Joan Melé, impulsor de la “banca ética”: “Pongamos la conciencia en el uso del dinero y en la economía”
El banquero catalán conversó con País Circular sobre la próxima apertura de la primera entidad financiera de estas características en Chile, lo que podría concretarse en 2022. También abordó el contexto en que se desarrolla dicho proceso, con una alta inflación y un momento político marcado por la elaboración de una nueva Constitución.
En el mundo de los negocios y las finanzas, donde la rentabilidad es el objetivo N°1 de toda empresa, no es usual que alguien quiera poner en el centro de sus prioridades a las personas y al medio ambiente, relegando a un segundo plano los beneficios económicos. Por eso, cuando el catalán Joan Melé habla sobre su forma de concebir la actividad financiera, pareciera que se trata de un filántropo y no de un baquero con más de 40 años en el rubro.
Melé preside la Fundación Dinero y Conciencia y es el principal impulsor de la Banca Ética Latinoamericana, un movimiento que promueve el financiamiento únicamente de empresas y proyectos sustentables a través de instituciones modernas y transparentes. Su principal referente es Triodos Bank, entidad de Países Bajos fundada en 1980 con sedes en Alemania, Bélgica, Reino Unido y España, entre otros. En Chile están próximos a iniciar sus operaciones como un banco formal.
¿Qué es exactamente la banca ética y cómo surge?
Este adjetivo de “banca ética” nos lo adjudicaron los clientes de Triodos Bank, banco de origen holandés en el que yo trabajé en España durante 10 años. Surgió este concepto a finales de los años 60, principios de los 70, cuando un grupo de personas se preguntaron por qué no usar el poder del dinero para transformar la sociedad de forma positiva, financiando aquellas empresas o proyectos que aportan valor a la humanidad y que son respetuosos con los derechos humanos y con el medio ambiente, y no financiando proyectos que, aunque podrían tener una alta rentabilidad, no son respetuosos ni con las personas ni con el medio ambiente. Ese fue un primer fundamento. Y el otro es, teniendo en cuenta que los bancos no tienen dinero sino que simplemente gestionan el dinero de los clientes, parece de sentido común que los clientes tengan el derecho y podríamos decir también la responsabilidad de saber qué se hace con su dinero mientras no lo usan, por lo tanto un banco debe tener transparencia. Por primera vez en muchos siglos de economía moderna se puso a los seres humanos y a la Tierra por delante de las utilidades o de los beneficios económicos. La banca ética sigue este criterio, una banca moderna, independiente y estando en el mercado con las otras. No es una ONG, no es una fundación. Estamos haciendo negocios y estamos demostrando que se puede hacer negocios de una forma respetuosa con la Tierra y con las personas.
¿Cómo funciona en la práctica? Además de financiar proyectos o empresas, ¿ofrecen productos o servicios para las personas?
No, la banca ética se enfoca principalmente en financiar pequeña y mediana empresa, no microfinanzas. Algunas bancas éticas sí están enfocadas en las microfinanzas, pero no la que estamos promoviendo nosotros ahora en Latinoamérica, porque ya hay muchas empresas de microfinanzas. Son necesarias, colaboraremos con ellas, pero nosotros queremos dedicarnos a la pequeña y mediana empresa, porque también en Latinoamérica hay un sobreendeudamiento de las familias. Desde los propios bancos se ha fomentado que la gente pida préstamos para comprar cosas que muchas veces no necesitan, simplemente seducidos por un consumo y porque hay un malestar en la vida y la gente cree que comprando cosas estará mejor, y también a veces por falta de cultura financiera entran en unas financiaciones de préstamos o de tarjetas de crédito que claman al cielo. Nosotros no vamos a entrar ahí, ni voy a juzgar. Que cada uno haga lo que quiera, pero no se puede aprovechar esta falta de conocimiento de la gente. He visto cómo en Latinoamérica hay gente que tiene que pedir préstamos para pagar otros préstamos y luego a final de mes tienen que pagar el préstamo con la tarjeta de crédito. Se te va el 50% de tu salario o más pagando intereses, esto no puede ser.
Joan Melé asegura que los potenciales clientes serán quienes impulsen proyectos con impacto positivo en áreas como la cultura, el desarrollo social y el medio ambiente, pero que además tengan interés en un cambio. “Nos estamos dirigiendo a gente que cualquier banco les financiaría, pero les decimos ¿estás seguro que quieres trabajar con un banco? Si eres un agricultor orgánico, por ejemplo, una persona que defiende el medio ambiente ¿vas a trabajar con un banco que al igual que financia esto financia transgénicos o pesticidas? Si queremos cambiar este mundo tenemos que empezar a ser coherentes”, apunta.
“Queremos crecer lo que se pueda crecer, pero no es un objetivo sino un resultado. El objetivo es demostrar que podemos hacer buenos negocios y que si un banco ha podido cambiar, puede cambiar cualquier empresa, no hay excusa”
¿Qué otros actores de la banca ética operan hoy en el mundo?
Cuando comenzamos éramos 5 o 6 bancos, hoy son más de 70, con 80 o 100 millones de clientes en el mundo. Es poco pero ya no es una minoría de cuatro locos. Hay muchos bancos que están en este momento en un proceso de transformación para poder pasar los mínimos para entrar en la Global Alliance for Banking on Values (organización internacional que reúne a bancos éticos). Está también la Banca Ética Latinoamericana, que todavía no es un banco, es un movimiento. Estamos contribuyendo a financiar proyectos a través de crowdlending y fondos de inversión en Chile hace prácticamente 4 años. Ahora se ha abierto una pequeña oficina en Buenos Aires, otra en Sao Paulo y estamos trabajando en la formación de equipos en Colombia y en México. Esto va a ser lento, no se puede hacer rápido. Esto suena raro, pero si creces tan rápido no puedes dar el servicio de calidad que queremos dar. Queremos crecer lo que se pueda crecer, pero no es un objetivo sino un resultado. El objetivo es demostrar que podemos hacer buenos negocios y que si un banco ha podido cambiar, puede cambiar cualquier empresa, no hay excusa.
En Chile la banca ética funciona a través de Doble Impacto, una plataforma de inversiones que opera desde 2018, con cerca de 4 mil inversionistas y que ya ha financiado más de 400 proyectos por US$ 50 millones. La iniciativa inició los trámites para convertirse formalmente en un banco, proceso que esperan concluir en 2022, aunque Melé prefiere no adelantar fechas: “Nos gustaría que fuera lo antes posible, precisamente para dar respuesta a estas miles y miles de personas que ya tenemos en bases de datos, que quieren formar parte de este proyecto. Lo único que puedo decir es que estamos trabajando en ello seriamente, queremos que sea un proyecto muy bien fundamentado. Ojalá podamos cumplir nuestras expectativas el año que viene”.
¿Qué diferencia a un banco ético con una administradora de fondos? ¿Qué se gana con el cambio?
Hay una gran diferencia porque en el banco asumimos nosotros mismos el riesgo. En una plataforma de crowdlending nosotros estudiamos el proyecto, lo aprobamos, pero quien lo financia directamente es el cliente, por lo tanto, asume el riesgo él. Las tasas de interés y la competitividad serán mejores cuando tengamos un banco, aunque estaremos asumiendo, en teoría, los riesgos que ahora asume el cliente. Un banco también nos permite una proximidad y una capilaridad que queremos tener. Para nosotros crecer no es una ambición sino una voluntad de dar a conocer al mundo que hay otra manera moderna de hacer negocios, de hacer banca. Entonces, fondos de inversión y crowdlending no a toda la gente le es fácil entender y entrar en esto. En un banco la persona pone el dinero y tiene una liquidez, puede disponer del dinero cuando lo necesite, en cambio en el crowdlending no puedes reclamar el dinero porque te lo van a devolver a 3 años o a 5. El ser banco nos abre muchísimas posibilidades de financiación, de proximidad, también de plazos. Han salido proyectos buenísimos a 7 o a 10 años y el cliente particular no quiere tener el dinero bloqueado ese tiempo y con un banco sí que lo podríamos hacer. Por lo tanto, hay cambios estratégicos que nos amplían el abanico de posibilidades para poder ayudar a desarrollar proyectos.
¿Cuáles son las principales dificultades para que esto se concrete, por ejemplo, en el plano regulatorio? Las normas que dictan los reguladores locales ¿son una barrera?
En Europa, en Triodos Bank, íbamos siempre por delante de las normas de Basilea, porque para nosotros el rigor y la seguridad forma parte de la ética. No vamos a poner en riesgo el dinero de nuestros clientes, pues sabemos que cuesta mucho ganarlo. Este tipo de finanzas especulativas, que puedes ganar mucho pero también perderlo todo, nosotros no entramos ahí, por eso sólo financiamos economía real, aquello que entendemos y minimizando los riesgos. Por lo tanto, no nos afecta, vamos a estar regulados como todo el mundo. En Chile hace muchos años que no se da una licencia bancaria nueva, exceptuando bancos exteriores que vienen a poner sucursales, entonces siempre que viene algo nuevo puede despertar una cierta prudencia. Pero desde el primer momento nos dirigimos a la Superintendencia de Bancos (actual CMF) y siempre hemos ido a mostrar lo que estamos haciendo, con total transparencia.
“No hagamos un cambio radical a cosas populistas, pongamos la conciencia en el uso del dinero y en la economía, este es el futuro no de Chile, es el futuro de Latinoamérica y espero que del mundo”
Los intentos por formalizarse como banco coinciden con un proceso de cambios en Chile producto del proceso constituyente en curso. “Tuvo que haber dolor, manifestaciones y muertos en la calle para provocar una reflexión”, se lamenta Joan Melé y apunta a la raíz del problema. “En Latinoamérica hay una profunda desigualad económica, hay una destrucción del medioambiente que clama al cielo. Es increíble pero se ha permitido que por la codicia, muchas veces de empresas de afuera que vienen a hacer aquí lo que en sus países no podrían hacer, se ha permitido que esto se destruya. Todo esto ha generado un malestar social”.
Sin embargo, asegura que esta coyuntura les favorece. “Los políticos de centro, de derecha o de izquierda, todos a quienes les estamos hablando, a los que nos están escuchando de verdad, les está entusiasmando esta idea, porque se dan cuenta que es una alternativa en este momento de cambios. No hagamos un cambio radical a cosas populistas, pongamos la conciencia en el uso del dinero y en la economía, este es el futuro no de Chile, es el futuro de Latinoamérica y espero que del mundo”, plantea.
Latinoamérica está sufriendo por la alta inflación ¿qué rol puede jugar la banca ética para contrarrestar sus efectos? El Banco Central de Chile acaba de subir la tasa de interés en 125 puntos…
La banca ética puede contribuir, entre otras cosas, porque nuestra estructura de costos es muy baja. Nuestro modelo va a usar también nuevas tecnologías para estar humanamente cerca del cliente que nos necesite, pero minimizando los costos, y cuando seamos banco esto nos va a permitir trabajar con tasas muy competitivas, como lo hemos hecho en Europa. Además, no haciendo tasas iguales para todo el mundo. Siempre miramos cuál es el valor que esto aporta al mundo y hay proyectos que hay que financiarlos a la tasa que sea posible para que puedan salir adelante. Y si no pueden en 3 años que lo paguen en 5, pero que hagan aquello que están haciendo porque es útil y si ahí tenemos que reducir nuestro margen para que esto salga lo reduciremos. Siempre las tasas del mercado nos van a condicionar, pero tenemos mucho margen cuando contenemos estos costos salariales. A veces en economía se quiere trabajar con los síntomas. Si usted tiene fiebre, la clave no es que yo le ponga trozos de hielo para que le baje la temperatura, eso no cura el problema, puede ser un parche momentáneo. El problema no es bajar la temperatura sino qué hace subir la temperatura. La economía se ha visto demasiado numéricamente, mucha econometría en las facultades, mucha matemática, muchas ecuaciones diferenciales. Yo me inspiro más en los procesos biológicos de la naturaleza o del cuerpo humano para entender este cuerpo global que forma la Tierra, con nosotros dentro, y entender los procesos económicos como procesos vitales. Si subo la tasa o bajo la tasa, son parches, no creo que sean las soluciones.
Usted lleva varias décadas hablando de esto ¿ha visto cambios positivos?
Depende del día que me lo preguntan, hay días que soy más optimista. Hemos conseguido mucho, empezamos 5 o 6 y hoy somos más de 70, hay millones de clientes, pero sinceramente pensé que con la crisis financiera mundial del año 2008 esto habría cambiado muchísimo más, que la gente habría reaccionado y habría dicho basta a la especulación, no voy a permitir que con mi dinero se haga esto. Digamos que hay memoria de pez, que nos distraemos fácilmente y volvemos a caer en los mismos errores.
Y su propuesta para enfrentar las transformaciones que requiere la sociedad parte por la educación, “dejarla en manos de educadores”, volviendo a poner a las personas en el centro: “No es el informe PISA de la OCDE el que tiene que marcar las pautas de la educación sino las humanidades. En Chile solo haría falta remontarse a Gabriela Mistral, gran educadora, una mujer extraordinaria. Había todo un movimiento, un sistema de formación de maestros que apuntaba a esto, poner lo humano por delante de todo. Yo abogaría por recuperar estos criterios educativos que estuvieron a principios del siglo pasado en muchos países de Europa y de Latinoamérica. Si no lo recuperamos no habrá solución ni a los problemas políticos, ni económicos, porque el único que lo puede solucionar es el ser humano. El ser humano sólo es humano si busca la verdad, lucha por esa libertad y también si es capaz de salir del egoísmo, del yo, y empieza a pensar en el nosotros y cuando digo nosotros incluyo a toda la Tierra, porque no separo al ser humano del planeta. Esto es urgente para poder crear un nuevo modelo económico basado en el ser humano. Pero claro, recuperemos al ser humano, porque de lo contrario no habrá nuevo modelo económico”.