proyectos de ley que se presentan, que a veces buscan cambiar la calificación de un producto cosmético a uno médico, y eso podría generar posibles testeos en animales, u otras situaciones que podrían requerir de nuestro trabajo.
-¿Qué te parecen las sanciones que se establecen en la ley?
Es súper interesante, porque logramos que una de las sanciones está asociado a maltrato animal (presidio menor y multa, estipulados en el artículo 291 bis del Código Penal), que es algo que como organización también nos importaba. Entonces, ya no va a ser solamente una falta al reglamento cosmético, dado por el ISP, sino que también va a haber una sanción considerada como un maltrato animal y eso, más allá de lo que signifique para una empresa, en términos de comunicación pública es sumamente importante.
-La ley tardó cuatro años en ser aprobada, ¿cómo dirías que fue la tramitación?
Nosotras apoyamos un primer proyecto de ley que se presentó el año 2016; en esa ocasión por la bancada PARDA, con apoyo de la organización No Más Vivisección y la nuestra. Pero luego, a partir de nuestra experiencia y de las relaciones que tenemos con otras organizaciones internacionales, pudimos notar que la mejor forma de avanzar en este tema era tener una coherencia legislativa con otros países, no solamente de América Latina, sino que también de Norteamérica o de Europa; fue ahí que decidimos presentar un nuevo proyecto de ley que tuviera esta coherencia en términos de lenguaje legislativo con lo que estaba pasando en Estados Unidos, en México y en Colombia en ese entonces, y así fue que trabajamos todo el 2019 y parte del 2020 en la redacción del proyecto de ley que se presentó en diciembre del 2020.
En esta ocasión fue con el apoyo del diputado Vlado Mirosevich (PL) como principal promotor y, por supuesto, una bancada de diputados de diferentes partidos políticos que también apoyaron la iniciativa. Este proyecto de ley, por la temática que aborda -que es regulación de la industria cosmética- cabe en la Comisión de Salud, a diferencia de otros proyectos asociados a animales que siempre están en Medio Ambiente o en Agricultura. En el proceso de incidencia trabajamos súper fuerte con los diputados de la Comisión de Salud, y tuvimos un empujón valiosísimo con la campaña internacional Save Ralph -que se lanzó en abril del 2021-, con un cortometraje animado que buscaba representar la realidad de los animales de laboratorio usados para la industria cosmética. Esa campaña permitió que, tanto la ciudadanía como los diputados pudieran ver que es un tema importante y que necesitaba ser legislado. En el contexto de esa campaña se presentaron otros dos boletines con el mismo objetivo y que después fueron refundidos en la Comisión de Salud para luego derivar en la actual ley.