La decisión de Embotelladora Andina, Coca-Cola Embonor y la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU) de no continuar con el proyecto para la construcción y explotación conjunta de una planta de reciclaje PET para la fabricación de botellas plásticas, conocida como “bottle to bottle”, informada mediante un hecho esencial a la Comisión del Mercado Financiero (CMF), sorprendió esta semana a la industria del reciclaje.
El proyecto había sido acordado mediante un memorándum de entendimiento y se realizaría a través de la Fábrica de Envases Plásticos S.A. (Plasco, filial de CCU) y Envases CMF (ligada a Embonor), en que cada una de las partes aportaría US$ 12 millones para el proyecto con el compromiso de comprar una determinada cantidad de PET reciclado (RPET) además de reservar cierto porcentaje de producción -al menos el 20%- para ser vendido a cualquier tercero interesado, en las mismas condiciones comerciales contratadas por sus accionistas.
Esto no solo en el marco de las obligaciones de reciclaje impuestas por la Ley REP, sino que también frente a las eventuales imposiciones que establecería el proyecto de ley que regula la entrega de envases desechables y plásticos de uno solo uso actualmente en trámite en el Congreso, que entre otras materias establece la obligación de incorporar un 25% de material reciclado en las botellas plásticas en 2025, y un 50% para el año 2030.
Si bien la instalación de una planta bottle to bottle en Chile es vista como necesaria para generar demanda al PET que deberá ser reciclado en el marco de las obligaciones de la Ley REP para envases y embalajes, existía preocupación en la industria del reciclaje ante la asociación entre los grandes actores de la industria de las bebidas, así como por la integración vertical entre la futura planta recicladora y sus dueños, quienes son los principales compradores de PET para la fabricación de bebidas. El riesgo para la industria valorizadora, habían señalado, era un eventual desabastecimiento de botellas usadas para la fabricación de PET reciclado, y al mismo tiempo la imposibilidad de venderlo a unas embotelladoras que tendrían su propio abastecimiento.
Por ello, la decisión de ambas empresas de echar pie atrás en el acuerdo fue calificada como positiva por el gerente general de la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR), Alejandro Navech. “Nosotros valoramos positivamente que las dos empresas que querían juntarse en este proyecto hayan hecho una evaluación razonada de lo que estaban provocando en el mercado. Por lo tanto, me parece de una sabiduría tranquilizadora de parte de ambas empresas. Por otro lado, evaluamos que las instituciones chilenas como la Fiscalía Nacional Económica (FNE) funcionan bien en términos de sus informes”, afirmó ayer.
Esto a raíz del informe final de una investigación iniciada por la FNE luego que las empresas le notificaran del proyecto para analizar la concurrencia de una eventual operación de concentración, de acuerdo a lo que está definido y regulado en la ley. En la conclusión de dicha investigación, la FNE estableció que no existe dicha operación de concentración, por lo que no puede ser evaluada por dicho organismo.
Tras la decisión, el Sistema Coca-Cola anunció ayer su decisión de avanzar en el proyecto de una planta bottle tu bottle, aunque por ahora no hay información de cómo seguirán adelante en esta materia. En una entrevista publicada ayer en el Diario Financiero, el gerente general de Coca-Cola Andina Chile, José Luis Solorzano, señaló que tras el pronunciamiento de la FNE en que se declara incompetente, quedaba el camino de ir al Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), lo que implicaba un proceso mucho más largo e inviable ante la necesidad de contar con la fábrica en un plazo acotado. “Como es un tema que nos urge, nosotros preferimos tomar el camino de acelerar el proceso, y eso es ir como sistema Coca-Cola más rápidamente”, señaló en dicha entrevista.