Gonzalo Muñoz: “Haremos todo lo posible para que la reactivación contemple aumentar la ambición climática, incluso por sobre como estábamos antes de la crisis del COVID-19”
Para el Champion Climático de Chile y cofundador de TriCiclos, la crisis del COVID-19 nos abre la posibilidad de que en todas las áreas que el país tenga que reactivar, nos planteamos las preguntas que antes no nos habríamos hecho: en qué actividades hemos sido poco cuidadosos, en cuáles podríamos hacerlo mejor. No solo en términos económicos, también en términos humanos. Reactivar la economía, dice, pero teniendo como base una economía del cuidado. “El escenario ideal es que los rescates económicos primero tengan la disposición de cuestionarnos todo cuanto podamos para poner nuestra mejor versión”, afirma. Una conversación, agrega, que debiera realizarse con transparencia y ser parte de la discusión en torno al plebiscito de octubre. Para Gonzalo Muñoz, colocar la ciencia en el centro, aumentar los niveles de economía aplicada y poner como norte los Objetivos de Desarrollo Sostenible aparecen como claves en esta discusión.
Periodista
En su rol de Champion Climático de la COP25, a Gonzalo Muñoz Abogabir la crisis por la pandemia del coronavirus lo encontró trabajando activamente con su par de la COP26, Nigel Topping, trabajando en una ambiciosa propuesta de objeticos para la cumbre global del clima que debía iniciarse en noviembre en Glasgow, Escocia. Sin, embargo, y ante la magnitud de la situación global, la Convención Marco de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático (CMNUCC) determinó postergarla a una fecha aún por definir.
Si bien la determinación era razonable y bastante evidente, de alguna manera sorprendió -afirma Gonzalo Muñoz- la rapidez con que se tomó. Sin embargo, agrega, lo más importante de la decisión de la CMNUCC es que “pone en foco donde tiene que estar hoy, en la salud de las personas, la integridad de las comunidades, de todos quienes se están viendo más afectados por la crisis no solo en términos de salud, hay personas con tremendas dificultades cotidianas para acceder a recursos para mantenerse (…) Es tremendamente razonable que un organismo como la CMNUCC tome eso en consideración y diga que no están dadas las condiciones hoy para poder mantener el cronograma que teníamos”.
¿Afectará esto el impulso que traía la acción climática? En un escenario actual de total incertidumbre es muy difícil saberlo, dice Muñoz, pero “lo que se viene es una expectativa razonable de todos de que en algún momento las actividades se van a retomar, la economía se va a reactivar, y ahí si hay expectativas razonables de que eso juegue a favor de la acción climática a nivel global, en distintas dimensiones”.
Pese a la postergación, los países tenían que cumplir compromisos ambiciosos de mitigación, como la entrega de los NDC. ¿Eso se mantiene?
En principio, para una gran mayoría de los países que ya tenían planes en marcha, no creo que esto les impida llegar a fin de año habiendo cumplido con el objetivo de actualizar las NDC. Por supuesto, esto genera una situación en que hay que definir si hay plazos que se cumplen en 2020 o en la COP26. Todas estas definiciones las toma el bureau, y tenemos que esperar la nueva fecha de la cumbre para conocer cuáles son los compromisos que deben cumplirse este año, y cuáles deberán extenderse hasta la próxima COP. Dicho eso, la realidad es que hay muchos países que hoy tienen gran parte de sus energías puestas en resolver la crisis inmediata, y a continuación van a estar enfocados en la reactivación económica. Eso por supuesto deja siempre abierta la puerta -tanto positiva como negativamente- a cómo se pone el énfasis climático en esa reactivación. Y quienes estamos en un rol que tiene que ver con movilizar la acción climática, vamos a hacer todo lo que esté en nuestras posibilidades para que esa reactivación contemple aumentar la ambición climática incluso por sobre como estábamos antes de la crisis del COVID.
Entendiendo que no es la prioridad hoy, ¿cómo se puede mantener ese impulso a la acción climática en Chile? Es cierto que no es la urgencia inmediata, pero sí lo será en poco tiempo más
Sin duda, hay muchas personas y organizaciones que siguen trabajando sobre la urgencia que implica la crisis climática. Sigue siendo una situación no resuelta, por mucho que haya esta visión medio romántica de que hay ciertos ecosistemas que se han purificado. Efectivamente, las ciudades hoy tienen menos gases contaminantes de la combustión de vehículos, pero la crisis climática requiere no solo una acción más contundente sino que sostenida en el tiempo, y sabemos que hay muchos más elementos que solo un período de cuarentena para resolver la crisis climática. Todos esos temas van a volver, una vez que estemos en condiciones de salir de las respectivas cuarentenas para retomar nuestras actividades.
En ese sentido, hay una serie de oportunidades que se conectan. La primera tiene que ver con que habrá que desarrollar paquetes financieros de reactivación, y esos paquetes -como vimos el año pasado- tienen el potencial de posicionarse en economías limpias, sustentables, verdes. Los bonos verdes que lanzó Chile el año pasado representan en si mismos una oportunidad, donde podemos acceder a recursos financieros enfocados en fortalecer fundamentalmente aquellas actividades que estén alineadas con el desarrollo sustentable. Eso no está en ningún caso enemistado con el simple hecho -y la necesidad de reactivar- la economía. Pero después hay un detalle, que tiene que ver con todo lo que nos ha pasado, lo que hemos vivido, todo lo que de alguna forma hemos ido cambiando, donde creo que hay una oportunidad de posicionar lo que yo llamaría la economía del cuidado.
¿Cómo ves lo que está pasando hoy en el país, cómo hemos ido cambiando con esta crisis?
Sin duda hay una primera urgencia, que tiene que ver con todas aquellas personas en condiciones de tremenda vulnerabilidad; primero respecto del virus mismo, y segundo respecto de sus necesidades de subsistencia más básica. Eso es sin duda la primera prioridad, hay temas urgentes que resolver y facilitar que esas problemáticas se resuelvan de manera continua. Después, hemos visto cómo a todos nos ha golpeado el sentido de cuidado, el sentido de tener de una u otra forma mayor cantidad de consideración. Y aquí voy a poder un elemento que es central, que es la ciencia. Es muy sorprendente como hoy la conversación gira en torno a aspectos científicos tremendamente sofisticados, donde la gran mayoría de las personas no tiene la formación necesaria para haber tenido esas distinciones antes del virus.
Hoy estamos hablando de factores científicos, de aplanar curvas, del comportamiento de cada uno de los individuos respecto de cómo se comporta esa curva. Estamos hablando de cuánto de lo que yo hago le afecta al otro. De una u otra forma, se han incrementado también los niveles de empatía, que en algunos casos van directamente relacionados con el bienestar de la población más vulnerable -como los adultos mayores o personas con enfermedades crónicas-, pero también respecto de aquellas personas que se están quedando sin trabajo y que pueden entrar en una situación crítica. Ha cambiado nuestro rango de visión.
“Podemos convertir el momento histórico que estamos viviendo para integrar todas las reflexiones que van a surgir desde esta misma crisis. Hay mucho virtuosismo en lo que hemos vivido, porque como país hemos estado todos alineados en resolver un mismo problema, y en su gran mayoría también cada uno poniendo la mejor versión de sí mismo (…) Me parece tremendamente obvio que la conversación de la recuperación económica y el modelo de desarrollo sostenible post COVID debiera ser parte de la conversación en torno al plebiscito”
Tú has hablado de aplanar otras curvas: de la crisis climática, de la crisis hídrica. De la desigualdad y la relación con el otro finalmente, que hoy aparece como muy importante
Creo que hoy se nos presenta una oportunidad: que en toda acción donde tengamos que reactivar, nos hagamos ciertas preguntas que antes no nos habríamos hecho. Quizás no vamos a tener una oportunidad tan buena de hacernos esas preguntas, porque en muchos aspectos pareciera que estamos empezando desde cero. Hay que peguntarse en cuáles actividades hemos sido poco cuidadosos, en cuáles podríamos hacerlo mejor. Qué pasa con todas las sensibilidades que hoy entraron fuertemente… Es cierto que en Chile tenemos esta costumbre de que cuando viene un desastre nos ponemos rápidamente, pero hoy siento que esto entró mucho más fuerte incluso en el rol que cumple el sector financiero, en el rol del empresariado en términos generales, en la relación de la ciudadanía con los alcaldes.
Al menos en lo que a mi me compete, que es trabajar con los actores no estatales -entre los cuales están esos tres grupos- me parece sumamente importante el que encontremos todas aquellas preguntas que nos podamos hacer para reactivar la economía en una economía del cuidado, y donde seamos capaces de hacerlo mejor que como lo estábamos haciendo antes del coronavirus.
¿Cuáles son esas preguntas en un escenario cierto de rescate económico? Hay quienes plantean que no puede ser a cambio de nada, ni un cheque en blanco, porque será con dinero de todos los contribuyentes. ¿Es momento de poner condiciones sociales como protección del empleo, y de desarrollo económico como disminución de emisiones, de economía circular?
Yo creo que el escenario ideal es que esos rescates, no solo los que puedan venir desde el gobierno sino las reactivaciones que pueda proponer cada una de las actividades empresariales, primero tengan la disposición de cuestionarnos todo cuanto podamos para poner nuestra mejor versión. Por supuesto, fomentar cada uno de los ODS. Hoy en día el ODS fundamental es el 3, donde estamos hablando de la salud de las personas, pero también estamos todos hablando del ODS 8, de trabajo decente y crecimiento económico. Eso pasa a estar en el centro, o sea estamos hablando de que muchas de las preguntas que nos hacemos están conectadas con este gran marco que nos lleva hacia la Agenda 2030.
Estamos hablando también de cómo trabajamos en reducir desigualdades, reducir la pobreza, son todos ODS que tienen indicaciones muy concretas y que pueden ser parte de estos impulsos donde cada una de las acciones que desarrolle tanto el gobierno como el sector privado lleven de una u otra forma esta intención -si no esta condición-, para que efectivamente el Chile post COVID sea un Chile mejor, conectado con todas las leyes que están hoy día fomentando están la circularidad. Conectar lo renovable, donde Chile tiene ventajas extraordinarias en un sistema de generación de energía limpio, que mejora la calidad del aire, que disminuye las enfermedades respiratorias. Tenemos que fomentar lo regenerativo incluso en nuestras ciudades, tenemos que aprender de este proceso de cuarentena en lo que significa habitar ciudades que hoy están estresando la relación con las personas, entre ellas y con el medio ambiente. Y por último, fomentar todo lo que tenga que ver con tecnologías que están en post del desarrollo sustentable. Creo que tenemos que buscar todas las salidas, y sé que es difícil imaginar que las vamos a lograr hacer en todas, pero ojalá haya una primera instancia en que se haga un cuestionamiento sobre qué podemos hacer ahora que nos haga más resilientes para enfrentar una crisis de la magnitud como la que estamos viviendo.
En lo concreto ¿Qué tipo de discusión debiera darse, y con qué actores, y qué condiciones se pueden establecer en este escenario?
Es evidente que esperamos tener buenas instancias de transparencia respecto de estas conversaciones. Chile está en un proceso de cuestionamiento de un nuevo diálogo social y un nuevo pacto social, entonces mejor instancia que esta para poder reflexionar respecto de qué podríamos hacer mejor. Me parece que podemos convertir el momento histórico que estamos viviendo en el país para naturalmente integrar todas las reflexiones que van a surgir desde esta misma crisis. Creo que hay mucho virtuosismo en lo que hemos vivido, porque como país -en su gran mayoría- hemos estado todos alineados en resolver un mismo problema, y en su gran mayoría también cada uno poniendo la mejor versión de sí mismo. Yo creo que hay ahí una conexión, que no soy yo a quien le compete siquiera proponerlo, pero me parece tremendamente obvio que la conversación de la recuperación económica y el modelo de desarrollo sostenible post COVID debiera ser parte de la conversación en torno al plebiscito, que ahora se atrasó a final de año.
¿Hay un piso mínimo, condiciones mínimas? Te quiero llevar al área chica, porque va a ser necesario en esta discusión
En el área chica, hay una analogía que me gusta mucho usar: cuando un médico saca a un paciente de la UCI no le dice da lo mismo, vaya y haga su vida libre. Tanto el médico como el paciente ven en este shock una oportunidad, y esa oportunidad tienen que ver primero con -como decía- colocar la ciencia en el centro. Dos, con aumentar los niveles de empatía aplicada, y eso lo estamos viviendo. Estamos viendo hoy día cuánto hemos estado disponibles -todos- para hacer cosas que quizás hace unas semanas atrás nos parecían muy poco razonables incluso. Hablamos de la importancia de cuidar la integridad de las personas más vulnerables, hoy bastante reflejado en las personas más ancianas, pero si haces un doble click nos vamos a encontrar con muchísimos grupos de la población que necesitan un cuidado importante. Estamos viendo cuan fundamental es tener un sistema de salud fortalecido, resiliente, que sea capaz de atender las necesidades de todos los grupos de la población. Y después todo lo que tiene que ver con el crecimiento económico, que tiene que ir de la mano de trabajo decente, y eso tiene una serie de implicancias muy específicas bien expresadas en el ODS 8.
Para mí, en mi rol de Champion, con el Champion de la COP26 tenemos un equipo fabuloso trabajando sobre electromovilidad, energías renovables, soluciones basadas en la naturaleza, y particularmente también sobre el rol que cumple el sector financiero para movilizar el desarrollo sostenible. Esos son algunos de nuestros grandes marcos de trabajo, y me encantaría que Chile tome eso como una oportunidad de aplicarlo directamente después de haber sentido este shock, y decir nuestra sociedad, nuestra economía, nuestro desarrollo, tiene que ser ahora un sistema mucho más resiliente, y para eso las herramientas están todas disponibles.
“Todos tenemos que tener los oídos abiertos para soluciones distintas (…) Esto exige unas altísimas cuotas de humildad: reconocer que no sabes, que estás frente a un escenario que es distinto y que ha cambiado tanto. Con una situación tan crítica, me parece razonable que usemos la innovación y la capacidad de buscar soluciones nuevas. Que no nos compremos simplemente volver a cada una de las actividades, sino que busquemos renovar sobre una lógica distinta”
Esta crisis nos está mostrando con fuerza nuestro individualismo, nuestras formas de consumo, que todo este sistema en el que vivimos finalmente es súper frágil, vulnerable. El riesgo es que salimos de esto con un cambio de paradigma, o volvemos a buscar rápidamente una reactivación con las viejas formas
Claro, y por eso lo fundamental es colocar primero la ciencia en el centro. Aprovechar que estamos hablando con datos científicos en la mano, corrigiendo nuestros propios comportamientos individuales. Eso es lo primero que estoy viendo. Y en base a ese cambio de comportamiento, donde hemos sido capaces de decir escucho al especialista, y lo filtro bien, y le hago las preguntas hasta que me termino de convencer, lo entiendo y actúo en consecuencia. Eso es lo que estamos viviendo. Datos científicos respecto de cómo debemos comportarnos como humanidad para avanzar hacia el desarrollo sostenible tenemos. Muchos de ellos nos llevan a situaciones complejas que nos sacan de nuestra área de confort, como lo está haciendo la cuarentena. Los tenemos.
Pero en un escenario donde el 76% de las empresas dice que va a tener despidos, donde el PIB va a caer un 2.5% y la economía tendrá que moverse rápidamente, ¿Habrá oídos en las empresas y en el gobierno para este tipo de soluciones?
Creo que todos tenemos que tener los oídos abiertos para soluciones distintas. Esto no tiene precedentes en la historia, estamos hablando de unos niveles de incertidumbre en que incluso lo que estamos conversando ahora puede cambiar rápidamente mañana, porque aparece un nuevo factor que no estaba siendo considerado. Esto exige unas altísimas cuotas de humildad: reconocer que no sabes, que estás frente a un escenario que es distinto, y por lo tanto frente a un escenario que ha cambiado tanto. Y después, con una situación tan crítica, a mí me parece razonable que usemos la innovación y la capacidad que tengamos de buscar soluciones nuevas. Que no nos compremos simplemente el volver a cada una de las actividades, a cada uno de los modelos que teníamos antes, sino que busquemos renovar sobre una lógica distinta, y en este caso mi propuesta personal, dado también mi rol y mi convicción, es que estemos sumamente alineados con el marco conceptual y valórico que nos proponen los ODS. Ahí hay algo central que nos debiera permitir que avancemos hacia un modelo que sea beneficioso para los intereses de la ciudadanía, del gobierno, y que el crecimiento económico que necesitamos sea uno que genere valor ambiental y social en la medida que va incrementando la capacidad financiera.
A propósito de esta propuesta personal, ¿Es una idea que estés socializando con otros actores, con otros liderazgos, para presentar por ejemplo una propuesta formal al gobierno en algún minuto?
Durante todo este año me toca trabajar con el Champion de la COP26, con Nigel Topping, y tenemos este equipo amplio de actores en muchos países del mundo. Con todos ellos, y en los distintos rubros, estamos haciendo un análisis profundo de cómo impacta la crisis del COVID y cuáles son los elementos que nos permiten promover esto, no solo a nivel de Chile sino que de todos los países del mundo. Evidentemente hoy una de las particularidades de esta crisis es que nos afecta a todos de manera muy sorprendente.
Pero las realidades nacionales serán distintas, ¿Se está trabajando una propuesta en ese sentido para Chile?
Yo diría que hoy cada uno de los sectores está trabajando dentro de su ámbito. Ha sido muy bueno el tener una coordinación desde la CPC para la emergencia, pero después viene una bajada para cada uno de los sectores respecto del mediano y largo plazo. Y ahí por supuesto hay distintos sectores que ya están teniendo conversaciones y articulación respecto de cómo ponerse a disposición. En lo que respecta a mí, por ejemplo, como cofundador de TriCiclos, estamos trabajando fuertemente en el desarrollo de modelos innovadores para implementar economía circular acorde con todo lo que nos ha ido pasando. Aquí hay un montón de cambios que van a durar mucho tiempo, o tienen el potencial de quedarse, y eso implica trabajar fuertemente con los sistemas productivos, con los sistemas de comercialización, con los municipios, en ayudar a fortalecer todos aquellos hábitos -incluso- que se hayan posicionado en la crisis y que puedan permanecer en el tiempo.
Una de las cosas que ha demostrado esta crisis es la fuerte dependencia que tenemos de la economía global, y de áreas comerciales o industriales excesivamente concentradas con poco espacio para las pymes y el emprendimiento. Las AFP ha propuesto que parte de sus fondos se puedan invertir precisamente en pequeñas y medianas empresas, y tú hace un tiempo proponías que se abriera un fondo especial que trabajar con empresas B y emprendimientos, por ejemplo ¿Hay ahí una posibilidad cierta de reactivar estos sectores, que van a ser mucho más impactados por esta crisis?
Son dos propuestas en una, pero podrían ir juntas. Una es efectivamente cuánto tenemos que fortalecer nuestra industria, que ha estado tan deteriorada en las últimas décadas. Y eso me ha tocado vivirlo. Estamos participando, por ejemplo, en uno de los principales proyectos de producción de alcohol gel a partir de cervezas, y en algunos casos nos ha costado encontrar la capacidad de procesamiento en distintos ámbitos en Chile, porque justamente tenemos una altísima dependencia de materias primas que vienen desde fuera del país. Ese es un ámbito, y creo que es fundamental que en esta corrección post shock corrijamos lo que hemos aprendido: que necesitamos una industria nacional con un mínimo piso que nos permita ser un país efectivamente más resiliente.
Lo segundo es que las AFP tengan un porcentaje de sus fondos destinados a lo que podríamos llamar empresas de triple resultado, empresas que trabajen con criterios ESG, que tengan una clara definición de un propósito social y ambiental. Eso te diría que incluso va mucho más allá de si se trata de pequeñas y medianas empresas. Hoy tienes incluso empresas abiertas a bolsa que están operando bajo esos criterios, y en la medida que esos paquetes se vayan agrupando lo que empieza a ocurrir es que esa simple métrica te muestra cuánto más resilientes son esas empresas. Porque tienen una cultura más sólida, porque tienen una cadena de valor más resiliente, porque finalmente son capaces de entregar más que el simple producto o servicio que entregan. Es mucho más valioso para todos. Esa propuesta concreta, de que en esta salida las AFP puedan incluso abrir a eventualmente un nuevo fondo que podría ser un 0,5% del total, estoy absolutamente seguro -y cada vez más- de que eso permitiría un cambio generalizado en el rol que cumple el empresariado en nuestro país.
“A nivel corporativo, se necesitan liderazgos colaborativos que sean capaces de entender que están llamados a ir mucho más allá de movilizar una máquina específica, de una organización de cualquier tipo y tamaño que sea. Hoy los liderazgos son los que han entendido que deben estar al servicio del bienestar común, que están disponibles para incluso modificar lo que hacían tradicionalmente para ayudar a resolver la crisis urgente. Ese tipo de comportamiento, esa empatía que a ratos nos entró con mucha fuerza, es lo que necesitamos hoy”
Esta crisis nos muestra un foto concentrada de lo que nos podría pasar a futuro frente a una crisis climática, y sus riesgos. ¿En el escenario post crisis que viene, que rol tendremos como ciudadanos, cuál va a ser nuestro papel?
Ahí separaría particularmente lo que está pasando en Chile, donde estamos en todo un proceso de diálogo social y estoy bastante convencido de que estos temas van a entrar con mucha fuerza, y espero que se lleve a cabo un diálogo muy virtuoso que nos permita incorporar -desde la ciudadanía- las preocupaciones que hemos podido vivir en carne propia. Desde ese punto de vista, estamos viviendo con todo el dolor que significa la experiencia de lo que en muchos casos necesitamos evitar. En segundo lugar, a nivel global, esto debiera llevar a un mayor empoderamiento de la ciudadanía respecto del futuro que se les avecina. Hemos visto comportamientos bien dispares desde el punto de vista de los liderazgos globales, algunos de ellos además con comportamientos muy raros. Entonces, es difícil saber hacia donde se va a mover el péndulo, pero me imagino que sí va a haber un cambio o un efecto en el comportamiento de la ciudadanía.
Lo que sí creo que va a tener un cambio fundamental, y que en ese sentido debiera generarse una conexión en materia de cuan resilientes son los sistemas, es el rol del sector financiero y las aseguradoras. Eso definitivamente debe cambiar de forma muy rápida, y debe ser un elemento que cambie el comportamiento de las empresas, y a través de las empresas también de la ciudadanía, toda vez que nos falta incorporar factores de riesgo que estamos viviendo -tanto por la crisis del COVID como por la crisis climática- y que se traducen finalmente en afección de las ventas, de los flujos de caja y de la viabilidad de las inversiones, y finalmente terminan afectando a los activos. Hay ahí una mirada que debe cambiar de forma muy acelerada para que efectivamente logremos avanzar hacia sistemas que sean más resilientes para crisis como la que estamos viviendo.
En estas crisis cumplen un rol fundamental los liderazgos, donde están por un lado Trump y Bolsonaro con una mirada más individualista; Merkel, por ejemplo, con un liderazgo mucho más comunitario; o Jacinda Ardern en Nueva Zelanda, para quien junto con el PIB un factor de desarrollo es el bienestar de la sociedad. ¿Cómo debieran ser los nuevos liderazgos políticos y corporativos frente a la necesidad de un cambio de paradigma?
Aquí hay un tema de convicciones, probablemente si le preguntas a cada uno de esos nombres, te van a decir que están cumpliendo el rol de liderazgo que se necesita. Yo creo que una de las cosas que ha faltado es justamente una capacidad de mayor coordinación a nivel global, y que nos lleve a sistemas de mayor colaboración. Una de las cosas que se ha puesto a prueba en esta crisis es la capacidad que tenemos los individuos de colaborar vecino a vecino. Necesito que mi vecino se porte igual de bien que yo, o corremos los dos el riesgo de contagiarnos. Eso mismo se traduce a los liderazgos globales país a país. Necesitamos mayor colaboración, y eso implica fortalecer el multilateralismo. Parte de lo que hemos visto -al menos para mí- es que eso se establece con mucha claridad, y por lo tanto espero que esa sea una de las lecciones que se vea reflejada en los cambios que vayan ocurriendo en materia de liderazgos globales, o locales con visión global. Hoy al mundo tenemos que entenderlo de manera global, y luego aplicar localmente lo que requiera cada uno de los países.
A nivel corporativo es exactamente lo mismo, se necesitan estos liderazgos colaborativos que sean capaces de entender que están llamados a ir mucho más allá de movilizar una máquina específica, de una organización de cualquier tipo y del tamaño que sea. Hoy los liderazgos son los que han entendido que deben estar al servicio del bienestar común, que están disponibles para incluso modificar lo que hacían tradicionalmente para ayudar a resolver la crisis urgente. Ese tipo de comportamiento, esa empatía que a ratos nos entró con mucha fuerza, es lo que necesitamos hoy. Y estoy convencido de que se requiere un liderazgo más femenino en los cuidados, en los valores, en las formas. No quiere decir que sean solo mujeres, pero necesitamos un liderazgo más femenino. Yo suelo decir que ese es un liderazgo alto en empatía, y bajo en carbono, y eso es mucho de lo que necesitamos hoy día en el mundo.