Daniel Vercelli, socio y managing partner de Manuia, la empresa consultora surgida desde TriCiclos para apoyar a las empresas en la incorporación de estrategias de ESG (Ambiental, Social y Gobernanza, por sus siglas en inglés) y conectar los modelos de negocios con la sostenibilidad, dice que hoy su trabajo -y el de Manuia, que significa prosperidad en rapanui- es fruto de la confluencia de tres historias.
La primera es la suya, como ex gerente general de Coca Cola en Chile, empresa en la que trabajó por 20 años, y líder de la iniciativa “Un mundo sin residuos” para Latinoamérica. Llegar a esa posición, explica, fue fruto de su trayectoria en dos áreas core del negocio: marketing y operación comercial. “Me empecé a dar cuenta que esas áreas no iban a ser suficientes para garantizar el éxito sostenido de las empresas”, afirma.
La segunda es la trayectoria de Triciclos, con más de 12 años implementando soluciones de economía circular. Y la tercera es la de Gonzalo Muñoz, quien lo invitó a incorporarse a esta iniciativa, desde su trabajo de liderazgo de la acción climática global como Champion climático de Chile en la COP25, tarea que desarrolló los últimos tres años.
En paralelo, agrega, está el impacto del estallido social en Chile, “que para mi significó una reflexión interna respecto de que hay una parte de ese malestar que tiene que ver con acciones u omisiones del mundo privado. Y como un convencido de que el mundo privado es una excelente herramienta para resolver la mayor parte de los desafíos que enfrenta la sociedad hoy día, los desafíos medioambientales, sociales, de inclusión y diversidad, de empoderamiento femenino, el que quieras, me planteo que el mundo privado tiene una misión insustituible acá, y hay que hacer las cosas bien, y hay algunas que se pueden hacer mejor. Con esa reflexión empiezo a resistir la idea de irme fuera de Chile. Ya había recorrido la pirámide de Coca Cola dentro de Chile, y lo siguiente era salir. Y digo no, me quiero quedar para aportar en las soluciones, en Chile”.
Estas tres historias, dice Vercelli, “son las que al final hacen Manuia, y nos permiten además tomar lo que ya venía haciendo TriCiclos en consultoría pero ampliarlo agregando lo que trae Gonzalo, mi experiencia, y haciendo una oferta un poco más completa y estratégica”.
Que principalmente es incorporar las variables ESG en las empresas…
Lo que nosotros decimos es que queremos incrustar ESG en la estrategia y en la ejecución de las compañías. Por eso hablamos de las tres “E”.
Tomando tus motivaciones, esa reflexión que dejó el estallido hizo que muchas empresas lo recogieran y anunciaran nuevas prácticas, pero ese empuje parece haber ido perdiéndose. ¿Crees que esa visión de la necesidad de cambios se mantiene?
Yo creo que sí, lo que podemos mirar con más detención es con qué intensidad está ese empuje. Yo soy optimista por naturaleza, y veo la mitad de vaso medio lleno, y me gusta ver la otra mitad como oportunidades para seguir llenando, no como lo que falta. Déjame dar dos muestras de dónde creo yo que se verifica esa intención. Yo participo de algunas cosas en Icare, y si uno se fija en la Enade de este año, hay ahí una visión e incluso hasta una metodología de trabajo distinta a las Enades anteriores, que se está reflejando en mesas sectoriales que abordan distintos temas, y con compromisos que se están asumiendo desde el gran empresariado. Y muchos de esos compromisos tienen que ver con cosas que estaban en el diagnóstico detrás del malestar. Entonces, ahí veo una señal concreta; de nuevo, podemos entrar a analizar que intensidad o qué profundidad tiene, pero es una señal. Y la otra observación es lo que nosotros mismos, desde Manuia, estamos viendo con las empresas que estamos trabajando, y con las empresas que están acercándose a nosotros para que colaboremos.
¿En qué sentido?
Ahí uno ve intenciones de cambio, de ajuste, de incorporar variables sociales, ambientales, con las mejores prácticas de gobierno, en las empresas. Ahí puede haber distintas motivaciones, y acá yo no califico ni es mi labor escudriñar en ellas, pero puede que algunos lo hagan por el temor a los riesgos de no hacer nada y las consecuencias que ello pueda traer, otros podrá ser porque ‘no entiendo mucho, pero veo que la foto está buena y no me quiero quedar afuera’, y puede haber otros con un nivel de conciencia distinto. Me imagino que, como en todas las cosas, hay un gradiente de motivaciones que van desde el querer evitar los riesgos hasta un convencimiento profundo de que esta es la forma de desarrollar los negocios, y para allá hay que ir. Independiente de cuál sea la motivación, sí veo una demanda creciente de las empresas por ayuda para incorporar estos temas en su modelo de negocios.