Con 27 y 26 años respectivamente, los jóvenes viñamarinos Ignacio Narváez y Ángelo Faccilongo ya abrieron una senda en el mundo del emprendimiento con conciencia ambiental. Pese a que su empresa Upcycling Chile nació en julio de 2019, recién en diciembre de ese año contó con validación comercial. Sin embargo, dice Ignacio, “nuestro cumpleaños lo celebramos en marzo de 2020 porque ahí comenzaron nuestras operaciones”.
Todo comenzó en el año 2017. Narváez viajó a Australia y allá cayó en cuenta del impacto que generaba la acumulación de residuos. Junto a Ángelo, su socio, se dedican al surf, y en las playas de Chile comprobaban in situ cuánto plástico quedaba en la arena cuando la gente volvía a sus casas. De ahí que la idea motriz fue impulsar la gestión del plástico para reducir su impacto e, idealmente, crear productos nuevos.
“Decidimos tomar acción pero desde la revalorización. Conocimos la experiencia de la opensource holandesa Precious Plastic que tiene planos abiertos para tratar plásticos a nivel domiciliario. Tratamos de replicar este modelo, pero nosotros queríamos tener una producción más industrial y empezamos a tener tecnología propia. Hicimos un crowdfunding para eso. En septiembre de 2020 estuvimos full en la escalabilidad del proyecto, ahora en enero tenemos un taller y una máquina grande para hacer esa producción industrial”, indica Narváez, cuya empresa Upcycling Chile (su Instagram es este) transforma el plástico reciclado en productos de diseño.
Por ahora los únicos dos productos a la venta son unos cachos de mesa (juego) y unos posavasos de alto valor estético, siempre con el horizonte en crear nuevos elementos este 2021, partiendo por unos maceteros. El objetivo, por cierto, es ambicioso, cuenta Narváez: “Este año queremos ampliar la gama de productos y queremos ser una especie de ‘Casa Ideas’ del plástico reciclado”.
Con respecto a los cachos de mesa, un juego muy practicado en las casas de Chile, Narváez narra que la idea brotó de la casualidad: “Pedimos un molde a Austria y la idea era hacer un macetero y nos quedó chico. Justo teníamos unos dados al lado y nos pudimos a jugar. Y por eso diseñamos un set de cachos de plástico reciclado, los primeros”.