Álex Godoy: “En Chile hemos reducido la reactivación sostenible a algo exclusivamente verde y eso es absurdo”
El director del Centro de Investigación en Sustentabilidad de la Universidad del Desarrollo (CISGER) cree que la reactivación post pandemia no puede apelar solo al reemplazo de combustibles fósiles por fuentes de energías renovables, sino que debe apuntar a corregir las asimetrías sociales y económicas que existen en el país. “Podemos reemplazar todos los combustibles fósiles, pero si no resolvemos la vulnerabilidad de nuestra estructura económica, seguiremos con los mismos problemas sociales”, vaticina el experto en entrevista con País Circular.


El concepto “reactivación sostenible” se ha acuñado cada vez con más fuerza entre los actores del sistema para reimpulsar la economía una vez que la pandemia comience a ceder terreno. Sin embargo, para el director del Centro de Investigación en Sustentabilidad de la Universidad del Desarrollo (CISGER), Álex Godoy, esta idea fuerza debe responder a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) trazados por la ONU, y no estrictamente a cumplir determinadas metas medioambientales.
Es lo que Godoy observa, al menos, en el contexto chileno. Dice el experto que en nuestro país el foco se ha puesto exclusivamente en promover una transición hacia una reactivación verde, sin abordar las desigualdades sociales y económicas que hoy se hacen más visibles a raíz de la propagación del coronavirus. Sin una mirada integral sobre la sostenibilidad, prosigue el experto, el país no resolverá la vulnerabilidad que pesa sobre la estructura económica, especialmente en esas asimetrías que él ve entre pequeñas y medianas empresas, y las más grandes.
-¿Cómo afecta la expansión de la pandemia a los proyectos con foco en sostenibilidad en curso?
-Es muy temprano para poder sacar conclusiones. Hay proyectos en términos de energías renovables que estaban en ruta, tienen camino propio. Entramos por el camino del hidrógeno y ahí ya no hay vuelta atrás: el hidrógeno es lo que viene. No hay nada nuevo que uno pueda plantear en ese sentido. Hay proyectos que vienen con una inercia y entonces no necesariamente van a tomar más o menos fuerza. Las herramientas de la economía circular se vienen implementando en diferentes niveles. Lo que sí es importante saber es cómo será el plan de reactivación económica. Es muy difícil que alguien diga hoy: “Vamos a tomar el carbón como método de desarrollo porque tenemos que superar la pobreza”. Es un discurso anacrónico. No creo que existan subsidios para energías renovables, porque si no han existido antes, tampoco van a existir después. Hay un ambiente común para decir que la reactivación no tiene que ser solamente sostenible, sino acorde a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): inclusivo, con flexibilidad laboral, protección social. Más que por el lado ambiental, los temas vienen por el lado social.
-¿Hay que mirar la reactivación sostenible como un tema más integral?
-Ese es el tema. Hemos reducido la reactivación sostenible a algo verde o energías renovables y eso es absurdo. No podemos olvidar los ejes económico y social. Hemos visto que la economía del país está sustentada entre un 80 y un 85 por ciento por pequeñas y medianas empresas, que deben tener 20 o 30 trabajadores. En esta pandemia hemos corroborado que la economía de Chile es vulnerable porque todas esas pymes dependen de lo que producen grandes empresas o que uno pueda salir a trabajar. Hay problemas de vulnerabilidad, problemas de acceso al crédito, trabajo; crecimos como un queso suizo, pero con hoyos que no tapamos. Entonces para hacer una reactivación sostenible tenemos que perfeccionar lo que hemos hecho bien. De nada nos sirve tener reactivación para pymes, si al final seguirán siendo vulnerables. Si nos ponemos a pensar en 100 años más: imaginemos que todas las grandes empresas son verdes, eso no quita que seamos vulnerables. La estructura del sistema económico hace que los pequeños y medianos empresarios que pueden ser completamente verdes, sigan siendo vulnerables. No tiene que ver con el combustible que usamos, sino en cómo se dan estas asimetrías entre pymes y grandes empresas que conllevan a grandes impactos sociales como los que vemos hoy. A los países nórdicos les ocurre exactamente lo mismo. Entonces yo aspiro a que esa reactivación sea con seguridad, con un mercado más competitivo, que una pyme no bicicletee para poder sobrevivir en el tiempo. Eso tiene que ver con la inserción de la mujer, con flexibilidad, cuidado familiar y otros factores. Si transitamos a una economía más circular, eso no habla necesariamente de las vulnerabilidades de las relaciones entre las organizaciones.
“Nuestra infraestructura es netamente extractiva, entonces, ¿qué queremos? ¿Seguir extrayendo roca pero con hidrógeno? ¿Tener buques factoría extrayendo pescado pero con hidrógeno? ¿Qué es reactivación sostenible? ¿Extraer materia prima sin manufacturarla ni hacerla circular? Si es así, lo hemos entendido mal. No se trata de un reemplazo de combustibles ni de fuentes limpias, ni de circularizar lo extractivo que ya tenemos. La solución, si me pides casarme con algo, es la diversificación de la economía mediante la manufactura”.

-¿Sientes que la ambición climática puede pasar a segundo plano en virtud de la urgencia sanitaria?
-Es que los medios tratan los temas como si fueran parcelas independientes, y separan lo medioambiental de lo climático y de lo social. No hay que separarlos. Tenemos que partir diciendo que el COVID-19 nace de una zoonosis producto de la pérdida de biodiversidad. Asociamos que la crisis de salud no tiene nada que ver con la crisis ambiental, siendo que tiene que ver y mucho. Vemos que Greta desapareció de los medios, los pueblos originarios lo mismo, ha aumentado la violencia de género en los hogares. Olvidamos que la reactivación sostenible se basa en 17 ODS, y la acción climática es uno de esos 17. El hambre que está pasando la gente en Chile no se produce porque no tengamos cadenas, sino porque la gente no tiene acceso a la comida, no tiene ingresos para acceder a ese bien, y por eso está el subsidio de 100 mil pesos. Medioambientalmente podemos producir alimentos, pero socialmente tenemos un problema de inequidad, y ese es uno de los ODS. O sea, ¿qué parte no estamos entendiendo?
-¿Sientes que ha quedado expuesto el modelo chileno ante la falta de respuesta del Estado ante una crisis de esta magnitud?
-Ninguna de las administraciones el Estado ha trabajado con una visión hacia el desarrollo sostenible. Siempre hemos tenido esa vulnerabilidad social. Esta crisis es un estrés al sistema y aquellas fisuras se hacen más evidentes. Pero hace años nosotros venimos diciendo que el 80-85% son pequeñas y medianas empresas, que les cuesta mucho competir. Y siempre hablamos del emprendedor con determinado perfil: que sale de su trabajo, post 40 años, con ingresos. Pero no cualquiera emprende. Y ese emprendimiento podría ser verde, con energías renovables, pero ¿de qué te sirve si la probabilidad de éxito de esos casos es baja, debido a la estructura económica?
-Tú haces una distinción entre el modelo económico y la estructura económica. ¿Hacia dónde hay que apuntar entonces?
-Sí, una cosa es el modelo y otra cosa es la estructura. El modelo es uno solo a nivel mundial, ya ganó: es el de acumulación de capital. Hasta en China tienen este modelo. La estructura es lo que difiere en los países. Si en Chile transitamos hacia una reactivación sostenible, tenemos que dejar de verlo como algo verde, ya que vamos a tener los mismos problemas sociales, pero con menos emisiones. Lo segundo importantes es que las cosas buenas deben perfeccionarse, como dije anteriormente. Es decir, deben mejorar los mecanismos como inclusión, acceso al crédito, equidad, crecimiento de pymes, generar mercados tecnológicos pequeños y manufacturas de pequeños. Nuestra infraestructura es netamente extractiva, entonces, ¿qué queremos? ¿Seguir extrayendo roca pero con hidrógeno? ¿Tener buques factoría extrayendo pescado pero con hidrógeno? ¿Qué es reactivación sostenible? ¿Extraer materia prima sin manufacturarla ni hacerla circular? Si es así, lo hemos entendido mal. No se trata de un reemplazo de combustibles ni de fuentes limpias, ni de circularizar lo extractivo que ya tenemos. La solución, si me pides casarme con algo, es la diversificación de la economía mediante la manufactura.
-Si hablamos de perfeccionar lo que está bien, hay que asumir que el estallido social hizo un cuestionamiento al modelo, sobre lo que hay que cambiar de raíz. ¿Por dónde pasarían esos cambios?
-Debemos tener una política industrial. La economía circular se ha tomado más como un eslogan que lo que realmente es. Ha sido adoptada como política industrial para el desarrollo de manufactura en Europa. Chile podría transitar a un proceso de manufactura asociado a la diversificación de los procesos productivos. Antes se decía que Chile no podía hacer baterías de litio porque estábamos muy lejos de los mercados de destino, pero bueno, para eso estudiamos en la universidad. No le hemos metido innovación y nos vamos por la parte más fácil. El desafío es cómo ser competitivos en la fabricación de estos productos. Todo lo importamos y podemos ser proveedores de soluciones. Hemos reducido en Chile la circularización de procesos a reciclaje. Nunca le hemos metido mano a la política industrial en el desarrollo de una agroindustria no intensiva, sino diversificada, por ejemplo.
“Antes se decía que Chile no podía hacer baterías de litio porque estábamos muy lejos de los mercados de destino, pero bueno, para eso estudiamos en la universidad. No le hemos metido innovación y nos vamos por la parte más fácil. El desafío es cómo ser competitivos en la fabricación de estos productos. Todo lo importamos y podemos ser proveedores de soluciones”.
-¿Chile debería replantear su meta de ser carbono neutral al 2050, a raíz de la emergencia sanitaria?
-Las metas son una hoja de ruta, y estamos en una hoja de ruta trazada. Pero siento que no hemos partido esa ruta ni siquiera de lo que nos comprometimos en el Acuerdo de Paris. Me parece bien que nos planteemos metas, pero falta responder al cómo. Cómo lo transformamos en políticas públicas más allá de la ley marco de cambio climático. Somos buenos para camuflar las metas.
-También has hablado de que hay países que están elaborando estrategias directamente de carbono negatividad, es decir, un paso más allá de la carbono neutralidad.
-Claro, porque si somos carbono neutrales, el planeta va a seguir acumulando emisiones porque hay un efecto de inercia. Te lo planteo de otra manera: si estoy en sobrepeso con cinco kilos demás, logro ser caloría neutral, es decir, lo que como es lo mismo que gasto. Eso no significa que voy a bajar de peso, hay que hacer más ejercicio para consumir más energías de las que tienes. Afuera ya están pensando cómo mirar hacia la carbono negatividad.
-¿Qué oportunidades para el desarrollo sostenible ves en esta crisis sanitaria?
-Es una oportunidad para que la banca premie a las pymes que tengan buenos indicadores o factores de sostenibilidad. Es decir, que haya un castigo del crédito a quienes no tengan esos factores, y beneficios a quienes sí lo tienen. Eso lo tiene la banca en Europa. Apuestan por aquellas pymes que apuntan a la inserción laboral de la mujer, a la inclusividad, con eso te vuelves más atractivo para el crédito, en la medida que vayas teniendo más indicadores.
-¿Cómo interpretas esta expresión de la naturaleza en estos tiempos de confinamiento, ante la falta de movimiento en la economía? ¿Crees que será algo transitorio y que la reactivación implicará volver al ritmo galopante anterior, con los sucesivos costos medioambientales y sociales?
-El sistema económico está hecho para crecer, no para mantenerse ni disminuir su consumo. En la medida en que aumentas el consumo, físicamente ello implica que son materiales y energías que fluyen en el sistema. Si los países son más ricos, acceden a más bienes. Y los productos tienen que ser más baratos, pero al ser más baratos, alguien paga ese costo. Y los costos son ambientales y sociales: bajos sueldos, malas condiciones laborales. Cuando vemos que se manufactura en China, Bangladesh o India, no es que los productos salgan más baratos, sino que hay menos rigurosidad regulatoria, menos condiciones laborales y el costo de la mano de obra es muy barato. Tengo un producto de calidad, pero sobre un subsidio social y ambiental enorme. Y producido a carbono. Si la gente cambia el patrón de consumo, igual hay una capacidad instalada que es muy grande. Si se reactiva esa demanda, en lo posible hay que quitar fábricas para empalmar el consumo y la producción sostenible. Esa capacidad instalada no la puedes sacar. En términos de balances de masa, durante la pandemia se ha reducido el consumo, pero la producción sigue estructurada físicamente para una demanda superior. Cuando esto se reactive, hay que tratar de que esa capacidad instalada, al menos, no funcione con combustibles fósiles.