Emprendimiento nacional busca transformar las colillas de cigarro recicladas en carpetas retenedoras de agua para los huertos
La alianza entre dos emprendedores, Mr. Compost y BAM, busca crear carpetas higroscópicas realizadas a partir del reciclaje de colillas de cigarros, las que son limpiadas para eliminarles las toxinas y luego transformadas en carpetas retenedoras de agua. El objetivo no solo es resolver el destino final de estos residuos, sino que ayudar a los cultivos donde hoy existe escasez de agua.
Cada año se producen en Chile cerca de 700 millones de cajetillas de cigarros, lo que significa cerca de 14 mil millones de colillas que anualmente van a parar a rellenos sanitarios y vertederos entremedios de la basura -en el mejor de los casos-, o simplemente terminan en el suelo. Un problema que por ahora no tiene solución práctica.
Esto fue lo que detectó Álvaro Pineda, fundador de la empresa Mr. Compost, que retira residuos orgánicos de casas y empresas para transformarlos en compost. Como mucha gente piensa que las colillas de cigarros son de algodón y, por lo tanto, materia vegetal, terminaba en los residuos que llevaba a sus composteras. Sin embargo, no se trata de algodón, sino que están fabricadas de acetato de celulosa, un compuesto químico. Y ahí se dio cuenta de otros punto.
“En ese proceso nos dimos cuenta de manera empírica que el acetato de celulosa tenía una característica higroscópica, es decir, que retenía el agua, y eso era algo que no sabíamos. Lo notábamos porque el agua se mantenía en la colilla húmeda y entonces no era necesario volver a mojar al compost”, dice Pineda.
El problema es que las colillas de cigarrillo desechadas tienen componentes tóxicos, que pueden transmitirse al compost. Sabiendo esto, Álvaro Pineda se encontró con Rubén Basaure, dueño BAM, que fabrica detergentes con productos vegetales y biodegradables, y en conjunto empezaron a buscar una fórmula para limpiar las colillas y aprovechar sus propiedades como retenedoras de agua.
“A través de una serie de estudios, Rubén empezó a probar distintas fórmulas de limpieza y yo las probaba en terreno. Me pasaba las colillas limpias y yo las ponía en las composteras con las lombrices, para ver si estas actuaban bien o no. Los resultados eran positivos, y fuimos mejorando el proceso de limpieza a través de ultrasonido y con otras tecnologías”, recuerda Pineda.
Pruebas en laboratorio
Entonces decidieron llevar las pruebas a un laboratorio en diciembre pasado. “A principios de enero nos llegaron los resultados, y los índices de químicos eran muchísimo más bajos que los permitidos para que un producto o una materia orgánica se compostable sin generar daño al medio ambiente”, agrega. El agua que resulta del proceso de limpieza se puede usar para el riego, ya que también pasó con creces las pruebas de laboratorios.
Con esa información en la mano, pasaron a elaborar un producto a partir de las colillas recicladas y lavadas: Umo. ¿En qué consiste? Las colillas de cigarro recuperadas se transforman en una pasta a partir de la cual se elabora una carpeta higroscópica que actúa como retenedora de agua, para uso agropecuario o para huertos urbanos, por ejemplo.
“El humus, las hojas, son compuestos orgánicos que retienen agua, pero no existen muchos productos hechos por el hombre que lo hagan. Uno de ellos es el acetato de celulosa. Si lo pones bajo una capa de 10 centímetros de humus y siembras sobre este, hemos tenidos pruebas de cultivos que llevan más de tres meses y se mantienen creciendo con muy poca agua. No es necesario volver a regar en 10 días, y eso lo hicimos en verano”, afirma Álvaro Pineda.
Hoy este emprendimiento está en proceso de obtener la resolución sanitaria y de iniciar una producción más industrial y a mayor escala, y para ello iniciaron la búsqueda de financiamiento. Están en conversaciones con algunas empresas de crowdfunding para levantar capital, y también en la búsqueda de interesados en el proyecto. Como primera etapa, necesitan levantar una planta en pequeña escala con capacidad para limpiar 10 mil colillas diarias.
“Nosotros estimamos que con un monto de entre $20 millones y $30 millones podemos crear esta fábrica e iniciar una campaña de difusión para la recolección de colillas”, dice Pineda.
“Si le dices a una persona que sí es posible limpiar esas colillas, y que además con eso vas a hacer un producto que retiene el agua el ánimo para reciclarlas va a cambiar. Hacer un elemento retenedor de agua con un producto que hoy es basura es súper potente”
Recuperar descarte de tabacaleras
La idea de Umo es montar una campaña de recolección en los puntos donde existe mayor generación de colillas de cigarrillos, y entregar una certificación a quienes adhieran a este proyecto.
“Las grandes generadoras de colillas son donde hay concentración de oficinas, los casinos de juegos, los bares y restaurantes, ahí nació la idea de darles una certificación para que recojan sus colillas, saber que nosotros las podemos limpiar y con esto generar un producto que puede volver a la tierra no solo para compostarse, sino también para tener un impacto positivo en el ahorro de agua”, dice Pineda.
El gran problema hoy, dice, que limita la recolección y el reciclaje de colillas de cigarrillos, es que la gente no tiene una motivación para hacerlo ya que no existe un uso práctico que darles posteriormente, sino que simplemente se van a la basura.
“Pero si le dices a una persona que sí es posible limpiar esas colillas, y que además con eso vas a hacer un producto que retiene el agua el ánimo para hacerlo va a cambiar. Hacer un elemento retenedor de agua con un producto que hoy es basura es súper potente”, afirma.
En paralelo, Umo está en conversaciones con la industria tabacalera para aprovechar el material que hoy es de descarte. Se estima que entre un 3% y un 5% de todas las colillas que se producen para los cigarros son rechazadas por defectos en su producción, y todo eso va hoy a los vertederos porque no existe la capacidad de reciclarlo.
“Son cerca de 3 millones de colillas mensuales, y estamos en conversaciones para que esas colillas no vayan a un vertedero sino que podamos utilizarlas y hacer un producto especial, no juntarlas con las que pasan por el proceso de limpieza, con el propósito de hacer otra línea de carpetas higroscópicas”, dice Álvaro Pineda.
El objetivo es la creación de un producto final que ayude a la agricultura en zonas de escasez hídrica o donde exista poca disponibilidad de agua, y aprovechar terrenos que hoy no tienen ninguna capacidad de uso para cultivos. “Literalmente, estoy pensando en que pueden ayudar a sembrar en el desierto”, dice Pineda.