Expertos se muestran optimistas frente a la primera etapa de implementación de la ley que regula los plásticos de un solo uso
“En Chile vamos por el camino correcto”, sostuvo el director regional de la ONG Plastic Oceans, Mark Minnebbo, en relación a la ley 21.368, que fue publicada hace nueve meses. Junto a él, la directora de Asuntos Públicos, Sustentabilidad y Comunicaciones de Coca-Cola Chile, Bolivia y Paraguay, Paola Calorio, y el jefe de la Oficina de Implementación Legislativa y Economía Circular del MMA, Tomás Saieg, hicieron una evaluación de la normativa, durante el seminario “Implementación de la ley de plásticos de un solo uso y el fomento a la retornabilidad”.
A tres meses de que entrara en vigencia la ley que regula los plásticos de un solo uso (Ley 21.368), tres expertos evaluaron la primera etapa de su implementación y de qué modo esta norma conlleva un necesario impulso a la utilización de envases retornables.
Tomás Saieg, jefe de la Oficina de Implementación Legislativa y Economía Circular del Ministerio de Medio Ambiente (MMA); Paola Calorio, directora de Asuntos Públicos, Sustentabilidad y Comunicaciones de Coca-Cola Chile, Bolivia y Paraguay; y Mark Minneboo, director regional para Latinoamérica de la ONG Plastic Oceans, se dieron cita el jueves pasado en el seminario “Implementación de la ley de plásticos de un solo uso y el fomento a la retornabilidad”.
El foro fue moderado por el ex ministro de Medio Ambiente Pablo Badenier, quien puso énfasis en la necesidad de difundir e informar a la ciudadanía sobre los alcances de la norma, para contribuir a la implementación exitosa de esta ley, que fue publicada en agosto del año pasado.
El encargado de iniciar la conversación fue Tomás Saieg, quien entregó un panorama general sobre la normativa y adelantó cuáles son los próximos pasos, en particular, la elaboración del reglamento de la ley, donde deberán quedar plasmados múltiples especificaciones relacionadas con procedimientos y metas, entre otros.
“El objetivo de la ley es proteger el medio ambiente y reducir la generación de residuos, para lo que cual se establecen varios mecanismos, partiendo por el establecimiento de prohibiciones de entrega de plásticos de un solo uso, obligaciones de incorporar plástico recolectado y reciclado en el país y de ofrecer opción retornable, un sistema de certificación de plásticos, así como la fijación de infracciones, multas y fiscalización, entre otros”, explicó Saieg.
“El objetivo de la ley es proteger el medio ambiente y reducir la generación de residuos, para lo que cual se establecen varios mecanismos”.
El representante del MMA explicó que, si bien la ley establece metas para algunos de estos mecanismos, el reglamento podría aumentarlas. Por ejemplo, respecto a la obligación de incorporar plástico recolectado y reciclado en el país en las botellas reciclables, se establece un calendario con los porcentajes mínimos, partiendo con 15% a 2025 y llegando a 70% en 2060; sin embargo, el reglamento podría establecer un incremento de esas cifras, al tiempo que tendrá que determinar cómo se va a certificar esta materia.
Lo mismo ocurre en el caso de la obligación para los comercializadores de ofrecer alternativas retornables, donde el piso mínimo es de 30% de botellas en vitrina, pero este porcentaje podría ser aumentado por el reglamento. En este punto, recordó Saieg, la obligación comenzó en febrero para los supermercados, pero para otros comercios empezará a regir a los dos años de la publicación de la ley (agosto de 2023).
El especialista explicó que la fiscalización del cumplimiento de estas disposiciones corresponde mayoritariamente a las municipalidades, y que las distintas multas van desde 1 a 5 UTM por cada botella plástica comercializada sin la certificación correspondientes, y de 1 a 20 UTM por cada producto de un solo uso entregado en incumplimiento de la ley y también por cada día en que no se cumpla la obligación de ofrecer opción retornable.
Respecto a los próximos pasos del MMA, Saieg señaló que “debemos pasar de la etapa actual de recopilación de estudios y otros antecedentes, a la etapa de elaboración del reglamento”, donde además se abrirán espacios de participación ciudadana.
“El envase retornable es el empaque circular por naturaleza, por eso es tan relevante en materia de sustentabilidad. Hicimos un estudio con DICTUC y Triciclos que arrojó que nuestras botellas retornables de plástico pueden dar hasta 12 vueltas antes de ser retiradas del mercado”.
“Botella virtual”
Posteriormente, Paola Calorio dio cuenta de los esfuerzos de Coca Cola por fomentar el uso de los envases retornables, un empaque “relevante y estratégico para el negocio”. Al respecto, la ejecutiva se mostró optimista y mostró cifras que dan cuenta de importantes avances en la materia. Por ejemplo, señaló que el empaque retornable representa el 40% del total de las ventas de la compañía, y 70% de las ventas en almacenes; además, en la Región Metropolitana las ventas de retornables crecieron cuatro veces en el primer semestre de 2021.
“El envase retornable es el empaque circular por naturaleza, por eso es tan relevante en materia de sustentabilidad. Hicimos un estudio con DICTUC y Triciclos que arrojó que nuestras botellas retornables de plástico pueden dar hasta 12 vueltas antes de ser retiradas del mercado, y en el caso de las botellas de vidrio, hasta 35 vueltas. (…) Además, cuando hay que retirarlas, esas botellas las reusamos para fabricar nuevos productos”, explicó Calorio.
Asimismo, la representante de Coca Cola dio a conocer dos innovaciones realizadas en Chile por la compañía con el objetivo de hacer aún más fácil el uso de este tipo de envase. Una de ellas es la botella única retornable, con lo cual homogeneizaron los envases retornables -que antes tenían color y forma diferente según la marca-, eliminando así una barrera para la disponibilidad. “Además, esta modificación nos permitió un ahorro de 10% al año de nuevo plástico que ponemos en el mercado”.
Otra interesante innovación, que está en etapa piloto, es la botella virtual. “Consiste en que el consumidor lleva su botella retornable al local, ahí escanea un código QR y esa botella queda registrada en una nube a su nombre, para que la próxima vez que vaya a ese local pueda comprar retornable sin llevar de nuevo la botella, sino solo mostrando su código”, explicó Calorio y agregó que, por el momento, la botella virtual la están implementando en algunos supermercados de la cadena Walmart.
“Nuestro objetivo es eliminar las barreras para la compra de retornable, como puede ser el hecho de tener que planificar la compra y llevar el envase. Sabemos que cuando está la disponibilidad, el consumidor lo escoge, porque está consciente de todos los aspectos positivos que tiene nuestro envase retornable, tanto en aspectos medioambientales como económicos”, dice la ejecutiva.
Otro aspecto que Calorio destaca es el hecho de que, aunque la ley aún no los obliga, algunos canales de venta como tiendas de conveniencia y bencineras también están poniendo a disposición los envases retornables, “porque han visualizado esta necesidad y porque el ciudadano lo pide”.
“Hay muchos elementos que se pueden calcular para tomar una decisión, que puede no solamente tener un beneficio para el ambiente, sino también rentabilidad económica para la empresa y para el cliente”.
Costos y beneficios
Desde la ONG Plastic Oceans, el director para Latinoamérica Mark Minneboo recordó que la organización fue una de las promotoras de la ley de plásticos de un solo uso y que, entre los antecedentes que presentaron entonces, estaba un estudio que estimaba para 2018 que en Chile se usaban 23.400 toneladas de plásticos de un solo uso en expendios de comida. Producto de la pandemia y el aumento de los servicios de delivery, dijo Manneboo, se prevé que esa cifra aumentó considerablemente, por lo que la implementación de la ley tendrá un impacto importante.
En ese sentido, el especialista valoró que uno de los aspectos de la normativa sea el fomento de los envases retornables y la reutilización. En este contexto, presentó cálculos realizados por la Fundación Ellen MacArthur -pionera en economía circular-, que señalan que para alcanzar las metas del pacto por los plásticos el 50% de las soluciones radican en mejorar el reciclaje, 30% en el rediseño de productos y 20% en la reutilización.
Minneboo destacó que reutilizar va mucho más allá de un cambio de material o extender su durabilidad: “En gran parte se requiere de un cambio operacional y del modelo de negocios de las empresas -hay que pensar el envase como parte de un servicio-, y un cambio cultural y de hábitos de los consumidores”.
En esta línea, explicó que para un negocio de expendio de comida se deben evaluar diversos costos relacionados con la reutilización: del producto; de análisis por toxicidad del contenedor; de desgaste, reemplazo y pérdida (incluido un porcentaje por robo); de habilitación del local y operaciones en restaurante (lavado manual o máquina y mano de obra); por logística; para desarrollar y operar una App o costo de membresía, entre otros.
Pero frente a esos costos, se debe considerar que habrá importantes ahorros por disminución de gastos de basura y compra de bolsas de basura y, a largo plazo, ahorro de costos por compra de loza y otros elementos desechables.
“Hay muchos elementos que se pueden calcular para tomar una decisión, que puede no solamente tener un beneficio para el ambiente, sino también rentabilidad económica para la empresa y para el cliente”, dijo Minneboo. Agregó que, sobre este punto, la Fundación Ellen MacArthur ha determinado que los negocios que adoptan un sistema de reutilización obtienen, al menos, los siguientes beneficios: bajan costos a largo plazo, fidelizan clientes, se pueden adaptar a necesidades individuales en ciertos casos, mejoran la experiencia del usuario, mejoran percepción de la marca -más sustentable y buena presentación-, optimizan operaciones y juntan inteligencia (datos) sobre los consumidores.
A modo de conclusión, el director regional de Plastic Oceans comentó que para el éxito de la implementación de la ley 21.368 se deben buscar soluciones integrales y colaborativas, hay que mejorar la fiscalización y la información a los consumidores y, si bien hay mucho por hacer, tiene “la esperanza de que en Chile vamos por el camino correcto”.
El seminario completo se puede ver aquí: