Cada vez con más fuerza el concepto de economía circular se está instalando en diversos ámbitos de la producción y el consumo, como una alternativa viable de sostenibilidad en los negocios. Muchos emprendedores, pequeñas, medianas y grandes empresas están incorporando en sus procesos la “circularidad”, es decir, modificando uno o varios aspectos que les permitan ir dejando atrás el modelo lineal de producción imperante, que consiste en extraer, producir y desperdiciar.
Muchas veces se asocia solo con el reciclaje, sin embargo, la economía circular implica algo mucho más profundo, un cambio radical en la forma de hacer negocios, repensando los procesos desde el diseño, para producir muchos menos desechos y al mismo tiempo generar mayores beneficios económicos.
Sin embargo, hay un ámbito donde la penetración de este nuevo modelo ha sido un poco más lenta: el comercio internacional, a pesar de que los mercados globales pueden aportar múltiples beneficios a la economía circular. Esta es una de las principales conclusiones a las que llegó el reciente estudio El comercio internacional y la economía circular en América Latina y el Caribe, publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
El documento fue coordinado por Nanno Mulder, jefe de la Unidad de Comercio Internacional de la División de Comercio Internacional e Integración de la CEPAL, y Manuel Albaladejo, representante para el Cono Sur de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), la agencia de la ONU destinada a promover el desarrollo industrial para la reducción de la pobreza, la globalización inclusiva y la sostenibilidad ambiental.
“Pensamos que el estudio tiene mucha relevancia para Chile, justo porque es un país con una política comercial claramente aperturista y que además se ha abanderado como gran promotor de la economía circular”, comentó Albaladejo, uno de los principales impulsores de este modelo en el continente, como encargado de ONUDI para Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay.
-¿Cuáles son las principales conclusiones del estudio?
Cualquier agenda de economía circular, que supone un cambio de paradigma productivo, va a tener que convivir con los incentivos y barreras que vienen del comercio internacional. Esta relación todavía no está muy explorada en la literatura, y es por eso que muchas de las hojas de ruta de economía circular en la región no contemplan la dimensión de comercio. La motivación del estudio fue profundizar en esa relación y extraer algunas recomendaciones para facilitar la transición hacia la circularidad en un mundo abierto al intercambio de bienes y servicios.
La principal conclusión es que la economía circular se puede beneficiar de los mercados globales por varios motivos. El primero es que muchos países están apostando por la comercialización de materias primas secundarias (aquellas que provienen de la recuperación y valorización de residuos) por sus beneficios económicos y ambientales. Es por eso que el estudio muestra el gran crecimiento del comercio internacional de residuos industriales que se transforman como insumos sustituyendo en muchos casos a la materia prima virgen.
El segundo motivo tiene que ver con economías de escala. Los países con una demanda interna limitada, como es el caso de muchos países de América Latina, precisan comercializar sus productos internacionalmente para obtener rentabilidad. Un tercer motivo es la capacidad tecnológica y productiva en la aplicación de la economía circular. Hay procesos muy sofisticados que precisan de unas capacidades o condiciones que quizá no existan en el país.
Por último, observamos que los acuerdos comerciales van a enfatizar cada vez más la sostenibilidad en los bienes y servicios transados. Este es el caso de la Unión Europa y su Pacto Verde, que establece la sostenibilidad como prioridad dentro del mercado europeo, incluyendo los productos importados de fuera del bloque. Por estos motivos, y algunos más que no podemos profundizar, entendemos que el comercio internacional genera más incentivos que desincentivos para la transición a la economía circular.