María Adelaida Correa, de ISA: “Las empresas grandes tenemos la tarea de jalar a nuestros proveedores hacia la sostenibilidad, en especial a las pymes”
Durante una reciente visita a Chile, la directora Corporativa de Sostenibilidad de la compañía colombiana ISA, María Adelaida Correa, desarrolló una intensa agenda en asuntos ambientales, sociales y de gobernanza relacionados con las operaciones en el país a través de Interchile e Intervial. Uno de los hitos del viaje fue la firma de un convenio con el club deportivo Colo Colo, así como reuniones en La Pintana y Tiltil para observar los avances de diversos proyectos. La ejecutiva, recientemente elegida por la revista Forbes como una de las “20 mentes sostenibles de Colombia 2023”, conversó con País Circular sobre los esfuerzos, desafíos y aprendizajes de ISA en materia de sostenibilidad, así como de su fuerte vínculo con Chile, donde vivió cinco años y donde nació su primer hijo.
“Orgullosa de ser paisa”, se declara María Adelaida Correa Ruiz, oriunda de Medellín y actual directora Corporativa de Sostenibilidad de ISA, grupo empresarial colombiano con negocios en energía eléctrica, vías, y telecomunicaciones, con presencia en siete países de Centroamérica y Sudamérica. De formación economista y estudios de MBA, lleva 17 años en ISA, de los cuales cinco estuvo destinada en Chile (2012-16), donde la compañía opera principalmente como ISA Intervial (carreteras) e ISA Interchile (transmisión eléctrica).
“Tuve la fortuna de vivir y trabajar cinco años en Chile, con ISA Intervial en las concesiones de las rutas 5 Sur; en ese momento eran 900 kilómetros desde el sur de Santiago hasta Río Bueno”, recuerda María Adelaida, quien acaba de estar nuevamente en el país, pero esta vez con una intensa agenda en materia de sostenibilidad. Uno de los hitos de su visita fue la presentación de la alianza entre el club deportivo Colo Colo y Conexión Puma, programa de ISA enfocado en la protección de la biodiversidad.
“Soy una mujer que se mueve en dos pasiones: la pasión de trabajar por la sostenibilidad y la pasión de ser mamá. Soy mamá de dos niños pequeños: Eloísa, de cinco años, y Juan Pedro, de ocho, que nació en Chile. Entonces, todos los días de mi vida se planifican buscando ese equilibrio, que no es fácil”.
Su pasión por la sostenibilidad la ha llevado a posicionar a ISA como una de las grandes compañías más sostenibles del mundo -calificación de 84 en el Índice de Sostenibilidad Dow Jones-, razón por la cual la revista Forbes la eligió recientemente como una de las “20 mentes sostenibles de Colombia 2023”. Sobre este reconocimiento, confiesa que le da “un poquito de vergüenza” porque, dice, ella es solo la cara visible “de un equipo espectacular, apasionado”, tanto en Colombia como en las filiales; además, subraya el rol de la compañía: “Para mi este reconocimiento representa el compromiso de una organización de hacer las cosas bien y de dar la milla extra. Estoy convencida que las empresas no nos podemos limitar a hacer solo lo que nos toca (…), y más en Latinoamérica, las empresas tenemos que dar una milla extra. Tenemos que ir un poco más allá porque son muchos los desafíos que tenemos”.
En Chile, ISA Interchile realizó hace nueve años la primera consulta indígena para un proyecto de energía, por la construcción de la línea de transmisión Cardones-Polpaico, en un proceso que no estuvo exento de dificultades. Actualmente, en el país ISA es parte del joint venture Conexión Energía, junto a Transelec y China Southern Power Gride International, para la construcción de la línea de transmisión Kimal-Lo Aguirre, que contempla un trazado de 1.500 kilómetros -de Antofagasta a la región Metropolitana- que cruzará 25 comunas con localidades indígenas y zonas rurales.
Su vida en Chile
De su vida en Chile, la ejecutiva comenta que, estando en Santiago, la cordillera le recordaba su ciudad natal, “rodeada de montañas”. Acá su cargo era de Gerente de Gestión Corporativa, algo que describe como un “de todito, como decimos en Colombia”. Estaba a cargo de gestión humana, calidad y temas administrativos, a los que ella comenzó a sumar temas medioambientales, sociales, y otros. “No tenía suficiente (ríe), entonces le quise meter un poquito de sostenibilidad y empezamos a trabajar en eso, fue una experiencia maravillosa”.
“Después de esos cinco años en Chile regresé a mi país, con un hijo chileno y con mi esposo -que es colombiano- y en Colombia ya me vinculé con el tema de la sostenibilidad. Actualmente lidero todos los temas de sostenibilidad, de asuntos ambientales, sociales y de gobernanza para todo ISA y sus empresas en América Latina”.
-¿Cómo fue tu experiencia de vivir en Chile, en el ámbito personal?
Tuve la posibilidad de recorrer mucho el país, primero por mi trabajo y segundo por gusto, porque además Chile es un país que tú puedes recorrer en auto muy fácilmente; las autopistas son maravillosas (ríe). Me cautivó recorrer la ruta, ir cambiando de paisajes hasta llegar a Valdivia, hasta esa zona del sur más boscosa, fue hermoso.
Uno de mis amores de Chile es el invierno en el mar, porque yo vengo de un país caribeño que es maravilloso, pero nunca vamos a tener frío en la costa y esos inviernos fríos con ese mar al frente, lo disfruté mucho.
El desierto me cautivó porque en Colombia estamos muy acostumbrados a los verdes, también tenemos desierto en La Guajira, pero en el día a día es mucho verde, así que encontrar acá la belleza en el matiz de los cafés, de los marrones, de los amarillos, es espectacular. Además, en el desierto me propusieron matrimonio, en Atacama, bajo las estrellas, entonces imagínate cuántos recuerdos tengo.
De la comida, mi preferida en Chile es toda la comida de mar, las machas -que en Colombia no tenemos- las manchas a la parmesana, los locos, los erizos, el salmón. Además, yo toda la vida -por influencia de mi papá- he tenido mucho gusto por el buen vino y me gusta probar cepas diferentes. Entonces aquí estaba en el paraíso.
“Las empresas vamos avanzando y vamos mejorando, pero creo que no al ritmo que necesitamos, porque los desafíos que hoy tenemos como humanidad en los ámbitos sociales y ambientales cada vez son más demandantes y requieren más urgencia”.
Empresas carbononeutrales
-En estos 17 años en ISA, ¿cómo has visto la evolución de la sostenibilidad, en general, y en particular en relación al rol de las empresas?
Veo que hay evolución. Es decir, hemos crecido en conciencia y en prácticas. Creo que cada vez más en las empresas somos conscientes de nuestro rol, nuestra contribución y responsabilidad respecto al medio ambiente, a la sociedad y a las comunidades con las que nos relacionamos. Ha crecido mucho más en las empresas grandes, porque estamos más expuestas, ya sea porque cotizamos en bolsa, porque tenemos relación con los gobiernos, etc. Ahí hay una labor nuestra muy importante y es de jalar a empresas más pequeñas y medianas, sobre todo, porque muchas veces tienen la intención, pero no tienen la capacidad (…) Ahí hay una labor bien importante con nuestra cadena de valor, con nuestros proveedores y, en especial, con esos medianos y pequeños.
En términos generales tiendo a ser optimista de que vamos avanzando y vamos mejorando, pero creo que no al ritmo que necesitamos, porque los desafíos que hoy tenemos como humanidad en los ámbitos sociales y ambientales cada vez son más demandantes y requieren más urgencia.
Hemos visto cómo el IPCC nos dice cada año en sus informes que hay que movilizar, hay que acelerar las metas de los países, las metas de reducción de emisiones y eso no está pasando al ritmo que debería pasar, entonces creo que ahí falta celeridad.
En el caso de ISA pasó algo muy potente en 2016 y es que se declara la Estrategia Corporativa como una estrategia de generación de valor sostenible, ese es nuestro foco: generar valor sostenible a 2030; entonces, es algo que le habla a cada uno de nosotros como empleados de la compañía, la sostenibilidad es transversal a todos los procesos y trabajar en esta cultura es un tema del día a día.
-Mencionaste a los proveedores, ¿cómo están trabajando el alcance 3 de emisiones de gases de efecto invernadero, luego de certificar la neutralidad en los alcances 1 y 2?
Efectivamente, este año en enero certificamos en carbono neutralidad a 11 empresas en cinco países, en los tres negocios de ISA. Eso es bien potente porque cuando uno mira las metas de muchas otras empresas dicen al 2030 o al 2050, y nosotros lo pudimos lograr antes y eso requiere compromiso de toda la organización, no solo de un área específica. Entonces esa certificación nos la dan en alcance 1 y 2.
En ISA venimos siendo carbono neutral desde 2011 en la mayoría de nuestras empresas, pero solo hasta este año obtuvimos la certificación de un tercero que diga “sí, efectivamente lo son”. Cuento esto porque tenemos una trayectoria. Ahora bien, el alcance 3 es un desafío porque en la mayoría de nuestros procesos, en el caso de energía, tienen mucho que ver con la etapa de construcción, con nuestros proveedores; ellos hoy no miden su huella y, por consiguiente, no tenemos cómo saber. Entonces, hemos iniciado un proceso de medir con ellos, ya hemos hecho medición de más de 8 proyectos de construcción para entender las dimensiones; vamos construyendo esa hoja de ruta con ellos. En el caso de vías es un reto muy grande, porque además tenemos los autos pasando permanentemente. Vamos caminando en el alcance 3, que requiere mucha más articulación con terceros, esfuerzos más grandes, pero hacia allá vamos. Incluso hoy en ISA corporativo compensamos el 10% de nuestro alcance 3.
-De la carbononeutralidad de las 11 empresas certificadas, ¿qué porcentaje es reducción y cuánto compensación?
Anualmente, en ISA emitimos en nuestra operación y mantenimiento un total de 45.000 toneladas de CO2. Es una cifra importante, pero somos una industria muy limpia frente a otras industrias como gas o hidrocarburos, que pueden superar los millones en alcance 1 y 2. De las 45.000, entre 6.000 y 7.000 son reducidas; es decir, más o menos el 13% es reducción y el restante 87% es compensación.
Eso es hoy, pero ya estamos trazándonos la senda de cero neto y vamos a cambiar esa composición. Esta es una meta que estamos construyendo -todavía no es pública- para determinar en qué año somos capaces de cambiar la composición, y que la reducción sea el 90% y la compensación, el 10% remanente.
En la reducción tenemos un desafío muy grande y es que la concentración de nuestras emisiones está en un gas que se denomina SF6, que se utiliza en un tipo de subestaciones -encapsuladas- y que actualmente no tiene sustituto en el mercado de alta tensión. Entonces, buena parte del trabajo con los fabricantes es en relación a que necesitamos un sustituto al SF6.
“Uno de los grandes aprendizajes ha sido entender que nosotros, directamente, nos tenemos que sentar en el territorio con las comunidades. Cuando digo nosotros es una persona de nuestra empresa, con visibilidad y con relacionamiento directo con esas comunidades, eso es fundamental”.
Aprendizajes del trabajo con comunidades
-En relación al trabajo con las comunidades, ¿cuáles han sido los mayores desafíos y cuáles los principales aprendizajes?
Para nosotros en estos últimos años el trabajo con comunidades ha sido clave. Una comunidad con la que tú no te tomas el trabajo de sentarte y mirarse a la cara es una comunidad que se opone a un proyecto, y se opone porque ni siquiera lo conoce, porque no ha sido considerada y es su territorio, entonces en eso hemos crecido y aprendido mucho.
Hemos cometido errores, nos hemos equivocado, pero de eso hemos aprendido. Uno de los grandes aprendizajes ha sido entender que nosotros, directamente, nos tenemos que sentar en el territorio con las comunidades; muchas veces nos acompañan aliados -expertos, que tienen que estar-, pero nosotros tenemos que estar ahí sentados. Cuando digo nosotros es una persona de nuestra empresa, con visibilidad y con relacionamiento directo con esas comunidades, eso es fundamental. En segundo lugar, ha habido un tema muy bonito de este aprendizaje del respeto por la cosmovisión de las distintas comunidades, sobre todo cuando son comunidades étnicas; tienen otros tiempos, otra mirada, otras prioridades. Es un ejercicio hermoso de ver cómo ponemos a conversar eso que tú anhelas y aspiras con lo que yo necesito y aspiro desde mi negocio. Es un reto, no es fácil, no siempre se logra, pero debe haber disposición de escuchar y de reconocer el valor.
Una mujer maravillosa, Hortensia -de la comunidad diaguita Chipasse Ta Tatara, Atacama-, nos lo decía: “Es que ustedes la primera vez no lo hicieron bien y les tocó volver”. Y así es y, además, la apertura de ellos de volver a recibirnos y sentarnos a hablar, conocernos (…) Es construcción de confianza, y eso no se da en un día ni dos, son temas de largo plazo y de largo aliento.
-Alguien podría pensar que eso demora mucho un proyecto…
Un relacionamiento anticipado con una comunidad ahorra mucho tiempo en la etapa de desarrollo de los proyectos, porque hay conocimiento, hay entendimiento. Un relacionamiento anticipado que sea claro, transparente, hace que los proyectos logren cumplir los tiempos de ley. Efectivamente hemos comprobado que es mucho más eficiente … y cuando no lo hemos hecho, también lo hemos comprobado.
-¿Este mismo esquema están utilizando en Conexión Energía para la línea Kimal-Lo Aguirre?
El joint venture está un poquito más aparte, pero han venido integrando todas las prácticas que traemos desde ISA.
“Esta alianza (con el club deportivo) tiene que migrar hacia la creación de un “Bosque Puma Colo Colo” de conectividad biológica, que el día de mañana nos va a permitir entrar al mercado carbono, pero que mientras crecen esos árboles van a traer todos los servicios ecosistémicos al territorio”.
Biodiversidad y transformación cultural
-Respecto a Conexión Puma, ¿cuál es el objetivo, compensar emisiones?
Nuestra meta con Conexión Jaguar –Puma en Chile- es contribuir con 9 millones de toneladas de CO2 al planeta, mientras que nuestro requerimiento anual de compensación son 45.000, o sea, es mucho más lo que queremos hacer que lo que necesitamos.
Entonces, si al momento de compensar -esto es cada año- hay bonos disponibles del programa, podemos acceder a comprarlos para nuestra compensación, pero no siempre hay, porque va dependiendo del desarrollo de los proyectos. El foco de Jaguar, y de Puma en Chile, es generar una contribución positiva al planeta, y consiste en hacer proyectos de conservación o de restauración que, por una parte, puedan mitigar efectos del cambio climático a través del mercado voluntario de bonos de carbono y, por otro lado, que cuiden la biodiversidad. Por eso certificamos bonos con co-beneficios de biodiversidad y comunidades. Con las comunidades no solo socializamos los proyectos de carbono, sino también identificamos si hay posibilidad de un proyecto productivo de fortalecimiento de capacidades en la gobernanza y lo apoyamos. Otro objetivo, que a mí me encanta, es generar transformación cultural; el puma y el jaguar son especies emblemáticas hermosas que son “una excusa” para llegar a los niños, para sentarnos con los científicos, para generar actividades culturales alrededor del tema. Buscamos generar conciencia en torno al cuidado del medio ambiente con unos personajes que cautivan.
Este es un programa voluntario, no obedece al cumplimiento de ninguna obligación contractual ni de regulación, ni tampoco es una línea de negocio, es decir, es un programa autosostenible. Ponemos unos recursos y esperamos que retornen al “X” tiempo esos mismos recursos, pero no para lucrar, porque apoyo un proyecto, invierto unos recursos, cuando se venden los créditos de carbono, vuelven esos recursos al programa para poder apoyar el siguiente proyecto.
-Con Conexión Puma, ¿el primer proyecto es el que firmaron con Colo Colo?
En Chile venimos trabajando hace varios años. Empezamos incluso con un proyecto en Valdivia, lo estudiamos, avanzamos mucho, pero al final no se concretó. Después evaluamos muchas otras oportunidades, pero los propietarios de las tierras son muy temerosos; lo que nos han contado es que el mercado de carbono en Chile no llegó con el pie derecho, tuvo unas experiencias desafortunadas al principio, de pronto no muy rigurosas y han generado mucho temor. Entonces, han sido muchos los intentos; tuvimos un proyecto que estuvo a punto de salir hace unos cuatro meses, pero hubo un ajuste de las reglas de las certificadoras internacionales de carbono que nos dejó el proyecto fuera. El trabajo viene de tiempo atrás, pero no ha sido fácil, hay escepticismo en el entorno chileno alrededor de esto.
La alianza con Colo Colo tiene, primero, ese componente grande de transformación cultural; ahí vamos a trabajar mucho en sensibilización, en educación, y tenemos dos aliados técnicos fundamentales: la Fundación Reforestemos y la Fundación Basura. Con ellos vamos a acompañar al club Colo Colo a llegar a ser carbono neutral en 2025. Esto es un gran reto y es muy potente; es el primer equipo de fútbol en el mundo que se atreve a declarar esto.
Esta alianza tiene que migrar hacia la creación de un “Bosque Puma Colo Colo” de conectividad biológica, que el día de mañana nos va a permitir entrar al mercado carbono, pero que mientras crecen esos árboles van a traer todos los servicios ecosistémicos al territorio.
-¿Qué otras actividades realizaste en esta visita a Chile?
Estuvimos con la alcaldesa de La Pintana, Claudia Pizarro, porque La Pintana para nosotros en el negocio de vías es fundamental, es una comuna estratégica. Pasamos por ahí con la Ruta del Maipo y hemos venido trabajando mucho con problemáticas de la comunidad. Ahora los estamos acompañando en actividades que van a realizar a propósito de los Juegos Panamericanos que se van a celebrar en Chile, con el orgullo que a ellos les otorgaron la sede para el rugby. (…) También estuvimos en Tiltil, con Pro Tiltil, una organización que suma a ocho empresas en torno a apalancar y contribuir a un desarrollo sostenible de una zona como es Tiltil, que es la puerta de entrada norte de Santiago y con un potencial en desarrollo maravilloso en temas productivos, en temas agrícolas. (…) Fuimos al INIA a conocer todo el proceso de viveros de semillas nativas; por una de nuestras obligaciones ambientales debemos generar más de 100 individuos -entendiéndose como árboles- y hemos tenido un trabajo hermoso con el INIA para el desarrollo de estas semillas, las plántulas respectivas, y después llevarlas a los terrenos para garantizar que sobreviven y que hacen parte de la restauración del territorio cercano al que pasamos con la línea Cardones Polpaico.