Los tres modelos de negocios de economía circular en la construcción disponibles para la industria
Las tres iniciativas surgieron de una consultoría encargada por el programa de Corfo Construye2025, en el marco de uno de los ejes de la Hoja de Ruta RCD y Economía Circular en la Construcción. Junto con revisar 119 modelos internacionales y 12 chilenos, el estudio puso a disposición de los actores del ecosistema una plataforma de diseño abierto para viviendas sociales y económicas; un marketplace de mermas y materiales de construcción; y un pasaporte de materiales. Todo ello, con el objetivo de acelerar el tránsito hacia la economía circular en la construcción.
Según desalentadoras cifras que manejan los actores de la economía circular en la construcción, esta industria es la mayor consumidora de materias primas y otros recursos en el mundo. Cerca de la mitad de la producción planetaria de acero se utiliza en la construcción, a lo que se suman más de tres mil millones de toneladas de materias primas. De ellas, el hormigón y los áridos representan entre un 65% y un 75% del volumen. Por otro lado, los residuos de la construcción y demolición (RCD) representan alrededor del 35 por ciento de los residuos sólidos a nivel global, y un 34% a nivel nacional.
En respuesta a este contexto desfavorable nació la Hoja de Ruta RCD Economía Circular en Construcción, una especie de guía para transitar hacia la economía circular en la industria, liderada por el Comité Consultivo de la Estrategia RCD. Conformado por los ministerios de Vivienda, Medio Ambiente y Obras Públicas, más Corfo y su programa Construye2025, el Comité Consultivo elaboró cinco ejes en que se sustenta la hoja de ruta. Uno de ellos es “ecosistemas y cadenas de valor para mercados de economía circular en construcción”.
Tomando en cuenta este eje, Construye2025 encargó una consultoría con el objetivo de acelerar el tránsito de la industria de la construcción a la economía circular. La idea era disponer de un documento con modelos de negocios de economía circular en la construcción que tuvieran factibilidad económica y técnica para la industria y, por ende, que acercara soluciones circulares a emprendedores e innovadores.
El estudio, mandatado por Construye2025, fue implementado por la consultora Social Renovable, que revisó exhaustivamente 119 modelos internacionales de negocios circulares adaptados a la construcción y 12 chilenos. Sin embargo, más importante aún fue la elaboración de tres modelos de negocios adaptables a la realidad chilena: una plataforma de diseño abierto para viviendas sociales y económicas; un marketplace para materiales y mermas de construcción; y un pasaporte de materiales de construcción.
“Sabemos que la construcción es un rubro complejo por la cantidad de residuos que genera. Se hizo un levantamiento del estado del arte en modelos de negocios en economía circular en construcción y luego en Chile. Se revisaron todos los casos de éxito a nivel mundial y una vez que entendimos cómo era la captura de valor e innovación, desarrollamos tres modelos propios adaptados a Chile y que cumplieran algunas características: interdependientes, que fueran escalables, se replicaran y que tuvieran innovación externa”, explica el chileno Cristian Zegers Cádiz, quien junto a su socio brasileño en la consultora, Henrique Sala Benites, se encargaron de la investigación.
Por su parte, Sala Benites detalla que “cada uno de los modelos está enfocado en una etapa específica de la cadena de valor. Hay un punto muy importante, y que consiste en que la economía circular no es solo gestionar los residuos al final del ciclo de vida de los recursos, sino que hay que cambiar todo el sistema y enfocar la parte de diseño”.
Cada uno de los modelos de economía circular quedaron disponibles a través del documento final que desarrollaron ambos especialistas de Social Renovable, y que puede ser descargado en el siguiente enlace, además de los otros modelos nacionales e internacionales que pudieron pesquisar.
Alejandra Tapia, coordinadora de Sustentabilidad de Construye2025, valora la licitación adjudicada por esta consultora para elaborar el estudio, en tanto “necesitábamos que alguien sistematizara esta información, qué modelos existían como referentes, junto con opiniones de expertos y quedara expresado en tres modelos de negocios. Era un ejercicio teórico, pero con la idea de aterrizarlo. Ayudó bastante la experiencia de Cristian y Henrique. Este último está desarrollando su tesis de doctorado en economía circular en la construcción, y Cristian lleva asesorando empresas en estos términos. Era una buena dupla que tenía muchos fundamentos”.
“Sabemos que la construcción es un rubro complejo por la cantidad de residuos que genera. Se hizo un levantamiento del estado del arte en modelos de negocios en economía circular en construcción y luego en Chile. Se revisaron todos los casos de éxito a nivel mundial y una vez que entendimos cómo era la captura de valor e innovación, desarrollamos tres modelos propios adaptados a Chile y que cumplieran algunas características: interdependientes, que fueran escalables, se replicaran y que tuvieran innovación externa”.
Ideas para apoyar la circularidad en la construcción
El documento “Portafolio de modelos de negocio en economía circular para la construcción” contiene todo el proceso de elaboración que culminó con el desarrollo de los tres modelos de negocios adaptados para la industria de la construcción en Chile. Sobre este informe se trabajó en los cinco pilares de la “Circularidad Regenerativa en la Construcción (CREC)”, adaptado por el propio Sala Benites: impacto positivo, metabolismo circular, pensamiento sistémico, bioconexiones y gobernanza regenerativa.
El primero consiste en una plataforma digital de diseño abierto para conectar municipalidades, juntas de vecinos, ferreterías locales, constructoras y maestros para construcción, ampliación y rehabilitación de viviendas económicas y sociales. “Bajo la premisa de que la economía circular parte en el diseño, esta plataforma quiere ofrecer soluciones de diseño a cualquiera que desee ampliar su vivienda social, son soluciones estandarizadas sin costo alguno o a costo muy bajo”, explica el brasileño Sala Benites.
En el documento final figura que esta plataforma de diseño abierto busca “mejorar la habitabilidad de viviendas económicas y sociales a través de una oferta de soluciones técnicas, incorporando una red de productos y servicios circulares, potenciando el desarrollo de contratistas y el suministro local”.
El impacto ambiental, agrega el portafolio, pasa por la “disminución de la huella de carbono por mejoras en eficiencia energética; reducir externalidades negativas de los proyectos de ampliación, renovación y rehabilitación; y la reducción de residuos en futuras deconstrucciones”, entre otros efectos positivos.
Siguiendo con el triple impacto -ahora el social y económico- esta plataforma abierta de diseño mejora la habitabilidad y resiliencia de las viviendas; contribuye a la calidad del barrio con mejores intervenciones en las viviendas; reducción de gastos de energía; y el fortalecimiento de la mano de obra local, entre otros aspectos positivos.
La segunda alternativa de modelo de negocios explorada es una especie de marketplace que, según Henrique Sala Benites, “potencia la intercomunicación y la circulación de los recursos entre los actores de la cadena de valor”. Consiste en crear un mercado digital georreferenciado que busca conectar obras de construcción y demolición con comunidades y otras partes interesadas en la compra y venta de materiales, mermas y componentes de construcción y desconstrucción.
“Puede pasar que una constructora ofrezca sus mermas a otra constructora que pueda necesitar un material específico o incluso a la comunidad, y con eso se potencia una relación que por lo general es muy débil entre las constructoras y las comunidades. Se crean verdaderos ecosistemas en que cualquiera puede buscar sus productos”, se explaya Sala Benites.
Sobre el impacto ambiental que acarrea la implementación en la práctica de este marketplace de mermas y materiales de construcción, el documento resalta la “reducción de la extracción de recursos vírgenes; la reducción de envío de mermas a instalaciones de disposición final; y la disminución de huella de carbono por cada obra, entre otros.
En lo que respecta al impacto social del marketplace, reseña el informe, se cuenta la “mejora en la relación de la constructora con la comunidad, ya sea adyacente o cercana; el acceso a materiales a menor costos para realizar mejoras a las viviendas cercanas a la obra; y potencia el ecosistema de innovación para el uso de materiales y mermas”.
Por último, el tercer modelo de negocios sugerido en el informe consiste en un pasaporte de materiales para construcción y gestión de activos, una idea bastante diseminada por el mundo en el ámbito de la construcción circular.
En específico, dice el documento, el pasaporte “es una base de datos digital estructurada, donde se guardan informaciones sobre los materiales y componentes de edificios, incluyendo el histórico de cambios, valoración financiera, datos ambientales, y mecanismos de trazabilidad”. Al respecto, Cristian Zegers dice que este tercer modelo propuesto “es el más importante”, en tanto toca el tema de la gobernanza de la economía circular en las empresas de la construcción.
“No podemos dejar de lado la gobernanza. En esa línea, el pasaporte es el modelo más fundamental a incorporar, ya que es transversal a los otros dos. Puedes tener la historia de cada producto utilizado en cada zona construida; bancos de materiales con el registro completo y seguimiento que permite saber el porcentaje de reciclabilidad del material que se está construyendo; qué materiales están a disposición y cuándo; cómo hacer las mantenciones preventivas para alargar la vida útil del recurso; cómo evitar seguir utilizando materiales peligrosos”, expresa Zegers, para quien este pasaporte de materiales “es el modelo más complejo de los tres en evaluar económica y socialmente, suena muy etéreo, pero es clave para generar redes de valor, porque mantiene la trazabilidad”.
De todos modos, aseguran Zegers y Sala Benites, los tres modelos pueden funcionar por separado, aunque son complementarios. “La idea es que los actores puedan tomar la información, agarren parte de ella y la incorporen a sus propios modelos de negocios, que los mezclen o presenten un modelo nuevo, es un lego”, dice Zegers, mientras que Sala Benites también considera que estos tres modelos son “un producto mínimo viable que puede ser reinterpretado al propio contexto de la empresa, es recién un paso inicial abierto para conectar modelos”.
Por último, Zegers insiste en un punto bien particular: cada modelo sugerido implica que cualquier innovación que surja en diseño o en biomateriales pueda aumentar su propuesta de valor en vez de hacerlos competir entre sí o quedaran obsoletos.