Hubo que tener mucha, mucha paciencia, pero el Centro Tecnológico de Economía Circular para la Macro Zona Norte ya es una realidad en este sector del país, este gran proyecto que promoverá la economía circular en las primeras cuatro regiones del país (Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta y Atacama) finalmente consiguió la personalidad jurídica requerida para empezar a funcionar desde marzo próximo.
“El Centro Tecnológico legalmente existe y es una gran noticia porque iniciamos nuestras operaciones. Todo este tiempo de pandemia hemos trabajado fuerte en la creación legal y el diseño estratégico, que tiene bastantes complejidades. Reunir a empresas de nivel global, ocho universidades regionales y al gobierno regional de Tarapacá requiere un trabajo colaborativo intenso. Pero el centro es una realidad y pretendemos abrir en marzo”, explica Andree Henríquez, director de investigación e innovación del Centro de Innovación y Economía Circular de Iquique (CIEC), institución que encabeza este Centro Tecnológico de Economía Circular, institución que pretende transformarse en un referente latinoamericano y mundial en la transición hacia este nuevo paradigma sostenible.
El Centro Tecnológico de Economía Circular para la Macro Zona Norte corresponde a una convocatoria nacida en el seno de Corfo, entidad que en 2019 adjudicó la creación de este proyecto a un consorcio de 11 entidades y otras 21 asociadas, coordinado por el CIEC, por un monto de 21,5 millones de dólares durante 10 años: 10 millones corresponden al acuerdo suscrito entre Corfo y Albemarle, y los 11,5 millones restantes son aportados por el Gobierno Regional de Tarapacá, el sector privado, universidades y centros, entre otros. Para recibir los dineros, sin embargo, era necesario constituirse como persona jurídica sin fines de lucro.
En la convocatoria al fondo, Corfo había anunciado cuáles eran los resultados esperados del alumbramiento de este centro en la zona norte del país: “Generar desarrollo y escalamiento comercial de empresas y potenciales nuevos emprendimientos, orientados a la economía circular, en específico, en áreas relacionadas a la energía solar, sales de litio, baterías de litio y almacenamiento de energía, minería metálica y no metálica”.
Para ello, el Centro no solo apoyará a grandes corporaciones a transitar hacia modelos circulares, sino también a “pymes que brindan servicios a estas industrias y que son fundamentales” o la creación de nuevos emprendimientos tecnológicos con base en economía circular. Además, pretenden permear a otras industrias como la agricultura en el desierto, la pesca, la hotelería y todas las posibles para generar un ecosistema circular en la macrozona.
“Hoy en día la minería es una industria lineal, pero si logramos demostrar que podemos hacer economía circular en esta industria; no hay ninguna excusa para que otra también lo pueda hacer”, complementa Henríquez, en entrevista con País Circular.
¿Cómo lograron aprovechar el tiempo de la pandemia? ¿Les afectó? ¿Fue muy arduo el proceso de constituirse con personalidad jurídica? ¿Hubo problemas en las instituciones para sumarse al proyecto?
-En términos de instituciones no nos afectó. Al contrario: tenemos solicitudes de otras organizaciones para entrar al Centro. Nuestro país ha estado liderando un proceso que con la pandemia se visibilizó poco, pero muchas instituciones, públicas y privadas, están interesadas en implementar proceso de economía circular. Observo un gran interés en las universidades y en organismos de investigación de sumarse a esta línea. Y en empresas tenemos más consultas sobre el centro, de capacitaciones, porque ellas quieren entender qué es este nuevo modelo que los saca de la teoría. Les interesa saber cómo se aplica en la realidad.
Ahora, la pandemia también nos llama a tener un grado de responsabilidad con la inversión: el uso de los recursos va a tener que ser pensados estratégicamente. Todo lo que son emprendimientos de base tecnológica, formación de capital humano avanzado e inversiones a nivel de macrozona norte, tendrán que pasar por un cedazo fino para hacerlo de forma eficiente. Sabemos que tenemos que poner los pies sobre la tierra porque en nuestro país hay gente que lo ha pasado muy mal en términos de empleo y desaparición de empresas. Un Centro así no puede vivir en el aire y por lo tanto, hemos estado afinando la estrategia para nuestros primeros tres años. Pero hay algo también: todas las discusiones hablan de que nuestra matriz de extracción no será sostenible en el futuro si no innovamos. Este Centro contribuye con un grano de arena a resolver el problema, no a teorizar. Invertiremos para apoyar los emprendimientos de base tecnológica bajo el modelo de economía circular, de manera que Chile goce en el futuro de estos beneficios.