Lo primero que salta a la vista en la página web de la empresa Qactus es la juventud de sus integrantes. En promedio no suman más allá de 28 años. A través de jocosos videos y un lenguaje cercano, los tres socios del emprendimiento explican varios de los pasos que llevan adelante para intentar cumplir su propósito mayor: eliminar la “basura” plástica del planeta.
Formada por Héctor Loyola, Felipe Herbage y Julien Hanna, tres titulados de ingeniería en biotecnología que además fueron compañeros de curso en la Universidad de Santiago, Qactus nació en 2017 con el objetivo central de confeccionar filamentos de plástico reciclado y comercializarlos para otros emprendimientos que ocupen impresoras 3D. A mediados del año pasado, sin embargo, redefinieron la ruta y le dieron prioridad a fabricar productos estéticos, de alta calidad y decorativos para el hogar a partir de esos mismos filamentos.
“Hemos pasado por varias etapas, pero al principio teníamos el deseo de tomar acciones respecto del problemas del plástico. Lo primero que hicimos fue utilizar máquinas construidas por nosotros mismos para procesar plásticos. Tomamos conciencia porque los tres trabajamos en un laboratorio de microbiología donde había mucho residuo plástico todos los días. Hasta que con un Sercotec nos compramos una máquina extrusora para hacer filamentos, no había nadie acá en Chile que hiciera filamentos de plástico reciclado; el que hay en el mercado siempre es plástico virgen”, explica Héctor Loyola.