Los desafíos del próximo reglamento REP: En Chile se consumen sobre 100 millones de pilas al año, y menos del 1% se valorizan
Aunque cada año se generan cerca de 3.000 toneladas de estos residuos en el país, solo poco más de 467 toneladas son declaradas como tal cada año -principalmente por industrias, empresas y hospitales- y el resto, se estima, termina acopiada en las casas o en la basura. De lo que se recupera, el 99% tiene como destino un relleno de seguridad, y sólo una mínima fracción es reciclada. ¿Cómo regular estos residuos? Fijar sus metas de recolección y valorización, pero principalmente crear una cultura en la ciudadanía para una buena disposición final de las pilas, serán los principales desafíos del próximo reglamento de la Ley REP, cuya discusión debe iniciar el Ministerio del Medio Ambiente.
Periodista
En 2018, se importaron a Chile 106,6 millones de pilas, equivalentes a 2.338 toneladas puestas en el mercado, de las cuales menos del 1% se valorizan. Este es uno de los principales datos que arroja un estudio realizado para el Ministerio del Medio Ambiente con el objeto de comenzar a preparar el reglamento que fijará las metas de recolección y valorización de pilas en el país, y que definirá los principales criterios y obligaciones de reciclaje por parte de los productores.
Se trata del cuarto reglamento que se dictará en el marco de la Ley REP y cuyo proceso de discusión debiera estar próximo a iniciarse, tras la elaboración de los reglamentos de neumáticos fuera de uso y envases y embalajes, ambos a la espera de aprobación en Contraloría, y el de aceites lubricantes, cuyo anteproyecto está próximo a ser presentado a consulta pública por el ministerio.
Para ello, el estudio entrega información actualizada no solo de los volúmenes de importación y consumo de pilas en Chile, sino también de las tendencias esperadas, legislación comparada y análisis de las consideraciones que deberá tener el decreto, como categorías, metas, plazos y escenarios de valorización de estos residuos, entre otros.
Y uno de los escenarios que se muestran es que la importación de pilas está en general disminuyendo, pasando de 133,1 millones en 2002 -con un peak de 165 millones de unidades en 2010- a 106 millones en 2018, proyectando además que seguirá una tendencia decreciente hasta 98,4 millones en 2025.
Esto podría estar determinado, se plantea como hipótesis, por una reducción de demanda debido a un cambio en los aparatos electrónicos que hoy se consumen. Por ejemplo, el reemplazo de pilas en juguetes y aparatos por baterías recargables vía USB incorporadas al producto. De hecho, mientras la importación de pilas muestran una tendencia a la baja de entre un 8% a 10% anual los últimos cuatro años , la importación de “acumuladores” (pilas recargables) de iones de litio marca un crecimiento sostenido desde las 52 mil unidades registradas en 2012 hasta una proyección de 4 millones de unidades importadas para 2025. “La tendencia del mercado se desplaza a baterías más duraderas y de menor tamaño dado el cambio tecnológico de los dispositivos que las utilizan”, plantea el estudio.
No obstante, aun la importación de pilas denominadas “primarias” (no recargables representa el 97% del total y el consumo de pilas en Chile sigue estando en el promedio de la región. Hoy se estima que el consumo anual promedio en Latinoamérica es de 5 a 6,5 pilas por habitante al año, y en Chile la cifra es de 5,7 para el año 2018, y aunque en 2017 fue de 8,5 se proyecta que para el año 2025 sea solo de 4,6.
Lo cierto es que actualmente en el país se estima que se generan 3.000 toneladas de residuos de pilas cada año. Y si bien la tendencia es decreciente, ocurre lo contrario con los “acumuladores”: mientras en 2017 los residuos de pilas recargables alcanzaron las 31 toneladas, se estima que a 2029 superarán las 170 toneladas: es decir, se multiplicarán casi seis veces.
El consumo per cápita de pilas en el país está disminuyendo. Mientras el año 2002 el consumo per cápita de pilas en Chile era de 8,5 “unidades de pilas”, el año 2019 esta fue de 5,8, proyectándose para el año 2025 solo 4,6.
Los desafíos del decreto
En ese escenario, la elaboración del decreto que regulará el reciclaje de pilas en Chile presenta una serie de desafíos, que fueron abordados en el estudio. Uno de ellos será la regulación de los productores, considerando que hoy existen más de 3.700 importadores que ingresan al país entre 200 y 250 marcas de pilas distintas.
Sin embargo, el análisis de éstos establece que los 10 principales productores de pilas importaron al país el 81% del total de unidades en 2018. Y de hecho, solo tres de ellos concentran el 62% del total de las importaciones. Será materia de análisis, entonces, si la regulación afectará solamente a los grandes productores de residuos -entendido como quien pone en producto en el mercado y debe hacerse cargo de estos al final de su vida útil-, como ocurrió con los envases y embalajes, o si regulará a todos por igual.
Otro aspecto clave serán las metas de recolección y valorización, y los tiempos de cumplimiento. Para ello, el estudio analiza lo ocurrido en otros países. En Bélgica, por ejemplo, el decreto creado en 1996 estableció una meta de un 40% para 2016, la que se incrementó a un 75% el año 2000; y en Suiza, uno de los países pioneros en esta materia con regulaciones desde 1990 la meta alcanza el 80%. En Alemania, en tanto, el decreto de 1998 estableció una meta de un 35% para 2012 y de 45% para 2016, mientras que en España la cifra es de 25% para 2011 y de 45% para 2015.
En la región, un camino distinto es el que siguió Colombia, que en 2012 estableció una meta de un 4% de valorización pero fijó al mismo tiempo un incremento anual de un 4% en las metas hasta el año 2016. A partir de 2017, dicha meta tiene un incremento anual de un 5% para alcanzar un mínimo de un 45% de reciclaje de pilas.
En este país también se da un fenómeno distinto a lo que se registra en Europa, donde salvo Alemania, que tiene un sistema colectivo y dos individuales, todos presentan un solo sistema colectivo a cargo de la gestión de estos residuos: Colombia, en cambio, mantiene dos sistemas de gestión colectivos y 28 sistemas individuales.
Otro aspecto a considerar será cómo establecer las categorías de pilas, donde una primera distinción propuesta es la de pilas primarias y secundarias, es decir, no recargables y recargables, ya que -según las nuevas recomendaciones de la Unión Europea- esta distinción permitirá que a futuro se considere el criterio de durabilidad para el establecimiento de metas, plantea el estudio.
“Un ejemplo de esto es que actualmente un productor que ponga en el mercado un PP Pilas recargable estará pagando al sistema de gestión por residuos de pilas que aún no se generan (y que no se generarán en el corto plazo), de la misma forma que un productor del PP Pilas no recargables. Esta capacidad de diferenciación otorga a futuro una clasificación más precisa en caso de que se determine utilizar dicha diferenciación”, señala.
¿Cuáles debieras ser los plazos de cumplimiento de las metas, una vez fijadas? La recomendación del estudio es que exista un período de ajuste como puesta en marcha de la implementación del decreto. “Se recomienda no considerar metas de valorización en el período de ajuste. Este período es variable, pero de acuerdo con, por ejemplo, la Directiva 2006/66/CE, menciona las primeras metas de valorización a 5 años de la promulgación de la Directiva. En ese período, los países miembros debieron desarrollar la tecnología de reciclaje, aumentar su capacidad de reciclaje, o gestionar traslados transfronterizos a otros países miembros, con tal de cumplir el objetivo de reciclaje”, plantea.
Los productores de artículos eléctricos y electrónicos que incluyen aparatos con pilas incorporadas, no declaran las pilas al ingreso al país. Sin embargo, se estima que una pila en uno de estos aparatos corresponde al 0,035% de su peso.
Reciclaje y valorización de pilas en Chile
Esto último, la capacidad de reciclaje y valorización, es un componente clave a considerar en el establecimiento de las metas que se propongan, ya que se requiere de grandes flujos de material para hacer factible la operación viable de las plantas de reciclaje. Según entrevistas con valorizadores, señala el estudio, se requiere de al menos 100 toneladas mensuales para que una planta sea económicamente factible. Y en el caso de Chile, donde la valorización de pilas es menor al 1% del mercado, se estima que se necesitará un período más extenso que el de las regulaciones europeas para abrir un mercado de reciclaje.
Por ello, en la fijación de metas se tendrá que considerar también si es factible lograr un mercado interno de reciclaje de pilas, o si se tendrá que buscar mercado para el reciclaje de pilas en el exterior.
Actualmente, en Chile el manejo de estos residuos se limita a la recolección, transporte e inertización de las pilas enterrándolas en rellenos de seguridad. ¿Cuántas pilas reciben un tratamiento adecuado? No se sabe a ciencia cierta. Mientras la declaración de importaciones alcanzó las 2.960 toneladas en 2018 -lo que da una cifra similar de proyección de residuos, en el Sistema de Declaración y Seguimiento de Residuos Peligrosos (SIDREP) se declararon el mismo año 467 toneladas de residuos de pilas. La brecha entre ambas cifras puede identificarse entonces como “pila en un destino desconocido”, que podría ser dentro de una casa como un relleno sanitario o vertedero.
Lo claro hoy es que el 99% de las pilas informadas en el SIDREP tiene como destino los rellenos de seguridad, y solo el 1% sería valorizado.
De esas pilas informadas, el 65% proviene de industrias y empresas de servicios, el 8% de hospitales y servicios de salud, y solo un 3% proviene de municipios y universidades. “Esto da cuenta que los consumidores domiciliarios, representados mayormente por la entrega en los puntos limpios de las municipalidades, representan una fracción menor del total gestionado que termina en un relleno sanitario. Es muy probable que una gran cantidad de las pilas usadas a nivel domiciliario terminen mal dispuestas en la basura o permanezcan en las casas una vez que se utilizan”, señala el informe.
Este será uno de los principales desafíos del reglamento y las metas: cómo involucrar a la ciudadanía en la recolección masiva de pilas de desecho. Y en ello será clave la vía de recolección. Una de las claves del éxito del modelo español, por ejemplo, y que permitió superar con creces sus metas propuestas, fue la instalación de 32.769 puntos de recolección de pilas en todo el país, lo que permite además un ingreso constante de material de reciclaje.
Por ello, el estudio propone también el establecimiento de una meta nacional, con obligaciones de implementar puntos de recolección en todos Chile considerando, por ejemplo, un factor mínimo de éstos por cantidad de habitantes, donde actores como los municipios o el retail pueden jugar un rol relevante.