Conocer para mejorar, y sentar las primeras bases para la adopción de esta tendencia. Ese es el principal objetivo del “Diagnóstico Regional de Economía Circular” que se realizó en la Región de La Araucanía, y que encuestó a casi 300 empresas de la zona para que realizaran una revisión de toda su cadena de producción e identificaran los ámbitos donde están incorporando conceptos de circularidad, pero principalmente, para que tomaran conciencia de los aspectos que sí están haciendo bien o que pueden mejorar con pequeños ajustes.
Si bien en 2019 ya se había realizado una primera encuesta de alcance nacional sobre sostenibilidad y circularidad en las empresas chilenas, este es el primer mapeo a una región específica del país, y fue realizado por el consorcio Araucanía Circular 2025. El diagnóstico se aplicó a 292 empresas de 26 comunas de La Araucanía, y abarcó además de siete sectores productivos: Turismo, Construcción, Manufactura, Agrícola, Forestal, Servicios y Comercio.
Y la primera mirada, el resultado global, no es muy alentador: el índice de circularidad de la región es de 3.3 en una escala de 1 a 7, lo que la instala en un nivel bajo. Un 65% de las empresas de la región está en un nivel bajo, un 29% en un nivel medio y solo un 6% en el segmento alto de circularidad, a lo que se suma que un 59% de los encuestados desconoce qué es la economía circular y qué ventajas puede tener para su negocio.
Sin embargo, señalan los expertos, el resultado es esperable considerando que se trata de un tema nuevo para el país, que recién este año inició la construcción de su Hoja de Ruta 2040 en esta materia, y en el que los principales impulsores de esta tendencia a nivel global tampoco tienen muchos años de delantera.
Por ello, si bien es importante conocer esta primera “foto” de la realidad regional, lo principal es el “para qué” medirse. “Esto tiene que ver con poder conocer para transformar. Si queremos avanzar hacia la economía circular necesitamos reconocer las brechas, qué sectores productivos requieren un aporte, cuáles tienen un grado más de avance que permita ir generando también los primeros pilotos de experiencias exitosas. Y también busca aportar al conocimiento de construcción de la economía circular, porque es una innovación social y un proceso en desarrollo. Esta encuesta nos da un primer eslabón desde donde uno puede empezar a construir”, afirma Pamela Ríos, representante de Fundación Avina en el consorcio Araucanía Circular 2025.
Para alcanzar ese objetivo, se tuvo especial cuidado en el diseño de la encuesta. Que fuera sencilla y fácil de entender, que permitiera puntuar acciones en base a su importancia relativa en la circularidad, y que ayudara a las empresas revisar tanto su cadena productiva completa como su conocimiento en temas específicos de sostenibilidad y economía circular.
“La importancia de un diagnóstico con preguntas simplificadas es que te permita repasar tu cadena, reconocer tu ciclo, y al mismo tiempo tener preguntas que te hagan cuestionar si lo que estás haciendo es mejorable o no. Ese es el objetivo de la encuesta, recorrer el proceso por etapas simplificadas -desde la obtención de materias primas hasta la disposición final de sus residuos-, y que de ahí se generen antecedentes para determinar el grado de conocimiento y de circularidad de las empresas”, explica Javier Obach, consultor en economía circular y diseñador de la encuesta de diagnóstico.