Viña Concha y Toro refuerza la economía circular con acuerdo para producción de harina de orujo
La compañía destinará 100 toneladas de bagazo (orujo y pepa) de su producción vitivinícola a la empresa Haproba Uva Chile, del emprendedor Ángel Valenzuela. Estos residuos, que la viña destina mayormente a compostaje, serán mejor reutilizados para fabricar harina a partir de cepas blancas del valle del Limarí, y cepas tintas del valle del Maipo. El producto tiene propiedades antioxidantes y un aporte significativo a la fibra dietaria.
“Este acuerdo nos hace mucho sentido porque es de pan y vino. Qué mezcla más noble que esa”, dice entre risas la subgerenta de desarrollo sustentable de Viña Concha y Toro, Valentina Lira, al mirar un rincón de la sala de degustación de la tienda ubicada en Avenida Alonso de Córdova.
En el cóctel de la ceremonia de presentación del caso de éxito en economía circular de la empresa cuenta hay canapés sobre las tablas y baguettes en canastos. Son todos productos hechos a partir de la harina del orujo y la pepa de la fruta, llamado bagazo de uva (HBU), que la viña normalmente destina a compostaje. En el fondo de la mesa, descansan varias botellas de vino.
El agasajo fue parte del lanzamiento del acuerdo de la viña con la empresa Haproba Uva Chile, del emprendedor Ángel Omar Valenzuela, quien patentó la HBU, creada en el Centro de Nutrición Molecular y Enfermedades Crónicas de la Universidad Católica a partir de los recursos de un proyecto FONDEF, y lo empezó a ofrecer en el mercado debido a sus propiedades antioxidantes y su aporte en fibra dietaria.
La firma de esta alianza entre Concha y Toro y Haproba consiste en que la empresa facilitará 100 toneladas de bagazo a Ángel Valenzuela: 50 serán de uvas blancas proveniente de la bodega Nueva Aurora, en el valle del Limarí, y la otra mitad será de cepas tintas de la bodega en Puente Alto, del valle del Maipo.
Sin embargo, la viña lleva años trabajando en la gestión de los residuos, por lo que ahora añadirá una nueva alternativa para otorgar mayor valor a este proceso. “Actualmente todos los orujos se utilizan: el 48 por ciento va a compostaje para enriquecimiento de suelo, y el 52% restante va a una empresa que extrae el ácido tartárico, que es clave en la producción de vino”, dice Valentina Lira.
La subgerenta de desarrollo sustentable de la marca vitivinícola reconoce que el convenio con Haproba calza a la perfección con su estrategia de sustentabilidad. “No es que nosotros tengamos un problema con los residuos. Ya tenemos un uso, pero con esta alternativa lo potenciamos”, cuenta Lira, para quien “esta es una oportunidad para reforzar la economía circular y contribuir en la salud de las personas”.
Los objetivos de Haproba
Ángel Valenzuela dice que el pan es inherente a la cultura de los chilenos, por lo que piensa llevar su producto a la fabricación de este alimento. Por de pronto, consiguió un acuerdo con la panificadora Greenpan para añadir la HBU en una pequeña producción.
Según Sergio Gutiérrez, gerente comercial de Greenpan, el lanzamiento al mercado de la harina de bagazo de uva se condice con la tendencia mundial de la industria panificadora mundial, sobre crear productos saludables, de primera calidad y amigables con el medioambiente.
“Tiene mucho sentido para nuestra industria. Nosotros ocupamos la receta tradicional y le adicionamos un porcentaje de harina de bagazo, y eso le otorga otro valor al pan”, explica Gutiérrez.
En tanto, el emprendedor Ángel Valenzuela se mostró muy contento por el acuerdo alcanzado con la viña. En retribución, él entregará dos toneladas de HBU a la bodega del Limarí, y otras dos a la del valle del Maipo.
“Este ingrediente alimentario destaca por sus altos atributos nutricionales, sustancias preservantes y antioxidantes provenientes de la Vitis vinífera. La HBU proveniente de las variedades blancas de uva, se obtiene del secado de orujos del primer prensado, mientras que la HBU de variedad tinta, se extrae del secado de los orujos de las cubas de fermentación. La ingesta de 40 grs. de HBU contiene el 100% de los requerimientos diarios de fibra y sustancias antioxidantes que recomienda la Organización Mundial de la Salud”, asegura Valenzuela, ingeniero en marketing.
El empresario cree, además, que la harina de bagazo será muy apetecida en el futuro, debido a los efectos de la sequía. “El cambio climático está afectando drásticamente la producción de trigo. La superficie plantad ha caído un 51 por ciento en la última década, mientras que la industria vitivinícola ha tecnificado sus procesos de riego y reutilización del agua en sus procesos productivos. El consumo de HBU, por lo tanto, se incrementará en la población”, cierra.